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Liga Adelante | Granada 2 - Málaga 1

El efecto Abel asfixia al Málaga

El toledano suma dos victorias en dos partidos. Los de Pellegrini siguen fuera de Europa. El Granada, a tres puntos del descenso. Sentenció Íñigo López

<b>EUFORIA.</b> Íñigo López se levanta para celebrar el 2-1, el gol de la victoria, en presencia de Franco Jara, uno de los mejores jugadores del Granada en el partido de ayer.
EUFORIA. Íñigo López se levanta para celebrar el 2-1, el gol de la victoria, en presencia de Franco Jara, uno de los mejores jugadores del Granada en el partido de ayer.

Ha sido llegar Abel Resino y el Granada ha vuelto a sonreír. Ya se habla del efecto Abel, ahí están los números. Casi todo sale bien, como si tuviera una varita mágica. Al toledano le ha bastado con dos partidos (dos victorias) para tener en el bolsillo a su afición. También por su apuesta ofensiva y por jugar sin miedo ante nadie, tenga el presupuesto que tenga. Por ejemplo el Málaga, que sucumbió anoche en Los Cármenes cuando se vio cerca del triunfo y que ahora vuelve a dejar muchas dudas. Su irregularidad le delata. El proyecto del jeque obliga a pensar en Champions y a este ritmo puede quedarse fuera de Europa. Sería un palo, un fracaso.

Todo lo contrario que el Granada, que ha salido del pozo e incluso se da el gustazo de mirar hacia arriba, aunque sólo sea por un día, aunque sepa que va a sufrir para salvarse. Ayer tiró de casta y fe para sacar tres puntos muy valiosos. También con un fútbol atrevido y eléctrico. Porque Abel le ha cambiado la cara a muchos jugadores y el Granada lo nota. Jara se gusta e Ighalo huele el gol de lejos. Mikel Rico está por todas partes y además se anima en el área contraria. E Íñigo López, siempre regular en defensa, aparece como si fuese delantero centro toda su vida. Ayer hizo otro gol vital, como en San Mamés. Y así, con unión, todo el equipo es más equipo, más peligroso aunque deje dudas por momentos. Pero le puede valer para salvarse visto lo que hay esta temporada en Primera. Abel tendrá mucha parte de culpa si lo logra.

Salió un partido muy vistoso y eléctrico, en una quinta velocidad que a más de uno le vino excesiva para la recta final. Más que nada porque no hubo ni un segundo de respiro. De hecho, antes del primer minuto, Maresca acarició el gol tras una jugada de Cazorla que adornó Seba con una finta. El italiano se hartó de balón y lo mandó muy alto. Fue el primer aviso de un Málaga que parecía reanimado tras el triunfo ante el Sevilla, pero que anoche volvió a caer. Así no habrá Champions y eso que este año parece asequible. Incluso se le puede complicar la Europa League. Por ahora está fuera.

Reacción.El Granada no está a la altura económica del Málaga ni tampoco mira a Europa. Bastante tiene con soportar su vuelta gloriosa a Primera envuelto en un sufrimiento extremo y mucho corazón. Ya no está Fabri y sí Abel Resino. Si lo deja en Primera, saldrá por la puerta grande. De momento va de lujo: seis puntos de seis. En su estreno ante su gente dio otro paso para caer bien: se vio un Granada ofensivo, con chispa por las bandas y más presencia en el área. Y ganó, lo más importante.

El partido se fue relajando tras una parada de Caballero a Mikel Rizo, aunque bien pudo cambiar de rumbo si Mateu Lahoz llega a considerar agresión la dura patada de Borja Gómez a Buonanotte. Fue parecida a la del holandés De Jong a Xabi Alonso en la final del Mundial. Luego Demichelis remató, solo como la una, un córner que Julio César detuvo con una buena palomita. Fue el segundo aviso serio del Málaga. El tercero llegó tras el descanso, el más claro, pero Rondón, con el meta brasileño rendido a su suerte, calculó mal por milímetros su disparo. Seba aún se pregunta por qué no le paso el balón.

Perdonó el Málaga y lo pagó. Mikel Rico se sacó un centro perfecto hacia la cabeza de Ighalo. El nigeriano, que también quiere ser héroe en Primera, sólo tuvo que empujar el balón a la red. La grada vibró pero pronto se calmó. Rondón, a bocajarro tras un gran centro de Monreal, hizo el empate. El Málaga se vio más poderoso y su exceso de gallardía le llevó a la derrota. En un mal despeje tras un córner, Siqueira obligó a Caballero a una estirada difícil. Íñigo López olió el rechace e hizo el 2-1. Demichelis fue expulsado después por una dura entrada el recién llegado Henrique. Y murió el partido con un suspiro de Julio César tras un remate sin querer de su compañero Borja. Fue un escarmiento al Málaga, que debe dar mucho más. El Granada sonríe, Abel le ha cambiado la cara.

Borja Gómez, al estilo De Jong

El colegiado Mateu Lahoz no vio agresión en la patada de Borja Gómez a Buonanotte. Fue parecida a la que hizo el holandés De Jong sobre Xabi Alonso en la final del pasado Mundial. El menudo jugador argentino se dolió pero pudo volver a jugar. El central se lamentó por la acción y pidió disculpas al rival. Al final la jugada se decidió con una tarjeta amarilla.