Mateu Lahoz escamoteó dos penaltis al Mirandés

Desde luego es triste que un árbitro del nivel de Mateu Lahoz tenga un criterio tan personal para aplicar de forma muy peculiar el Reglamento. Esto da a entender que el resto de compañeros aplican otras reglas de juego diferentes. En el partido Espanyol-Mirandés de la ida de los cuartos de final de la Copa se pudo ver un arbitraje desigual en el centro del terreno de juego en comparación con las áreas, donde muchos contactos eran valorados de la misma forma: zancadillas claras se consideraban como un simple contacto y empujones descarados como cargas legales.

El partido tuvo tres jugadas determinantes. En el 16', hay una patada clara de Dídac a Alain, que era dentro del área y no se señaló el correspondiente penalti a favor del Mirandés. Se da la circunstancia de que hubo un agarrón en el centro del campo en el que sacó correctamente la tarjeta. Y, sin embargo, en la segunda parte (50'), hay un agarrón de la camiseta de Amat a Pablo, que merecía castigo con penalti y tarjeta y no fue sancionada ninguna de las dos acciones. Y en el 84' acertó al no señalar fuera de juego de Weiss, ya que arrancó en posición correcta aunque las primeras imágenes dieron lugar a la confusión. Cuando sacó el portero, el delantero del Espanyol estaba en posición correcta. Acertó el árbitro asistente.

Hay que unificar criterios urgentemente. Esas acciones vienen ocasionadas por alabar tanto el hecho de que Mateu Lahoz sea un árbitro que deja jugar y agiliza el juego. No hay que confundir agilizar el juego y, posteriormente, tener que tomar medidas disciplinarias cuando se aplica la ventaja.