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CHELSEA 4 - NÁPOLES 1 | LIGA DE CAMPEONES

Una clasificación sustentada en la veteranía

Durísima pase del equipo inglés, que no llegó hasta el gol de Ivanovic en el 105. Antes marcaron Drogba, Terry y Lampard. No fue la mejor noche de Mata. Y Torres sigue sin ver puerta.

DAVID F. SANCHIDRIÁN
Una clasificación sustentada en la veteranía

Sería fácil subirse ya al barco de Di Matteo. Y de necios sería pasar por alto la transformación del equipo. Si los jugadores quisieron cargarse a Villas-Boas será algo que nunca se sabrá, pero la imagen del equipo londinense ha mejorado con el ascenso del técnico italiano, con fecha de caducidad en junio. La debacle de la ida en San Paolo avivó el escepticismo de la parroquia 'blue'. Así que Di Matteo tiró de los pesos pesados del vestuario para dar la cara y sacar brillo al escudo bañado en el oro de Abramovich. Jugadores que han rozado la Liga de Campeones varios años y que esta edición puede ser su última oportunidad.

Y no fallaron ni a su equipo ni a su país, que con el pase a cuartos salvaron la honra de un país acostumbrado a caminar con esmoquin por esta competición. Terry, Lampard y Drogba impusieron su veteranía y pegaron un puñetazo en la mesa para alcanzar los cuartos de final del torneo más importante de Europa. Suyos fueron tres de los cuatro goles del Chelsea. El champán lo descorchó Ivanovic en la prórroga de un partido exquisito. Gozó del ritmo británico y del contragolpe implantado por un Nápoles que nunca le perdió la cara al partido. Los de Mazzarri se marchan de la Liga de Campeones con la cabeza bien alta y fiel a su estilo en todo momento. La ventaja de la ida no les enclaustró en su área y nunca titubearon a la hora de contragolpear, aunque las mirillas del tridente napolitano no parecían calibradas en Stamford Brigde.

La genética napolitana no entiende de cobardías y Mazzarri no desentonó con una táctica amilanada en Londres. Salió con su defensa de tres, dos interiores solidarios en defensa y su tridente demoledor (Hamsik, Lavezzi Cavani). El once del Chelsea tampoco sorprendió a nadie. Las incomparecencias de Mata, Essien y Sturridge en Stoke desempañaban todas las dudas de una alienación cargada de pesos pesados. Torres tampoco apareció el sábado por la ciudad de Robbie Williams y hoy se quedó de nuevo en el banquillo. Eso ya no es noticia en el barrio londinense. Di Matteo cuenta sus partidos por victorias y se negó a cambiar algo que funciona.

El Chelsea salió con fuerza y velocidad para adelantar el trabajo en el menor tiempo posible. Parecía que eso escocía al Nápoles, pero pronto hizo muecas de su saber estar. El equipo napolitano despistaba con cara de agobio atrás, pero a la mínima oportunidad hurgaba en la herida del conjunto inglés. La misma que abrió en San Paolo hace unas semanas. A base de contragolpes de libro, el Nápoles puso en aprietos a Cech en tres ocasiones durante el primer cuarto de hora. Y una para cada buque acorazado napolitano.

El Chelsea se atragantó con las ocasiones de Hamsik, Cavani y Lavezzi, pero lo digirió sin dar rodeos. Sin desplegar un fútbol superior a su rival, los de Di Matteo consiguieron lo más difícil: el tanto de la esperanza. Ramires la puso desde el costado zurdo y Drogba entró como un cohete para cabecear el balón a las mallas.

El tanto engalanó al Chelsea. Las piernas inglesas se deshicieron del plomo y por fin se vieron buenas asociaciones en una sala de máquinas alimentada por Mata y Lampard. Para más inri el Nápoles fue zarandeado con la lesión de Maggio. Dossena se juntó con un grupo de futbolistas acogotados en el medio e imprecisos en la última línea. Cavani y Lavezzi lo seguían intentando pero sus disparos ya no encontraban los tres palos de Cech.

El Nápoles sudó la gota gorda durante los últimos minutos del primer acto. El Chelsea acosó y se pudo ir al descanso con los deberes hechos si no hubiera aparecido Cannavaro desde atrás para sacar un disparo de David Luiz a pase de Mata. Se libró al final del primer tiempo pero la condena llegó nada más reanudarse el encuentro. Un minuto tardó el Chelsea en poner en bandeja la eliminatoria y lo consiguió gracias a una conexión veterana. Un saque de esquina botado por Lampard fue rematado por Terry ante la pasividad de la defensa italiana.

Si algo nos ha enseñado el Nápoles esta temporada es que nunca hay que darles por muertos. En la ida se sobrepuso con facilidad al gol de Mata y no encaró de otra manera el golpe de Terry. Tras unos merodeos de Lavezzi por el balcón del área inglesa, el Nápoles se agarró de nuevo con fuerza a la eliminatoria gracias al gol de Inler. Terry dejó muerto un despeje al borde del área, el suizo amortiguó el balón de forma espléndida y su disparo a bote pronto se coló en la portería 'blue'.

Ivanovic descorcha el champán 'blue'

Di Matteo, al que tildan de gurú de las adversidades, fijó sus ojos en Fernando Torres para solucionar la papeleta. El madrileño no se escondió pero se le sigue viendo lento en los movimientos. De todas formas el guión estaba escrito para que la novela fuera protagonizada por los veteranos del Chelsea. Y en ese punto de la obra apareció la mano de Dossena para ceder el protagonismo a Lampard. El centrocampista ejecutó con potencia la pena máxima y dejó igualada la eliminatoria.

El avistamiento de la prórroga convirtió el partido en un correcalles y lleno de imprecisiones. El Chelsea insistió con más ahínco pero Aronica parecía un portero de discoteca, al que no había forma de engañarle para pasar.

El cansancio o el miedo a ser pillado por la espalda bajaron las revoluciones del partido. Y en una jugada a espaldas de la defensa del Nápoles tuvo Fernando Torres la ocasión más clara. Una mala salida de De Sanctis le dejó solo pero la portería se le hizo pequeña. Por suerte para el Chelsea, Drogba sí tenía su noche. Viendo que su pase anterior a Torres no dio resultado, decidió buscar a Ivanovic a la siguiente oportunidad. Y el serbio, lejos de sentirse extraño en área rival, encañonó para poner patas arriba Stamford Brigde. Di Matteo solucionó el desaguisado de Villas-Boas y el Chelsea seguirá dando guerra por Europa este año. Se despide un digno Nápoles, que murió con las botas puestas y fiel a su filosofía.