Segunda B | Castilla 2 - Conquense 2
El Castilla suspende a balón parado
Los de Toril se adelantaron por dos veces en el marcador, pero Pulga y Vinuesa, tras dos acciones a balón parado, hicieron que volaran dos puntos del feudo madridista.
El filial madridista tomó mal ejemplo de los mayores y regalaron, con dos errores en jugadas de estrategia, otros tantos puntos en el Alfredo di Stéfano ante un Conquense bien plantado que nunca dio por perdido el encuentro.
Por dos veces se adelantaron los blancos, que no aprovecharon los tempraneros tantos de Nacho, en el minuto 3 del primer tiempo y de Denis a los 50 segundos de la reanudación. Los de Cuenca, penúltimos, pudieron llevarse la victoria en los minutos finales con un zapatazo al palo de Vinuesa desde casi el centro del campo.
El Castilla empezó enchufado en el partido y enseguida tomó ventaja en el marcador. El capitán Nacho Fernández adelantaba a los blancos antes de que el Conquense tomase conciencia de que el partido había empezado. Tres minutos en los que el Castilla ya había podido incluso adelantarse.
Pero fue mal estudiante y no aprovechó que tenía los deberes adelantados para rematar la faena. Se vio superior y sesteó. Y al igual que el colegial que pierde el tiempo, lo pagó. Empezó a perder balones y a ceder terreno. Jesús salvó el gol en el 6 pero no en el 19.
El filial madridista imitó al primer equipo, pero para mal. A imagen y semejanza de los hombres de Mourinho, encajó un gol, el del empate, a balón parado. La defensa no acertó a despejar el centro y Pulga aprovechaba el regalo para fusilar al guardameta blanco. La ruidosa afición conquense lo celebraba mientras los hombres de Toril se preguntaban cómo habían sido capaces de desperdiciar la ventaja que tan pronto habían obtenido.
Y pudo ser peor, porque el penúltimo clasificado del Grupo I tuvo ocasiones para ponerse por delante. La más clara, en otra ocasión a balón parado, calcada a la del gol del empate, en la que el cabezazo de Pulga salió rozando la escuadra de Jesús. Se iba el filial blanco al descanso con los deberes sin hacer. Y el Conquense, creciendo en el campo y quizá con merecimiento de algo más.
Pero todo examen suspendido ofrece una recuperación, una repesca que en Valdebebas fue la segunda parte. El Castilla hincó los codos y se lo tomó en serio. Además, como el estudiante que usa el café para despertarse y concentrarse, el filial aprovechó a Denis, recién ingresado en el campo, que no tardó ni un minuto en devolverle la ventaja a los blancos.
Recogió un balón en la zona de tres cuartos, dribló un par de veces y, sin ponerse nervioso, levantó la cabeza y dibujó mentalmente la parábola que colocaría la bola en la escuadra de Caballero. E hizo lo más difícil, hacer realidad esa imagen mental. Derechazo de Cheryshev que ponía al Castilla de nuevo en la lista de los aprobados.
Jesé pudo subir la nota con un par de jugadas en las que se lió él solo con superfluos regates, pero los de Toril aprendieron una lección. Hay que ir a por nota, quien se conforma con el aprobado raspado suele caer. Y el Castilla no aprendió de los errores de la primera mitad y volvió a caer.
El Conquense seguía bien colocado, haciendo gozar tácticamente a su debutante técnico Montes. Sin perder las líneas desde el inicio, sin ponerse nervioso con los goles en contra y aprovechando a la perfección los puntos débiles del rival. O más bien, el punto débil. El balón aéreo.
Esta semana en Valdebebas habrá sesiones intensivas de defensa de jugadas de estrategia. Corría el minuto 70 y el Conquense disponía de un córner. Durante todo el partido había sufrido el Castilla por arriba y esta ocasión no iba a ser diferente. Otra vez un rechace, que le caía a Ferrer, a quien le daba tiempo a colgar el balón de nuevo para que Vinuesa, de cabeza como no podía ser de otra forma, empatase el partido.
El pecado último del mal estudiante son las prisas, que nunca ayudan. Y el Castilla cayó en ellas. Ataques atropellados y a pelotazos que disgustaban a un Florentino Pérez que observaba desde el palco como sus pupilos se dejaban dos puntos en casa. Que pudieron ser tres si Vinuesa hubiera tenido un poco más de suerte. Se la jugó desde el centro del campo y su disparo rebotó, consecutivamente, en el palo y en Jesús antes de salir rozando el larguero.
Los blancos ven cómo vuelan así dos puntos de Valdebebas, circunstancia poco habitual esta temporada y que deben impedir Toril que se convierta en costumbre si el filial aspira realmente al ascenso este curso. De momento tiene trabajo por delante, dar clases particulares de cómo defender balones aéreos a sus alumnos.