Liga BBVA | Osasuna 0 - Racing 2
La tierra prometida
Stuani da al Racing el 5º triunfo en seis años en el Reyno
Al paso que va la burra, el Racing va a acabar solicitando a la Liga de Fútbol Profesional jugar todos sus partidos en el Reyno de Navarra. Tiene, en los últimos seis años, mejor estadística allí que en El Sardinero. Ha ganado cinco de los últimos seis partidos disputados en Pamplona. Para que se hagan una idea de la anormalidad: en ese tiempo el Barça ha ganado sólo dos veces allí y el Madrid, tres. Las cosas del fútbol.
A tal punto se ha llegado, que los santanderinos dan una sensación de control total de la situación nada más pisar el cuidado césped navarro. Ayer, por ejemplo, el primer minuto fue una especie de trailer del partido. Allí vimos, condensado, un adelanto de lo que nos esperaba. Sergio (que perdió ayer por sexta vez como local contra el Racing), hecho un flan, intentó ceder a su portero y Stuani, enchufadísimo, a punto estuvo de anotar el primero. Cambien Osasuna por Sergio y Racing por Stuani, ése fue el partido.
El ya famoso triunvirato, Juanjo González&Cia., está consiguiendo que su equipo se parezca cada día más al de Marcelino o al de Muñiz a domicilio (record absoluto de triunfos como visitante, siete). No enamoran, pero son serios, rocosos, solidarios, no conceden ocasiones y saben esperar su momento. Ayer llegó, por partida doble, desde los once metros. Clos señaló como penalti dos infracciones de Damiá, una mano clara pero discutible por involuntaria (38') y una zancadilla de manual a Acosta (70') que Stuani, pateando con fuerza, no desaprovechó.
Desactivado.
El resultado es el fiel reflejo de lo que aconteció en el partido. Ninguno tuvo demasiadas ocasiones, pero lo cierto es que fue porque Osasuna quedó completamente desactivado desde el inicio, mientras que el Racing, sencillamente, no las necesitaba. El tiempo jugaba a su favor. Al fin y al cabo, pensarían los Toño, Colsa, Munitis y compañía, el partido se jugaba en la tierra prometida del racinguismo. Era cuestión de saber esperar. Y lo hicieron. Bien colocados y con apoyos constantes en defensa de los diez jugadores de campo y confiando el ataque casi en exclusiva a Christian Stuani, que se sobró para arruinar la tarde a Sergio, a Flaño y al resto de la cobertura rojilla.
El partido de Osasuna, no obstante, fue raro. Ni carne, ni pescado. Ni se vio por ningún lado el juego antaño 'marca de la casa', muy físico, muy directo, con mucha ayuda de la grada; ni apareció tampoco la versión 3.0 de esta temporada, la de la presión en campo contrario, la de las contras fulgurantes de sus extremos, la del control del balón. Jugaron lento. Y mal. La duda que plantea la estadística reciente del Racing (un gol encajado en los cinco partidos del triunvirato, tres victorias y dos empates), es si esos repentinos accesos de narcolepsia que sufren sus rivales no será mérito de los santanderinos.
El detalle: Tercer triunfo del triunvirato
Había quién dudaba de que Juanjo, Castaños y Pinillos estuvieran preparados para dirigir en Primera. Viendo los resultados la respuesta indudable es sí, que lo que hay que dudar es sí estarían preparados para la Segunda B.