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Liga BBVA | Granada 0 - Valencia 1

La suerte del otro campeón

El Valencia se afianza como tercero, líder de la otra Liga. Marcó Feghouli, con la ayuda de Julio César. Jaime se topó con el poste. El efecto Abel se diluye

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<b>JUVENTUD Y VETERANÍA. </b>Jordi Alba intenta robar el balón a Cortés, ayer titular en el Granada.
JUVENTUD Y VETERANÍA. Jordi Alba intenta robar el balón a Cortés, ayer titular en el Granada.

Respira el Valencia y lo hace aún más Emery tras un triunfo en Los Cármenes que relanza al equipo ché en su puesto Champions y le da mucha moral para la Europa League. Esta vez le bastó con un gol de Feghouli, la inestimable colaboración de Julio César y un poco de suerte tras el descanso -Jaime Romero mandó un balón al poste- para sentenciar a un gris Granada, que ve cómo poco a poco se va evaporando el efecto Abel. Y el descenso sigue a la vuelta de la esquina. Le puede salvar en su vuelta a la élite la irregularidad y el nerviosismo de los de abajo, porque este Granada tiene equipo para dar más de sí. También el Valencia puede mejorar, pero será el campeón de la otra Liga salvo hecatombe. Porque ayer hizo bien su trabajo y el cuarto se le queda ahora a seis puntos. Lo del fútbol espectáculo ya quedará para tardes mejores. Eso sí, alguna que otra pitada le espera por escuchar todavía a Emery en Mestalla. Así es el fútbol.

Puede que la afición ché tenga razón en sus críticas y en exigir más de lo que ofrece este Valencia. Pero los números son los números y ahí poco se puede rebatir. Hay días, como ayer en Granada, que tira de solvencia para ganar, dejando a un lado ese dogma de jugar bien al fútbol que tanto gusta en los aficionados. Porque salió un partido timorato e impreciso. Muy poca calidad para una tarde preciosa en la ciudad de La Alhambra y que olía a partidazo. Pero hubo poco de lo esperado, casi nada. Sin Martins, el Granada es menos Granada, como si le faltara la pieza fundamental para que su engranaje funcione. Tampoco aporta mucho Ighalo, el héroe de Los Cármenes que va cada día a menos. El nigeriano no aprovechó el cansancio de su compatriota Uche y volvió a pasar desapercibido. Y Geijo sigue esperando una oportunidad de inicio, aunque ayer estuvo igual que Ighalo en la media hora que disputó. Es decir, mal y desaparecido. Lo de Julio César es ya un tema tabú. Abel sí que respira: Roberto podrá jugar en el Calderón.

Soldado, sin gol. El Valencia quiso estar en el partido pero siempre tuvo una mirada en el PSV. Y eso que Emery sorprendió con un once titular de lujo. Toda la artillería en el campo y Soldado de referente. El capitán ché pareció más entonado que otras veces pero infinitamente distinto al que marcó un hat-trick con la Selección hace sólo cinco días. Quizás tengan parte de culpa en su magnífico rendimiento con la Roja esos locos bajitos que tanta felicidad están provocando en los españoles. Porque a Soldado parece que le han echado últimamente un mal de ojo cada vez que viste la camiseta del Valencia, ayer la negra. Ya suma casi 500 minutos (487 exactamente) sin marcar en la Liga como jugador ché -su récord negativo-, mucho tiempo para el que puede ser el 9 de España en la Eurocopa.

Pero este Valencia no sólo es Soldado. Cuando juega bien, gana. Y cuando lo hace regular tirando a mal, como ayer, también. Incluso tiene una dosis de fortuna que suele acompañar a los grandes, como en el gol de Feghouli o el tiro al poste de Jaime Romero. En el Granada todo es diferente, por algo estará luchando hasta el final por la salvación. Para lograrla, debe asegurar su portería, porque Julio César está hecho un flan y nunca hace olvidar a Roberto, y necesita a Martins como el comer. El portugués juega y hace jugar y ayer nadie le suplió. Un par de jugadas en la primera parte y la citada de Jaime a la madera fueron el bagaje local en ataque con serio peligro. Muy poco para un equipo que sobrevive como puede y que ha perdido el buen tono en las dos últimas semanas. Ahora le toca el Calderón, una final ante el Sporting y mucho sufrimiento en el Camp Nou. Como salga torcido de este Tourmalet liguero pintarán bastos por Los Cármenes. Y con presión es más difícil jugar. De eso mismo está doctorado Emery en Valencia, pero le gusta la exigencia y sueña con lo que le viene por delante. Espera el PSV y la Champions parece que otro más no se le escapará.

El Valencia sabe jugar con las tarjetas

El Valencia se marchó ayer de Granada con nueve jugadores titulares amonestados, pero con un trabajo muy bien hecho. Los pupilos de Emery supieron jugar perfectamente en cada momento con las amarillas hasta tal punto de que ninguno de los jugadores vio la roja. Eso también es saber de fútbol.