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MUNDIAL DE CLUBES | SANTOS 0 - BARCELONA 4

La Masia reina en el mundo

Exhibición del Barcelona con nueve canteranos en el equipo inicial. Messi aplastó a Neymar. Xavi dirigió una orquesta de centrocampistas.

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<b>MESSI: 55 GOLES EN 2011</b> No es probable que Leo Messi juegue el jueves ante L’Hospitalet en Copa del Rey, por lo que el año 2011 ha acabado para él con un registro goleador brutal: 55 tantos marcados. Marcó 26 tantos de enero a mayo y anotó 29 desde agosto hasta ayer.
MESSI: 55 GOLES EN 2011 No es probable que Leo Messi juegue el jueves ante L’Hospitalet en Copa del Rey, por lo que el año 2011 ha acabado para él con un registro goleador brutal: 55 tantos marcados. Marcó 26 tantos de enero a mayo y anotó 29 desde agosto hasta ayer.

El momento que podría resumir lo que pasó ayer en Yokohama y que acabó con el Barcelona proclamándose campeón del mundo con una autoridad insultante ocurrió, curiosamente, con el juego parado. Borges estaba siendo atendido por las asistencias y siete jugadores del Santos improvisaron una reunión en el centro del campo. Con caras de preocupación se miraban los unos a los otros como preguntándose "¿cómo demonios paramos esta hemorragia?".

Porque la primera parte del Barcelona fue como para que el Santos se pensara muy seriamente salir de su vestuario en la segunda mitad. Durante los primeros 45 minutos, el Santos asistió como espectador impotente a un gigantesco rondo orquestado por una sinfónica de centrocampistas que tenía como director a Xavi, que vendría a ser el Wilhem Frutwängler del fútbol.

Guardiola había vestido el partido para defenderse mediante la posesión de la pelota y pobló el campo de centrocampistas. De hecho, el único delantero nato era Messi mientras que a su lado se alineaban como extremos Dani Alves (el Barça volvió a jugar con defensa de tres) y Thiago mientras que por detrás de los atacantes se urdía una tela de araña de centrocampistas formada por Busquets, Xavi, Iniesta y Fàbregas que monopolizaron el balón.

Era el estilo más genuino del Barcelona que además estaba interpretado por nueve jugadores de la cantera. Sólo Abidal y Alves formaron de inicio acompañando a nueve futbolistas criados bajo un mismo patrón, el que se enseña en La Masia. Un libreto que es un manual para dominar el mundo.

El dominio del Barcelona fue tal en la primera parte que por momentos daba la sensación de que después de los goles del Barça, eran los de Guardiola los que volvían a sacar de centro, porque la pelota no les duraba al Santos un suspiro. Los brasileños estaban recibiendo una lección de jogo bonito por parte de un Barça que rayó la perfección.

Fruto de este soberano meneo llegó el primer gol barcelonista cuando Xavi bajó un balón alto de manera inverosímil, asistió a Messi quien se plantó delante del portero al que superó con una picadita estupenda y ejecutada con la sangre fría de un asesino a sueldo. Neymar, que el día antes había asegurado inspirarse en Messi y que le copiaba los goles, ya tiene otro más que intentar.

El duelo en el campo.

A estas alturas de partido, estaba ya claro que no iba a ser el día de Neymar y que Messi estaba en su salsa, pues nada motiva más a la Pulga que un gran partido. Ayer volvió a hablar donde toca, en el campo. Durante la semana, Leo había perdido protagonismo respecto a Neymar, omnipresente en los medios, pero al argentino pocas cosas le ponen más que enfrentarse directamente a un supuesto aspirante a su trono. En esa tesitura, Messi es incluso cruel. Ya dijo Xavi una vez que "el que se compara con él, sale retratado".

Si el primer gol fue un homenaje a la técnica individual de Xavi y Messi, el segundo, que llegó a los 24 minutos, fue un canto al juego colectivo. La pelota viajó a la velocidad del rayo por todo el campo en un rondo que dejó a los brasileños como simples conos de entrenamiento. Fue una jugada con gestos técnicos sublimes tanto de Xavi como de Iniesta y que culminó Xavi llegando desde la segunda línea. No se había alcanzado la media hora de juego y el Santos ya estaba deseando que se acabara la final. Sobre todo, porque el Barça no bajo el ritmo, al contrario. Messi estuvo a punto de marcar el quinto y Fàbregas disparó al poste a los 28 minutos. Encima, cuando el Santos logró llegar al área, se encontró con un Valdés que estuvo inmenso.

Una nueva jugada de fantasía, con asistencia de tacón de Messi a Alves, acabó con el tercer tanto, obra de Fàbregas tras dos rechaces del portero brasileño.

En el segundo tiempo, el Santos logró mejorar algo su imagen, lo verdaderamente milagroso hubiese sido empeorarla más, pero chocaron una y otra vez contra un Valdés que quería sumarse al recital de sus compañeros con su habitual atención.

El Barça, que se sentía ya campeón, mantuvo intacto el espíritu, pero bajó un punto su intensidad, hecho que permitió al Santos librarse de una paliza histórica que su prestigio no se merece. Messi volvió a disparar al poste, Alves hizo lo posible y lo imposible por marcar un gol que se le resistió y al final, como acostumbra a pasar cuando el partido languidece, apareció de nuevo Leo Messi para marcar el cuarto.

Ya sólo quedó tiempo para el gesto que acostumbra a regalar Pep a la entidad en sus finales. Su papel de hombre de club le lleva a, por ejemplo, dar entrada en el minuto 85 del partido a Andreu Fontàs como premio a su trabajo en los entrenamientos. Era el décimo de casa que participaba en un partido mundial. La Masia domina el mundo.