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Liga BBVA | Sevilla 1 - Atlético de Madrid 1

Todos corren y Navas piensa

Empate justo en un partido intenso. Salvio adelantó al Atleti. Empató Babá. Ambos siguen en mitad de tabla. Los del Cholo dieron la cara sin sus figuras.

<b>LUCHA. </b>Adrián trata de zafarse de Spahic en una pugna por el balón.
LUCHA. Adrián trata de zafarse de Spahic en una pugna por el balón.

Simeone se fue al vestuario celebrando el empate y, aunque resulta algo extraño festejar el quinto partido seguido sin ganar, lo cierto es que el puntito que arrancó el Atleti del Pizjuán fue meritorio. Mucho. Sin sus tres estrellas más reconocidas (Falcao, Diego y Arda), los rojiblancos partían como víctima propiciatoria para el recuperado Sevilla de Míchel. Y no lo fueron. De hecho, hasta que tras el descanso Navas y Kanouté, dos fenómenos, se empecinaron en tirar de su equipo como una madre arrastrando a su hijo al cole quiera o no quiera, el Atleti dominó con suficiencia y se acostó a dos puntos de Europa y a cinco de Champions (como el Sevilla) cuando encara el tramo amable del calendario. Se receta calma.

La primera parte fue rojiblanca. Míchel salió con cuatro atacantes y sólo dos medios, uno de ellos Rakitic, más artista que obrero. Enfrente, cuatro centrocampistas (Tiago, Gabi, Mario y Koke). El desequilibrio fue el esperado. No lo fue el héroe del Atleti: Salvio. Descifrar al argentino es lidiar con un hijo adolescente, cualquier reacción es posible ante un mismo estímulo. Igual se pone tierno que borde, corre que frena, tira que pasa, desborda que tropieza. Ayer, durante 45 minutos, fue un hijo modélico.

A los 9', se adelantó perfectamente a Fernando Navarro para cabecear como si fuera Falcao un centro de Gabi. Y aún forzaría a Palop a lucirse en tres ocasiones más antes del parón. Con Adrián algo difuminado, entre el cansancio y la añoranza de su socio colombiano, el argentino asumió el protagonismo, bien acompañado por Gabi (cada día mejor) y los dos laterales. Al Sevilla apenas le sostenían la garra (a menudo descontrolada) de Medel y algún detalle del eterno Kanouté.

Reyes, como tantas veces, confundió el enemigo y se enzarzó en una pelea con el árbitro a ver quién era más cabezón. Uno se caía fácil y el otro no pitaba falta así le dispararan. Lo cierto es que, en un partido de intensidad desatada, Álvarez Izquierdo no ayudó a poner calma. Especialmente curioso fue su convencimiento de que tocar el balón con la mano ya no es falta. Cosas.

Pero el Atleti no aprovechó su mando y del descanso emergió otro Sevilla, uno liderado por este nuevo Navas, que es el antiguo. Gran noticia. Kanouté, que con esa mente puede jugar hasta que le dé la gana, lo vio claro: "No tenemos centro del campo y el bueno es Navas". Así que dio diez pasos atrás, se disfrazo de medio y únicamente miró hacia la banda derecha.

Reacción. En el Atleti, el fuelle se acabó y Salvio volvió a su versión caótica. El empate fue una dura comparación entre su sabiduría y la del malí del Sevilla. En un contraataque de tres contra uno, Salvio condujo sin mirar hasta perder la pelota en la frontal. En la contra-contra, Kanouté tardó una milésima de segundo en detectar a Navas y ponerle el balón en ventaja. Medio gol. El otro medio lo puso el extremo con un pase a medida a Babá, que no tuvo ni que apuntar para marcar.

La igualada volteó definitivamente la contienda y Courtois evitó la venganza de Reyes en un cabezazo a bocajarro. Pero el justo empate ya no se movió. El punto no resuelve dudas a ninguno, pero tampoco les hiere. Les queda vida y tiempo en una carrera por la Champions que parece disputarse a la pata coja.