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Copa del Rey | Córdoba 2 - Espanyol 1

Los Reyes traen carbón

El Córdoba remonta tras la injusta expulsión de Casilla

<b>RECOMPENSA. </b>Los jugadores del Córdoba se abrazan tras el gol de Caballero, que culminaba la remontada blanquiverde.
RECOMPENSA. Los jugadores del Córdoba se abrazan tras el gol de Caballero, que culminaba la remontada blanquiverde.j. obrero

El Arcángel vivió ayer uno de los mejores regalos de Reyes que recuerda el cordobesismo. No es para menos. Remontarle un partido al Espanyol y vencer a un Primera en toda regla en una mágica segunda parte merece el ambientazo que el estadio blanquiverde vivió anoche. Esta película sólo se puede ver en la Copa del Rey. Fue la noche de Borja García, máximo goleador del Córdoba este año. De Caballero, que completó la remontada. Pero en líneas generales fue la noche de un Córdoba que amenaza este año con volver a ser un equipo importante en el panorama nacional. Para ello siempre hace falta la suerte, esa que no le ha acompañado en las últimas décadas. Ayer la tuvo, personificada en Undiano Mallenco.

El colegiado navarro cambió el guión que un sólido Espanyol se había trabajado en la primera mitad, con un plan perfectamente diseñado por Pochettino y ejecutado por Sergio García, cuyo gol, el 0-1, apagó el atrevimiento inicial del Córdoba. Tras la reanudación hubo otro partido. En cinco minutos llegó la locura. Primero Thievy disparó al muñeco y evitó sentenciar. Acto seguido, el lío. Para ser justos, lo empezó a formar Raúl Rodríguez. El central cedió mal a Casilla y éste, en su intento de despeje, no llegó al balón..., pero tampoco tocó a Pepe Díaz, que se lanzó a la piscina y engañó a Undiano. El reglamento le obligó a rematar la faena expulsando al guardameta. Era injusto, también por merecimientos. Pero la justicia llegó con la mano de Cristian Álvarez quien, en frío, leyó la mente de Pepe Díaz desde los once metros. El Arcángel lloró el fallo, aunque el Córdoba aprovechó la superioridad para reinventarse. Vio camino abierto ante diez.

No se lo creía Pochettino. Su plan no podía contemplar el desacierto del colegiado. No obstante, el estar en minoría no le exime de la desconexión que vivieron los pericos a partir de la citada jugada. Es más, el Espanyol debió aprovechar el golpe moral tras no encajar la pena máxima. No lo hizo. Romaric, con mucho fútbol en sus botas, fue sustituido y el conjunto catalán desapareció definitivamente en ataque. Las gradas de El Arcángel, mientras, empezaron a soñar. Decía Paco Jémez que su Córdoba no se arruga ante nadie. Ayer lo demostró. Tuvo el mismo temple que en su notable caminar por la Liga Adelante. Y eso que dejó gran parte de su potencial en la grada y en el banquillo. Con uno más, Paco tiró la casa por la ventana: el deseado Hervás al césped.

El delirio era tal que el Primera, el Espanyol, se vio desbordado por el Córdoba, aspirante a la élite. Con diez, pero desactivado y groggy. En cinco minutos, Borja y Caballero se disfrazaron de Reyes Magos. El Espanyol sigue con la sartén por el mango. Pero nadie le quitará lo de ayer a Córdoba.