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Serie A | Milán 1 - Juventus 1

Milan y Juve firman tablas en un polémico partido

Tagliavento no marcó como gol un remate de Muntari que Buffon sacó de dentro de la portería y luego anuló un gol que parece legal a Matri. Nocerino y Matri fueron los goleadores.

Rubén Jiménez
Actualizado a
Milan y Juve firman tablas en un polémico partido

El colegiado Tagliavento se convirtió en el protagonista del partido al no dar como válido un gol de Muntari que Buffon sacó de dentro de la portería. El cuadro de Allegri, que llegaba en el mejor momento de la temporada tras el 4-0 al Arsenal y líder (con un partido más que la Juve) de la Serie A, dominó durante gran parte del encuentro hasta que, en el tramo final, dejó más espacio para que Pirlo, en su vuelta a San Siro, pudiese pensar y acabo pagando caro el no haber sabido cerrar el encuentro.

Un Milan renovado, joven y veloz sorprendía desde el inicio a la Juve, que no encontraba a un Pirlo que volvía a la que fue su casa futbolística y se reencontraba con la afición a la que tantas tardes de elegancia y buen fútbol dio. Robinho y Emanuelson corrían y corrían y en un contraataque llegó el primer tanto. Bonucci tenía un error grosero a la hora de sacar el balón jugado desde atrás, Robinho cortaba y el balón le caía a Nocerino, que disparaba de lejos. El esférico se cruzó en su camino con Bonucci, que desviaba el chut y era quien introducía, como penitencia por su mal pase, el balón en la portería de Buffon.

Pero la jugada que quedará en el recuerdo fue la del gol de Muntari. Que fue gol para todo San Siro, para los 22 jugadores, para los dos banquillos y para el medio mundo que estaba atento al partidazo de la jornada en Italia. Pero quien decide si un gol es gol y sube al marcador es un señor con un silbato, en este caso llamado Paolo Tagliavento y decidió con la complicidad de su asistente, negar la mayor y no conceder el tanto rossonero.

Todo se origina en el minuto 25 en un saque de esquina botado por Emanuelson que encuentra la cabeza de Mexés, el remate del francés se encuentra con un paradón descomunal de Buffon, pero el esférico queda muerto, a placer para Muntari, que con la cabeza remacha el segundo tanto del Milan. Buffon, superado, saca el balón de dentro de la portería (de bastante dentro de la portería), acto que engaña al señor Tagliavento y le hace creer que el gol no había sido tal. Error garrafal del colegiado y de su asistente.

Algunos dirán que es normal en el fútbol, que el árbitro también forma parte del juego y que los errores son un ingrediente más de la salsa que hace que este deporte enganche. Otros apelarán a la justicia, a la imposibilidad de que un error humano pueda cambiar el resultado de un partido y establecerán símiles entre el fútbol y otros deportes. Sin ir más lejos, el Inglaterra-Gales del VI Naciones de rugby se ha decidido a favor de los galeses gracias a que el juez de vídeo (sí, existe una figura así) no ha dado como valido un ensayo inglés en el último minuto. El debate es largo y añejo, casi tanto como los dirigentes del fútbol mundial.

La segunda parte fue casi un correcalles en el que ambos cometían imprudencias. Los de Conte dejaban campar a sus anchas a Robinho y el Milan cedía terreno a Pirlo. La batuta de la Juve, tantos años dirigiendo a la orquesta contraria, cada vez se sentía más cómodo y engrasaba la máquina bianconera, que buscaba la pieza que le faltaba en el engranaje, la decisiva, el delantero. Entró Matri y cambió el partido. Las dos ocasiones que tuvo las metió. La primera, a diez minutos del final, fue anulada por un más que dudoso fuera de juego, pero a la segunda nadie se interpuso en su cita con el gol. Voleó con la derecha como mandan los cánones, acomodando el cuerpo y enviando el balón al fondo de las mallas de un Abbiati desolado.

Al final un reparto de puntos que deja la tabla como estaba, con el Milan un punto por encima de los de Turín, que aún deben jugar el encuentro aplazado contra el Bolonia. La imagen del balón en la portería de Buffon y el juez de línea al fondo mirando fijamente dará la vuelta al mundo. Lo mejor para el Milan, que Robinho está casi en su mejor versión, lo mejor para la Juve, que Pirlo, ahora, juega con ellos.