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Theo Vargas

"Dices Cádiz y la boca se te llena de alegría. Dices Múnich y te vas a acostar"

Cádiz vive su fin de semana grande después de la final del Carnaval en el Falla.Theo Vargas ha ejercido de pregonero del mismo y es el Matías Prats del club gaditano.

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"Dices Cádiz y la boca se te llena de alegría. Dices Múnich y te vas a acostar"

Don Theodosio Vargas.

Para servirle.

¿Cómo se convierte un 'especial', (gentilicio de los algecireños) en la voz del Cádiz CF?

Iba para programador, pero me salió una colaboración en la revista deportiva Maestranza, luego comencé a colaborar con Radio Algeciras y con veintipocos me vi como director de deportes del campo de Gibraltar, Ceuta y Málaga. Algo que debo agradecer a Sergio González Otal y Carlos Vergara.

¿Siempre deporte?

No, que va. Me llamó Joaquín Prat padre, que tenía un programa llamado 'Cita a las 5' y me dediqué a entrevistar a los artistas que actuaban en el Tívoli World de Torremolinos.

Nombres.

Gente de primer nivel como Rocío Jurado, Camilo Sexto, de quien me hice amigo, una joven Isabel Pantoja que me hablaba de Paquirri como posible novio, Los Pecos, una señora preparadísima como Betty Misiego...

¿Y a Cádiz cuándo llega?

Tras 11 años en Algeciras la SER me ofreció Cádiz o Valencia. Algo que agradezco a Antonio Yélamo y Rafael Plaza. Mi padre era mayor y pensé, ¿dónde estoy mejor que en Cádiz?

Y todos para Cádiz...

Eran finales de enero del 90, en pleno Carnaval. Y caí de pie.

¿Por qué?

Me fui a casa de David Vidal, que lo cesaban. Tuve cuatro horas a mi mujer, embarazada de nueve meses, metida en el coche, pero al final le metí en El Larguero con De la Morena. ¡Y no veas el enfado de García!

Y desde entonces...

Imagine. Fui el único enviado especial al Memorial Coliseum de Los Ángeles para retransmitir el Chivas-Cádiz en homenaje a Mágico González.

¿Era diferente?

Sólo le preocupaba tener unas botas nuevas y dinero para cuatro cositas. El día del homenaje se retrasó porque quería unas botas y apareció Irigoyen con ellas y con dinerito para que saliera adelante.

Manuel Irigoyen era la personificación del Cádiz.

Irigoyen, con sus cosas, ha sido el mejor presidente de la historia del Cádiz. Cuando yo llegué había un periodista que cobraba veinte mil duros por darle jabón. Aticé varias veces a Irigoyen, pero al final hicimos buenas migas. Al Cádiz, que es un equipo modesto, el más apretado del mundo, con Irigioyen nunca le faltó de nada.

Hablábamos de Mágico.

En los casi 2.500 partidos que he narrado, nunca he conocido un futbolista parecido. Afable, divertido, abierto con quienes le conocíamos, y sobre todo, amigo de los niños. Siempre tenía alguna moneda para dar a los chiquillos. Siempre se preocupó más por los demás que por él. Daba todo. Nunca regateó al presidente nada. Pedía lo justo y punto.

¿Y con el balón?

Dios. Hizo cosas que no sabría describir y no he visto hacer a nadie, ni por televisión.

¿Trasnochador?

Como los 20 jugadores que tenía la plantilla. Imagine la cuadrilla: Pepe Mejías, Szendrei, un gaditano de Budapest, los cachondos de Manolito y Oliva... Uno más.

¿Qué anécdotas guarda?

Muchísimas. En una pretemporada en Ordes, Galicia, era el único enviado especial. Héctor Veira puso los entrenamientos a las 10, así que me despertaba a las 10:30 y bajaba a desayunar viendo el entrenamiento desde la terraza. El segundo día aparece Mágico y se sienta a mi lado. "¿Qué haces aquí?", le digo. "Me acabo de despertar", me dice tan pancho. De esas, millones.

¿Qué tenía aquel equipo que siempre se salvaba al final?

No lo sé. Recuerdo un caso, en el Heliodoro Rodríguez. Si ganaba, el Cádiz se salvaba. Campo lleno, el Tenerife achuchando, el Cádiz acobardao en su área. Ni un tiro a puerta. Y ganó el Cádiz con gol en propia meta de Manolo Hierro.

O el gol de Kiko a Cedrún.

Aquel trallazo en el minuto 91 al Zaragoza es lo más grande que tiene Kiko en su palmarés. Cuando llegó me decía su madre 'Cuídamelo'. Pero ganó el oro Barcelona 92 y se pegaron por él. Recuerdo otra...

