La Copa sonríe al Athletic

Esta Copa no hace más que sonreír al Athletic. El sorteo y la gran gesta del Mirandés, su merecido adversario por alcanzar la final y un puesto para Europa, han puesto en bandeja a los leones dar un alegrón a sus seguidores. El equipo de Bielsa puede optar al título eliminando a tres Segundas B y a un Mallorca que no dio la talla ni en San Mamés ni en la vuelta. El Athletic hizo los deberes en la ida y anoche, entre bostezos y frío, remató la faena por la inoperancia local y un golpe de fortuna. Los bilbaínos lo celebraron con música brasileña en la caseta. Se supone que con El Loco a 500 metros.

El guiño de su torneo preferido alcanzó la máxima expresión en el gol de verbena que sirvió para ganar. Jugaba el Athletic a pasar el tiempo, a defender, sin precisión ni chispa y con el Mallorca amagando, cuando Ramis cedió un balón a Calatayud al centro de la portería. La pelota le botó delante del pie al intentar controlarlo y se coló irrisoriamente. Dos apreciaciones: quien tiene mala hierba lo paga, porque juega en ella cada dos semanas. Y el manual de pases atrás al portero aconseja hacerlos fuera del arco para evitar disgustos.

Fue el mundo al revés. La habitual flor de Caparrós se pasó a la solapa de Bielsa. Es el primer partido que gana de chamba. Más absurdo: el Athletic buscó el gol en la primera mitad con dos de ventaja y el Mallorca, que necesitaba tres, jugó a remolque, confiando en algún contragolpe o un fallo visitante. Si el 6-1 a la Real fue una mezcla de milagro y suicidio guipuzcoano, tratar de voltear una eliminatoria con tan escaso atrevimiento era un disparate. Tras un susto inicial de Hemed, llegó un plácido dominio del Athletic, con menor velocidad en las triangulaciones que en otras citas.

Iker, gafado.

No fue la noche de Muniain, al que Calatayud sacó una clara ocasión tras cantada de Chico antes de lesionarse pasada la media hora en una acción con Bigas. Bielsa introdujo a Toquero. La misión era hacer el 0-1 y evitar contratiempos. Tuvo Herrera otra opción antes del descanso, en un buen disparo.

No inquietó más el Athletic, que se metió atrás ante un Mallorca que dio un tardío paso adelante. Pereira sembró incertidumbre y los baleares quisieron engañar al colegiado con dos piscinazos en el área. Llegó el gol y Chico lo encajó mal. Su roja y fea salida del campo (Caparrós le prendió del pecho) remató el despropósito balear en la eliminatoria.

Queda el matagigantes con su efecto Anduva a cuestas. El Athletic tiene la vuelta en La Catedral, pero ya puede coger oxígeno (llámense rotaciones) en Vallecas. El once machacón de Bielsa acabó fundido. Aunque los cambios no funcionaron, no hicieron méritos.