Mandiá intentará sacar tajada del caos azulino

Un Xerez-Hércules siempre es un gran partido de Segunda. Pero en esta ocasión, el choque dibuja una grieta en la clasificación que enseña realidades opuestas. Los de Chapín están a dos puntos del precipicio y los alicantinos, a uno del ascenso. La tensión se masca en lo deportivo y se multiplica en los despachos. La bochornosa puesta de largo del nuevo presidente del Xerez, Jesús Gómez, que no ha desvelado ningún proyecto y que ayer le dio el primer plantón a sus jugadores, ha indignado a una afición que espera de uñas. Los capitanes azulinos se han desmarcado del asunto mediante un comunicado. Mientras, en el Hércules las preocupaciones son las propias de estas fechas. Aranda estaba apalabrado y al final el jugador terminó en Zaragoza.

Pero hay un partido y el Xerez se juega la vida. Chapín sabe que la única vía de escape ante el esperpento institucional está en salvar al equipo. Vive acostumbrada a ello, porque ya lo vivió con Oliver, con Silgado y con Joaquín Morales. El equipo estará entregado sin mirar al palco. Y Moreno es el mejor psicólogo para sacar el drama hacia delante. Hoy, los locales salen con la banda izquierda recompuesta por las sanciones. José Mari puede volver al once mientras que Capi, tocado, podría ceder su puesto a Cordero.

Por su parte, la gran duda que no ha despejado Mandiá está en el ataque. Todo apunta a que Urko Vera será titular, pero Aganzo ya está recuperado y los escasos tres goles de su compañero podrían jugar a su favor. También tendrá el Hércules bajas importantes, sobre todo en la zaga y zona ancha. Seguro que se echa en falta a Abel Aguilar, un ex xerecista que se habría motivado.