Cuente, cuente...

Rayo-Cádiz. Falta en el descuento a favor del Rayo y la tira nuestro Pepe Mejías. Si marcaba, a Segunda. Pepe se había jartao de meter goles con el Cádiz desde ahí, así que nos temíamos lo peor. Chutó y mandó la pelota a la gasolinera de la calle Payaso Fofó. ¡Qué figura!

Un gadita no baja al Cádiz.

Años después, en una tertulia me dijo: "¿Cómo voy yo a bajar al Cádiz? No me dejan entrar aquí". Por supuesto, el Rayo no se jugaba nada.

Guasa había tela.

Había y hay. Con Quevedo, Kiko, Arteaga, Oliva, Barla... El gaditano es un cachondo mental que se ríe de su sombra. Pero a los de afuera les cuesta al principio, aunque a los tres días están contando chistes, pidiendo tortillitas de camarones y cantando carnaval.

Esa alegría es necesaria.

Especialmente ahora, en tiempos de crisis, el Cádiz es más necesario que nunca en el fútbol español. La gente ni saluda por la calle, se han perdido los buenos modales. Pero tú dices, 'Soy del Cádiz' y la boca se te llena de alegría. Y dices, 'Soy de Múnich', y te vas a acostar. Es algo que no sabría explicar.

Siempre fue un club familiar.

Recuerdo una pretemporada en Debrecen, Hungría. La carne era horrorosa. Hubo una reunión y Szendrei hizo gestiones para conseguir mejor género. Al día siguiente comimos carne argentina y la cocinó el entrenador, Ramón Blanco. Es la primera pretemporada que los jugadores volvieron pesando más que al irse.

¿Cuáles han sido los mejores momentos que ha vivido?

Recuerdo tres. En el primero lloré, la única vez que he llorado. El Cádiz necesitaba empatar para subir a Segunda tras nueve temporadas en Segunda B. Marcó el Universidad de Las Palmas y al final empató Abraham Paz. Al acabar, me derrumbé.

Segundo momento.

Como jerezano que eres entenderás que sea el ascenso en Chapín a Primera con gol de Oli.

Puyazo. ¿Y el tercero?

Un año que llegó el Barcelona a celebrar el alirón. Julio Alberto bajó el cava, pero al final el Cádiz ganó 4-0 y se bebieron las botellas en el vestuario local.

¿El presente del Cádiz?

Soy optimista. Desde que Antonio Muñoz, máximo accionista, está a la sombra y Quique Pina da la cara, la concepción de la gente ha cambiado. Si Dios quiere, en mayo podemos tener al Cádiz en Segunda, con un estadio de 24.500 espectadores, un párking para 1.500 coches y un hotel. Ahora mismo el club tiene 7.100 abonados en 2ªB, creo que sólo el Oviedo tiene más. Si Tito Pina, como le llamo, que ha puesto un millón de euros, se hace cargo, estoy convencido que en cuatro años el Cádiz puede tener la proyección del Depor de Lendoiro. Es más difícil subir a Segunda que a Primera. Créame.

¿Qué le debe a la radio?

Librarme de la cárcel.

'Exagerao'.

En un Éibar-Cádiz me alojé en Bilbao y cogí el coche camino de Éibar. Veía que todos me daban las largas y pensé, iré por dirección prohibida. Así que di la vuelta y me pararon tres gachos con boina roja y apuntándome con escopetas. Bajé la ventanilla y me dicen: "¿Está loco?". Y les digo "Perdonen. Soy periodista, vengo a radiar el Éibar-Cádiz y me he perdido". Uno reconoció mi voz y me salvé de ir a la cárcel.

Pregonero del Carnaval.

No sé diferenciar una chirigota de una comparsa, pero me liaron y acabé radiando un partido entre chirigoteros ilustres de Medina y de Cádiz con las chirigotas haciendo de aficiones y Pepe Domingo y Paco González dándome paso. Cuando canté el gol del Medina, el Falla se levantó a ovacionarme. Fue obra de mis compañeros.

Y debe ser de los pocos periodistas que tiene una peña.

Un honor. En el Mentidero, la peña Theo Vargas, que se ha fusionado con la peña Fletilla, una ilustre del Carnaval.

¿Qué tal con Teófila?

Siempre le digo: "Los Teo somos los buenos, alcadesa".

¿Qué echa de menos?

La sensación de paz al salvarnos cada fin de temporada.

¿Y qué añora?

Entrar en Carrusel y decir: "El Cádiz está en Segunda..."

...¿totalmente confirmado?

¡Totalmente confirmado!