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Segunda B | Castilla 0 - Alcalá 0

Las expulsiones lastran a un meritorio Castilla

El árbitro echó a Mendes, Morata y Álex Fernández en un partido que los blancos quisieron ganar y que el Alcalá se limitó a observar. Muy criticada actuación de Bosch Domenech.

Rubén Jiménez
Las expulsiones lastran a un meritorio Castilla
Chema Díaz

Empate sin goles entre un decepcionante Alcalá y un Castilla muy meritorio que acabó con 8 tras el esperpéntico espectáculo que el colegiado valenciano Bosch Domenech interpretó sobre el césped del Di Stéfano. Un punto que no asegura a los de Toril tomarse las uvas con el primer puesto del grupo I cerrado. Deberá esperar al resultado del Lugo en Leganés.

Si antes del partido la noticia era que Pedro Mendes era titular en el Castilla tras su polémico debut en Champions, el portugués acabo siendo un mero actor secundario en el guión escrito por el árbitro valenciano Bosch Domenech.

En el minuto 19 llegó la primera polémica. Arrancada del complutense Alexander que salva la entrada de Álex Fernández, parece salir ileso del cruce de Mendes y cae finalmente con un empujón de Jesé. Pero Bosch Domenech, que había amonestado al portugués por una falta en un salto segundos antes, se fue directo hacia él y le mandó a la caseta.

Expulsión de Mendes que protestó todo el Castilla y que le costó en la misma acción también la amarilla a Morata y a Mejías por reclamarle al colegiado valenciano.

El primer contacto del filial con el partido había sido un flechazo. Los de Toril querían conquistarlo por la vía rápida y la primera ocasión llegó a los 50 segundos. Jugadón de toque del Castilla que no acertaron a rematar ni Óscar Plano ni Jesé y que tuvo continuación, pocos minutos después con un centro de Juanfran que lamió el palo tras pasar por la frente de Álvaro Morata.

Pero cuando el Alcalá se calentó, decidió que también le gustaba el partido, entró en el cortejo y los madridistas vieron que tenían rival enfrente. Empezó a rondar la portería de Mejías, a crear peligro y a incomodar a los blancos con su fútbol bonito. Alexander ejercía de buen argentino y se convertía en protagonista de la cita. Bailaba, engatusaba, manejaba la bola con aparente elegancia y soltura y en una de sus arrancadas provocó la expulsión de Mendes.

Se deprimió el Castilla y lo aprovechaba el Alcalá, que llegaba con más peligro que los locales y parecía que se iba a llevar a la chica a casa. Los locales además ayudaban a crear esa sensación con errores de enamorado primerizo.

El más claro al borde del descanso. Una falta frontal a favor de los blancos terminó con Juancho, portero del Alcalá, desubicado y un erróneo despeje de la zaga se dirigía a la cabeza de Iván González, que estaba sólo, al lado de la línea de gol, pero que incomprensiblemente, y creyendo que estaba en posición adelantada, no se atrevió, no se lanzó, no le dio al balón el beso que ya tenía hecho y que hubiera dado ventaja al Castilla ante su rival justo antes del descanso.

Pero entre Alcalá y Castilla se olvidaron de un hombre que también estaba en el campo y que no quería ser un simple sujetavelas. Bosch Domenech quería ser protagonista. Y aprovechó un momento de pelea entre Morata y Javi Díaz en el minuto 52 para entrar en escena. Mientras los dos jugadores peleaban (quizá excesivamente, pero siempre en igualdad de fuerzas) por la posición dentro del área, el colegiado detuvo el juego, se echó mano al bolsillo y expulsó a Morata. Segunda amarilla, el Castilla con 9 y el árbitro haciendo el papel de desalmado que impedía que los blancos conquistasen el partido.

Los complutenses asistían al espectáculo impasibles, quizá demasiado pasivos, esperando un error madridista para birlarle a la chica. En el cuadro blanco decaían los ánimos y emergía la figura de Jesé. Se hizo con las riendas del juego y empezó un ritual de cortejo de regates, desborde y velocidad que impresionaba a la vista, como si del mejor documental se tratase.

Como no funcionaba la elegancia y el Alcalá seguía sin dominar la situación a pesar de su mejor posición, el Castilla probaba otras opciones. Optó por los zapatazos de Ríos. La pierna zurda del lateral soltaba cañonazos y uno de ellos, en una falta, estuvo a punto de dar frutos, pero salió rozando el larguero.

Pasaban los minutos y el despliegue físico del Castilla seguía siendo inconmensurable. Jesé cedió su puesto a Joselu y el Alcalá decidió atacar. Llevaba todo el partido esperando, incluso decepcionando y aprovechó el primer momento de duda del filial para buscar la victoria y lo intentó al final, cuando el partido se acercaba irremediablemente a un final que, visto el partido, era inevitable.

Álex Fernández pecó de juventud y, en el último minuto y cuando el Castilla se preparaba para lanzar el último ataque del encuentro, gritó en la cara de un Bosch Domenech que quiso ser protagonista y lo fue. Se convirtió en villano de un partido que olía a romance y se convirtió en tragicomedia.

Con el empate, los de Toril quedan a expensas del Lugo para terminar 2011 como líderes de grupo y cierran por este año la temporada con unos números que asustan. 11 expulsiones, 6 en los últimos 4 partidos y Valdebebas encendido en contra del estamento arbitral.