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Liga BBVA | Racing 1 - Sporting 1

Perdieron los dos

El empate deja a ambos en descenso. El Racing buscó más la victoria. El gol de Barral cambió todo.

<b>GRAN ACCIÓN. </b>Botía impide in extremis que Stuani mande un balón claro al fondo de las mallas gijonesas.
GRAN ACCIÓN. Botía impide in extremis que Stuani mande un balón claro al fondo de las mallas gijonesas.

Perdieron los dos porque el empate no les saca de pobres y les va a mantener en puestos de descenso. Perdieron los dos porque el Racing dio todo lo que tiene por la victoria y se topó con sus propias limitaciones cara al gol y el Sporting, que casi siempre pareció haber salido a por el empate, se vio por delante en el marcador y por momentos creyó que empezaba en Santander la remontada. Perdieron los dos, en suma, porque en la posición en la que se encuentran, sobre todo el Sporting, un (solo) punto más, es en realidad una jornada menos.

El Racing fue mejor. Así, con minúsculas. En un combate en Las Vegas, a los puntos, Dios sabe a quién le hubieran dado la victoria. Y si pareció ligeramente superior fue, sobre todo, por actitud, por que fue el único que arriesgó en pos de la victoria. El Sporting, ya se puede afirmar después de este segundo partido de la era Clemente, es otro. Ni mejor, ni peor. Otro. Los rojiblancos han perdido con el cambio de entrenador ese descaro, esa frescura, ese punto de locura (para lo bueno y para lo malo) que fue marca de la casa durante el lustro de Preciado. Ahora se junta mucho más atrás, parece más sólido, pero se intuye que va a hacer que los dos porteros, el suyo y el rival, intervengan menos. ¿Cuál es la mejor fórmula estando a seis puntos de la salvación?

Trallazo. Los del triunvirato fueron de salida a por el partido. A pecho descubierto. Durante la primera media hora merecieron, aun sin muchas opciones claras, adelantarse en el marcador. A partir de ahí, cuando se les fue acabando la chispa, el partido se igualó y en el 42' Barral aprovechó una falta (regalada por Bernardo en su único fallo del partido) para mandar un trallazo impresionante hasta el fondo de las mallas. Fue por el palo el portero, es verdad, pero iba tan fuerte e hizo tantos extraños que uno tiende a ser indulgente con Toño.

En la reanudación, otra vez el Racing a la carga, con más corazón y entrega que calidad, y el Sporting metido en la cueva. Aunque el riesgo asumido por los locales iba en aumento, parecía cuestión de tiempo que pasara algo en el área asturiana. Y paso. Un penalti, que pareció claro, sobre Stuani, que él mismo transformó.

El cuarto de hora final fue magnífico. No había mucha calidad en la cancha, ni quedaban muchas reservas físicas, pero ni uno de los 15.902 espectadores que estábamos en El Sardinero pudimos sustraernos a la emoción electrizante que recorría el estadio. Ocasión para Stuani, para Gregory, para Jairo, para Sangoy... Se mascaba la tragedia. Eso también es fútbol.