copa del rey | osasuna 1 - barcelona 2
Próxima parada: Bernabéu
Un partido sin historia pone al Barcelona en cuartos y los Clásicos, servidos. Fontás se lesionó y Osasuna apretó lo justo bajo la niebla. Marcaron Lekic, Alexis Sánchez y Sergi Roberto.
Hacía frío, era tarde y un manto de niebla cubría un muy poco incitante césped del Reyno de Navarra, largo e irregular. Y antes y después de todo eso, colgaba el 4-0 de la ida que había ventilado la eliminatoria salvo milagro estrambótico, que no ocurrió. Osasuna lo sabía, el Barcelona lo sabía y la noche fue de segundas unidades, tregua poco disimulada y cábalas sobre dos nuevos Clásicos, otra vez, a una semana vista.
Para el Barcelona, el partido era un incordio que se saldó con una mala noticia: Fontàs se fue en camilla y tiene tocado el ligamento anterior cruzado de la rodilla derecha. También están fuera de circulación Villa y Afellay, Maxwell se ha ido a París y Keita a la Copa de África. Así que la plantilla parece corta y el calendario eterno, por lo que bien hará el Barcelona en cruzar los dedos para que no haya más problemas, ni un resfriado. Pedro, más olor a chamusquina, se fue con molestias musculares. Nada grave en principio.
El Barcelona jugó con un equipo llenó de canteranos y Pinto de capitán, Mascherano en el centro del campo -cosa extraña, quién lo hubiera dicho- y algunos pesos pesados que necesitan puesta a punto: Pedro, Alexis y un Piqué que mostró significativos brotes verdes en Cornellá. Como no había mucha conclusión que sacar, lo más llamativo fue que Messi jugó la media hora final pese a la intrascendencia del partido y lo desapacible de la noche. Y que el Barcelona en la primera parte, cuando apretó Osasuna, fue una ruleta rusa a la hora de sacar el balón desde su defensa: peligroso Pinto y peligroso Abidal, que entró en frío por Fontàs. Así llegaron las mejores ocasiones de Osasuna en un primer tiempo de difícil digestión del Barcelona. Y así llegó el gol de Lekic, que había perdonado antes, en un remate en el que todos pudieron hacer más: la defensa y un Pinto que antes había hecho paradas de mérito. Un aviso, porque todo apunta a que Valdés será suplente en el Bernabéu, de cara a la nueva e inminente colisión con el Real Madrid y su casi seguro triángulo de presión adelantada.
El primer tiempo fue un pasmoso ejercicio de desidia del Barça ante un Osasuna también lleno de suplentes que acumuló un puñado de llegadas por presión e interés. Marcó un gol, pudo hacer alguno más y molestó, suponemos, a un Guardiola que puso el despertador en el descanso y sacudió lo justo el orgullo de sus jugadores, que le pusieron más interés al segundo tiempo. Alexis empató rápido con un remate en plancha, de delantero, y a Osasuna le pudo definitivamente la pereza. El Barcelona gestionó los minutos con temple y tuvo tiempo de ganar el partido con un buen remate de Sergio Roberto, uno de los más activos.
No tuvo historia el partido porque ni Osasuna creía ni el Barcelona tenía ganas de enredos. Fue un discreto epílogo a la ida en la que quedó todo explicado, la superioridad del Barcelona y el color de la eliminatoria. Lo demás fue niebla, frío, pereza disimulada y la mente en objetivos inminentes. El de Osasuna una Liga hasta ahora notable, los del Barcelona todos, con trasbordo en el Betis y próxima parada Santiago Bernabéu. Más Clásicos, más historias para la historia, más y más madera.