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LIGA BBVA | VILLARREAL 1 - GETAFE 2

Un buen Getafe deja al Villarreal al borde del abismo

El cuadro azulón deja a los castellonenses a tres del descenso. Marcaron Diego Castro y Barrada para el Getafe, y Nilmar para el Villarreal. Borja Valero falló un penalti en la primera mitad.

P. BARGUEÑO
<b>VILLARREAL 1 - GETAFE 2</b>.
VILLARREAL 1 - GETAFE 2.Ángel Sánchez

Como una estrella de rock marchita, el Villarreal coqueteó con el suicidio. No tenía buenos números en casa, -tampoco fuera-, pero esta noche, sin nada que ofrecer, se situó a tres puntos del descenso.

Un prozac necesitó en la primera parte el Villarreal, o al menos algún placebo que le hiciera pensar que puede volver a ser grande. La plantilla sigue siendo competitiva, pero los futbolistas se encontraron durante los primeros 45 minutos alicaídos, desaliñados, y ofrecieron una imagen bastante pobre a los valientes aficionados que fueron al estadio este lunes por la noche.

Los de Molina tienen buenos nombres, como Cani, que intentó romper en diagonal ya en el minuto dos, aunque su disparo llegó flojito a Moyá. O como Borja Valero, que intentaba poner algo de orden y verticalidad en el juego del Submarino. Pero el Getafe hizo diana primero, y muy pronto. En el minuto seis, y con una alarmante falta de intensidad defensiva por parte del Villarreal, Miku entró a placer en el área de Diego López, y sirvió a Diego Castro para hacer el 0-1.

El gol ponía en una tesitura muy complicada al conjunto castellonense, pero la reacción no llegó. Demasiado pronto para asimilar el gol, quizá. Porque es incomprensible que el talento del once del Villarreal no saliera a relucir. Borja Valero se obstinaba en mandar balones en profundidad a Nilmar, pero la defensa del Getafe estaba seria, expeditiva. La única ocasión de jugada más o menos clara de los locales en la primera parte llegó en el minuto 15, cuando Nilmar aprovechó un pase a la espalda de Mané, pero Moyá paró en dos tiempos.

Tras esa jugada, el partido se puso feo, y la afición obsequió a los suyos con una importante pitada. Quizá sirvió de revulsivo, porque en el minuto 16 Míchel arrolló de manera un tanto inocente a Jaume Costa, y el colegiado Pérez Montero pitó penalti. Lo lanzó Valero... pero Moyá no se inmutó, y el balón fue al centro de la portería, como en tantos penaltis lanzados, sólo que esta vez, el muñeco estaba ahí.

El devenir del partido era incierto. ¿Quién dominaba? Probablemente ninguno de los dos equipos, y menos lo hicieron en el tramo final de la primera mitad, porque el juego se endureció. En el minuto 27, amarilla para Alexis por una fea entrada sobre Ángel, y en el 28, para Jaume Costa, también a destiempo sobre Valera. Ambas justas, a destiempo, potenciadas por el regado césped de El Madrigal.

La segunda gran ocasión del Villarreal llegó también a balón parado. En el minuto 37, Marcos Senna mandó al travesaño un espectacular lanzamiento de falta, con una técnica a la altura de muy pocos. El capitán del Villarreal no necesitó imprimir excesiva potencia para que su disparo se fuera envenenando e hiciera estéril el movimiento de Moyá. Y antes del descanso llegó la tercera. En la jugada más polémica de la primera parte, Cata Díaz toca al brasileño, que exagera la caída, lo suficiente para que el colegiado andaluz señalara penalti, que esta vez, lanzado por Nilmar, supuso el 1-1 en el minuto 43.

No se puede decir que en la segunda mitad se enchufara el Villarreal, pero al menos de cara a la galería, comenzó dominando, cansinamente, eso sí. El equipo azulón entregó el balón -si es que alguna vez lo había tenido- y se limitó a esperar en su campo, la clásica situación en la que el local busca la victoria y el visitante, contento con el empate, sale a la contra. Y en una de esas apareció Miku, el delantero bandera del Getafe, como demostró esta noche una vez más. Porque en el minuto 61, lo que le llegó al venezolano no fue un centro, sino un misil que supo amortiguar con su pecho, colocar el balón de cara a portería y rematar, aunque Diego López estuvo seguro en su salida.

El Villarreal no daba para mucho más, aunque Cani lo intentó como pocos. En el 68 de partido, el jugador zaragozano subió las pulsaciones del partido, se fue de un par de defensas y estuvo a punto de marcar, pero al final se escoró demasiado y se quedó sin ángulo. Molina hizo cambios, aunque sin fortuna. Se marchó Gonzalo y entró Marco Rubén; también ingresó Joselu en lugar de Nilmar, pero inexorablemente, el Villarreal se iba apagando y se iba asomando al precipicio.

El Getafe fue consciente poco a poco de que enfrente no estaba el Villarreal, sino su alter ego de serie B, así que se puso manos a la obra, y encontró la recompensa. En el minuto 72, Barrada hizo el 1-2 tras una asistencia de Pedro León, aunque el mérito fue de Diego Castro, que asistió a éste de manera magistral.

Lo siguió intentando tímidamente el Villarreal, y Cani, el mejor del cuadro castellonense, pudo empatar en el minuto 89, pero el Getafe hizo un partido serio, sobre todo con las ideas muy claras y muy fuerte en defensa. Tres puntos de oro para Luis García, y tres derrotas consecutivas para Molina. Las alarmas del Submarino están encendidas. La Liga se le va a hacer larga.