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ATHLETIC 6 - MIRANDÉS 2 | COPA DEL REY

Un recital del Athletic acaba con el sueño del Mirandés

El equipo de Bielsa acaba con el heroico Mirandés y jugará la final. Muniain, Susaeta y Aurtenetxe cerraron la eliminatoria en el 20'. Dobletes de Aitor Blanco y Llorente en la segunda parte.

DAVID F. SANCHIDRIÁN
Actualizado a
Un recital del Athletic acaba con el sueño del Mirandés

Un sueño se quiebra y otro se aviva. Empecemos por el que se esfuma: pocas veces una goleada había dolido tan poco. El Mirandés dice adiós a la Copa del Rey en penúltimo peldaño y lo hace convenciendo y enamorando a toda España. Es el ganador moral para muchos. Porque este grupo, lejos de la élite del fútbol, ha encandilado con su disciplina defensiva y su poderío en ataque siempre comandado por Pablo Infante, de los pocos banqueros que a día de hoy goza del cariño del pueblo teniendo en cuenta los tiempos que corren. Pero hablemos también del sueño que se mantiene vivo: el Athletic vuelve a plantarse en la final de Copa, tres años después y por trigesimosexta vez. La metodología de Bielsa tardó algo en cuajar pero parece que el equipo ha cogido carrerilla y zarandearle resulta tan complicado como verle dar un pelotazo. Valencia o Barcelona tendrán que sudar tinta para arrebatarle un torneo que se le resiste desde 1984.

La vuelta de la semifinal descarriló a los veinte minutos de juego. Al Athletic de Bilbao no le hizo falta más tiempo para resquebrajar la zaga del Mirandés, solvente todo el torneo. Un error de cálculo de Garmendia a los once minutos de juego habilitó a Muniain para tranquilizar a la parroquia vizcaína. El zarpazo del joven navarro fue el prolegómeno de la obra escrita por el Athletic en la primera mitad. Con un juego rápido y de pocos toques, los 'leones' aprovecharon ese primer zarpazo para causar una hemorragia mortal en su rival con los tantos de Susaeta y Aurtenetxe. Sin nada que hacer, los de Carlos Pouso pusieron color a su fútbol en la segunda parte, incluso Aitor Blanco hizo dos goles, pero dos obras de artes de Fernando Llorente y Caneda en propia puerta cerraron la eliminatoria.

De primeras, el paso del Mirandés por La Catedral iba a ser para disfrutarlo, aunque el postrero gol de Lambarri en la ida todavía hacía soñar a la parroquia mirandesa. La primera final de la era Bielsa estaba a tiro y el técnico argentino no se la quiso jugar.

Con el mismo once de Anduva, el Athletic de Bilbao salió tranquilo, intentando descifrar la cara que iba a mostrar su rival. Una cara más tranquila que en la ida pero con la coherencia en el juego de toda la Copa del Rey. Pero las esperanzas se esfumaron en tres malditos minutos para el Mirandés. A los once minutos de juego el Athletic encontró el tanto de la tranquilidad tras un buen movimiento de De Marcos, sublime otra noche más con y sin balón, y la buena resolución de Munian ante Nauzet. Sin tiempo para reponerse del golpe, el Mirandés se encontró con el castigo definitivo. De nuevo el Athletic aprovechó los espacios y Susaeta se revolvió dentro del área para dejar todo resuelto.

A los de Carlos Posuo sólo les quedaba disfrutar del momento porque encima el Athletic se había enfundado el traje de gala y se atisbaba una noche gloriosa en San Mamés. Prueba de la buena cara del Athletic se demuestra en el tercer tanto. Otra gran jugada al primer toque y ésta acabó con un centro al área de Susaeta por donde apareció Aurtenetxe para sumarse a la fiesta con un certero testarazo al segundo palo.

A la media hora de partido el Athletic ya tenía sellado su pase para final de la Copa del Rey. Y pudo estirar la ventaja si Munian hubiera cedido el balón a Fernando Llorente en lugar de obcecarse. Mientras tanto, el Mirandés sólo se asomó a la meta de Iraizoz con un disparo de Pablo Infante desde la frontal pero su latigazo lo blocó el cancerbero navarro.

Como era de esperar, el ímpetu del Athletic se frenó en el segundo tiempo. Noticia perfecta para el Mirandés, que se le vio más asociativo y en posiciones más adelantadas.

Un buen cambio de juego amortiguado a la perfección por Mujika y su centro a Pablo Infante fue el primer aviso. A la siguiente no hubo aviso. Un disparo desde el vértice del área lo aprovechó Aitor Blanco para batir a Iraizoz al segundo intento. El Mirandés siguió inmerso en los minutos más dulces del partido y fiel a su filosofía no renunció al partido. El Athletic no podía seguir bajando marchas porque su rival las subía según avanzaba el crono y a punto estuvo de hacer el segundo tras una gran jugada de Pablo Infante desde la banda derecha y mejor remate de Muneta pero su disparo salió rozando el palo.

Las alarmas del Athletic las desactivó Fernando Llorente. Era el único que apenas asomaba en el encuentro pero se presentó a la fiesta de San Mamés con dos auténticos golazos. El primero llegó tras una fina vaselina ante la salida de Nauzet y el segundo fue un remate desde el suelo tras un centro al segundo palo. Todavía hubo tiempo para ver dos goles más en San Mamés. De nuevo el central Aitor Blanco mojó y en la otra portería César Caneda no acertó a despejar un balón y se lo metió en su propia portería. Poco importaron porque la grada del Athletic ya estaba de fiesta desde hacía unos minutos. Una fiesta a la que se sumó el Mirandés, ovacionado por toda la parroquia rojiblanca.