La Real Sociedad saldrá con la lección aprendida

Si, como defienden las matemáticas, hay todavía una puerta abierta a la esperanza para el Real Zaragoza, esa puerta está en Anoeta. El estadio de la Real Sociedad marca la frontera con eso que todo el mundo en la capital aragonesa considera una utopía, escapar del descenso. La condición desesperada del equipo de Manolo Jiménez provoca una indisimulada aprensión en sus rivales: puede más el instinto que la evidencia de su último puesto. Y en la Real, a seis puntos del descenso, no ganar hoy agitará los incómodos fantasmas del peligro.

La Real saldrá con la lección aprendida después de que el curso pasado se complicara la vida precisamente ante los colistas. Por este motivo ha llamado Montanier a lo de esta tarde "partido clave": una hipérbole significativa. El francés debe rehacer sus laterales por las bajas de Carlos Martínez y Cadamuro, con Estrada y De la Bella. Y recupera a Illarramendi tras su sanción de dos encuentros, así que hay competencia en el medio. En el Zaragoza la clave de bóveda del once es Lanzaro, que llega justo. Con el italiano, Jiménez tiene una solución natural para la zaga. Los cambios pueden venir en la línea de medias puntas, donde Juan Carlos y Oriol optan al puesto de Lafita.

Vistos de antemano, la esperanza del Zaragoza y el temor realista parecen irracionales. Pero en el fútbol, como en el fondo del mar, las distancias son engañosas. La Real busca su cuarta victoria seguida en Anoeta; el Zaragoza debe seguir agitando el fondo de la tabla. Puede salir del último puesto, donde lleva desde el 4 de diciembre.

Los maños pueden subir un puesto

El Zaragoza no ha ganado dos partidos seguidos este año: sería raro que lo hubiera hecho, porque sólo ha acumulado cuatro victorias en 25 jornadas. Pero hoy tiene a tiro abandonar la última plaza. Ha de vencer en Donostia, en lo que sería su segunda victoria consecutiva, y esperar que el Sporting caiga contra el Sevilla.