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Europa League | Atlético 1 - Lazio 0

Plácido paseo y toca el Besiktas

El Atleti rotó y eliminó sin apuros al Lazio. El equipo turco, rival en octavos. Godín marcó el gol. Adrián volvió a brillar. Notable Salvio. Reapareció Sílvio.

<b>OCASIÓN DE SALVIO. </b>Salvio fue uno de los jugadores más activos a la  hora de intentar batir a Bizzarri. En la imagen, intenta zafarse del defensa Lulic.
OCASIÓN DE SALVIO. Salvio fue uno de los jugadores más activos a la hora de intentar batir a Bizzarri. En la imagen, intenta zafarse del defensa Lulic.

Cumplió el expediente el Atlético y lo hizo con solvencia. La brillantez ni se esperaba ni se requería tras el 1-3 de Roma, pero los rojiblancos apretaron lo necesario para ganar de nuevo al Lazio, evitar cualquier atisbo de susto, ofrecer un espectáculo razonable a su afición y lograr que las necesarias rotaciones de Simeone, con el Barça a la vuelta de la esquina, no resultaran traumáticas. Misión cumplida de maravilla y en octavos espera el Besiktas de Simao.

Menos lo fue el partido de ayer, todo hay que decirlo. El Lazio llegaba en proceso de descomposición, con su plantilla en cuadro y su entrenador dimitido. El único peligro para el Atleti era que él mismo se disparase en el pie, una de sus aficiones históricas favoritas, pero con Simeone las tonterías han emigrado. Pese a que el técnico reservó de inicio a Falcao, Arda, Tiago y Filipe, el dominio local fue total, que no apabullante, de principio a fin.

En el Lazio los únicos que viajaron a Madrid con ganas de guerra fueron sus tristes ultras, porque los futbolistas intentaron salir a jugar envueltos en una bandera blanca. Como la UEFA no les dio permiso, vistieron de azul oscuro, casi de luto. Muy propio. Sin Klose, ni siquiera mostró espíritu. La dimisión de un futbolista del talento de Hernanes durante toda la eliminatoria plaga de señales de alarma su futuro, que parece destinado a clubes mayores. Veremos.

De inicio, el único que evitó que los bostezos del Calderón se tornasen ronquidos fue Salvio. Es el argentino un futbolista raro, un jugador instalado en el casi, un novelista que no encuentra finales a la altura de sus buenas propuestas iniciales. Está en esa edad en la que aún no sabemos si es un joven prometedor en busca de su camino o es, sencillamente, un vulgar novelista. A menudo ha dado síntomas de lo segundo, pero ayer hizo soñar con lo primero. Acabó dos buenas jugadas con sendos disparos desde la frontal que obligaron a lucirse a Bizzarri (sí, ese Bizzarri) y el segundo de ellos dio luego en el poste.

Juanfran, ayer de vuelta al extremo, y Adrián, esta vez jugando de nueve, tomaron el relevo de Salvio antes del descanso. El caso del primero es curioso, ha necesitado reinventarse como (estupendo) lateral para reencontrarse con el atacante que siempre fue. La fe mueve montañas, dicen. En cuanto al asturiano, lo habitual: exhibición de inteligencia y gestos técnicos, con algunos controles para enmarcar, pero impreciso en el remate.

Mejoría.

El Atleti aceleró al inicio de la segunda parte y encontró premio inmediato. Córner lanzado por Gabi y magnífico cabezazo cruzado de Godín. Un gol fabricado por dos jugadores que parecen otros desde que llegó Simeone. Era el minuto 48 y antes del 60' tuvo tres grandes ocasiones más: un testarazo alto de Adrián, un gran derechazo de Koke que despejó Bizzarri y una fantástica dejada de Juanfran a Salvio cuyo remate se fue justo el palo tras rozar en un defensa.

A partir de ahí, pacto de no agresión sólo roto por alguna aparición de Arda y un paradón de Courtois a Matuzalem. Y otra alegría, el regreso de Sílvio tras tres meses sin jugar. Dejó una banda de pueblo y vuelve a una afinada filarmónica. Una filarmónica que empieza a soñar con conquistar Europa.