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Liga BBVA | Atlético 3 - Rayo 1

Juega el Rayo, marca el Atleti

Los vallecanos dominaron, pero se cegaron en el área. Gabi y Falcao marcaron y asistieron. Movilla se lució. Bronca a Manzano al quitar a un flojo Reyes

<b>SENTENCIA. </b>El Atlético se amontona para celebrar el gol de Falcao justo al lado de la pancarta que recuerda siempre la figura de Arteche.
SENTENCIA. El Atlético se amontona para celebrar el gol de Falcao justo al lado de la pancarta que recuerda siempre la figura de Arteche.

El Manzanares, tan acostumbrado a los fenómenos paranormales, vivió una mañana extraña por previsible. Comentábamos en la previa que el Rayo corteja como un galán de cine pero culmina como un adolescente nervioso. Histérico, incluso, tras ver cómo dominó al Atleti con soltura durante hora y cuarto para obtener la misma recompensa que un cowboy con pistolas de agua en un tiroteo. Con porterías 15 centímetros más anchas, el Rayo estaría en Champions. Mientras sigan así y a Sandoval no le fichen un nueve, la Liga va a depararle más frustraciones como la de ayer.

Y el Atleti, ¿qué? Pues justo lo contrario: poco fútbol y mucho tino. En busca del talento perdido sin Arda y Adrián (aún débil), apostó Manzano por Reyes y Koke de inicio, quizás pensando que bastante tirantez iba a tener ya con la grada ante la deslumbrante decimoséptima juventud de Movilla, y ambos defraudaron, aunque en el caso del canterano sería injusto sentenciarle tras una única oportunidad. Y como Mario Suárez y Gabi siguen formando una pareja de mediocentros de lo más disfuncional, el Rayo se dio un homenaje a tocar la pelota.

A Manzano no le serviría Movilla hace ocho años, pero ahora le pondría un piso por contar con él. O con Michu, completísimo: físico, técnica y llegada. Puntería, algo menos. Si la expresión 'lamer el palo' fuera literal, ayer se le habría quedado sabor a madera en la boca. De broche, Lass abusaba de Filipe Luis y Perea sufría ante Piti. Si Tamudo tuviera la pócima de Movilla, el Atleti se habría ido al descanso cabizbajo. En lugar de eso se fue ganando.

Avisó Falcao (muy bien ayer) con una buena maniobra, pecho-volea, que salvó Cobeño. Y la siguiente vez que los locales pisaron terreno enemigo, en el minuto 25, marcó Gabi. Gran pase de Falcao y magnífica definición del canterano, picando sobre el portero. El Rayo se quedó tan anonadado que de inmediato Cobeño tuvo que lucirse a tiro de Reyes, en el único momento en el que el utrerano dio la sensación de estar en Madrid y no en Estambul. Lástima de final para todos los implicados en un caso sin inocentes. Sin embargo, el susto le duró un suspiro al Rayo, que tuvo tres ocasiones claras antes del descanso. Remataron Michu. Tamudo (gol cantado) y Lass. ¿Adivinan el desenlace? Exacto. Todos fuera por poco.

Bajón.

Tras la reanudación, el Rayo siguió mandando cada vez con menos fe. Sólo algún lío defensivo made in Atleti le dio vidilla. Pero durante un buen rato lo más llamativo fue la bronca del Calderón a Manzano cuando quitó a Reyes. Esta vez, el Atleti mejoró con los cambios y acabó sentenciando con una de esas jugadas que recuerdan el porqué del prestigio de sus estrellas. Diego les montó un lío en el área a Arribas y Javi Fuego y sacó un centro al que hubieran llegado muy pocos delanteros en el mundo. Falcao es uno de ellos. Se comió vivo a Jordi y cabeceó en plancha. Golazo.

El tramo final fue una locura sin trascendencia. Asenjo pudo festejar su regreso con un par de paradas de mérito, Salvio marcó (al fin) a placer tras un buen pase de Gabi y éste cerró su atareada mañana con un autogol al intentar despejar un centro de Piti. Era evidente que sólo así podía marcar el Rayo. Conclusión: jugó el Rayo y marcó el Atleti. Lo previsible, en definitiva.