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Antoñito

"Antes había futbolistas de plazoleta y ahora los hay de PlayStation"

Antoñito, goleador más artístico que industrial, ahora "lía las pajarracas" en el área con el Atlético Baleares, en 2ª B. A sus 33 años disfruta y sostiene que "para correr ya está el balón".

Antoñito.
miquel borrás

Salió de Sevilla y ha pasado por Huelva, Murcia, Santander, Jerez, y ahora Atlético Baleares. ¿Le tira la playa?

Nooooo, jajaja. La verdad es que coincide que todos son sitios de playa, pero no he venido a Mallorca buscando eso.

No le veo en el Éibar, el Lemona o el Teruel, con todos los respetos.

Igual son ellos los que no me quieren a mí... He aceptado la oferta del Atlético Baleares porque desde el primer momento han mostrado un interés y una seriedad que me ha gustado. Me hicieron sentirme importante y eso es lo que uno busca cuando llegas a estas alturas de la película. Que donde estés, se te valore.

¿No es un paso atrás bajar a 2ªB teniendo alguna oferta de 2ª?

Sí las hubo y sí era reacio a jugar en 2ª B, pero puse condiciones y las aceptaron. Pero cuando he llegado, me he encontrado que está mejor montado y es más serio que algún equipo de Primera.

Alguno querría tener la tripleta atacante del Atlético Baleares: Antoñito, Jesús Perera y el exbético Dani. ¿No es demasiada pólvora para 2ªB?

El objetivo es ascender a 2ª y para ello nos van a hacer falta cuantos más goles mejor. Estamos bien como estamos.

Cuénteme algo del club.

Ha apostado por profesionalizarse y ha dado un salto de calidad tremendo. El técnico, Siviero, aquel central del Mallorca, tiene claro a lo que juega y tiene jugadores para ello. Somos un equipo ofensivo que aprovecha sus virtudes y la gente que nos ve se divierte tanto como nosotros.

Cuando mira atrás, ¿qué ve?

Muchas cosas. Amigos, goles, buenos momentos, cariño de las aficiones de los equipos en los que he jugado... Considero que he tenido suerte.

¿Ha perdido algún tren o ha tomado alguna decisión de la que se arrepienta?

Seguro, pero en general cambiaría pocas, decidiría lo mismo. No me ha ido mal.

¿Qué queda del Antoñito que deslumbró en el Sevilla Atlético?

La pasión por el fútbol. Estoy aquí porque me gusta jugar a esto. Disfruto con un balón en los pies. Antoñito sigue siendo el mismo que jugaba en la plazoleta de su barriada. Siempre he pensado que los jugadores buenos, los verdaderos futbolistas, son los que juegan igual en la plazoleta que ante 30.000 personas. Y yo lo he hecho siempre así, para bien o para mal.

Ya no quedan plazoletas...

Sí, que las hay, lo que pasa es que ahora los chaveas quedan a jugar a la consola. Antes había jugadores de plazoleta y ahora los hay de PlayStation. Yo me saltaba la valla del colegio para seguir jugando.

¿Le falta barriada al fútbol?

Seguramente, pero tampoco la barriada de Andalucía es igual que la del País Vasco o Galicia. Nosotros somos más descarados. Encaramos más, regateamos más. Nos gusta el uno contra uno. Pero por contra, el trabajo nos cuesta más. En Andalucía para correr ya está el balón y en otros sitios corren más los jugadores.

En esta docena de años que lleva usted en la élite, ¿cómo ha cambiado el fútbol?

Ahora el físico manda mucho más en el fútbol. Antes el talento era más desequilibrante. Ahora sin un físico potente, no resultas competitivo.

Sin embargo, en una época tan física manda un equipo y una selección que echan el balón al suelo y bailan al rival con la pelota en los pies. Un equipo de plazoleta, ¿no?

Es cierto, pero es que tú ves el talento que tiene Xavi o Iniesta, ¿quién es capaz de quitarle la pelota cuando se la cose al pie? Los ves y dices 'cómo se divierten los tíos'. Juegan un fútbol tan español...

¿Qué le queda a Antoñito del Romario del Polígono?

Aquello me lo pusieron cuando salí del Sevilla Atlético. Marqué 40 goles en 35 partidos y entonces me bautizaron así. Vosotros, los de la Prensa, que andáis siempre con esas cosas.

¿Era una exageración o se parecía en algo?

¿Yo que te voy a decir? Tenía gol y hacía mis cositas en el área. Pero lo de Romario eran palabras mayores. Estamos hablando de un jugador que dominaba el área como pocos: controles, regates, disparos... Tenía la varita de gol y hacía fácil lo difícil. Además, a mí también me ha gustado mucho asistir a mis compañeros. Un gol hace feliz a uno y una asistencia a dos. Yo he servido muchos goles a Baptista, Darío Silva, Bermejo, Calle...

¿Romario era entonces su ídolo?

No. Mi referente era Maradona. Lo que él hacía con aquella zurda no se lo he visto hacer a nadie.

Lo disfrutaron con la camiseta del Sevilla.

Yo era cadete entonces. Y la verdad, algún partido pude verle, pero no era el que deslumbró con Argentina. A mí el que me gustaba era Suker.

¿Davor Suker?

¡Qué futbolista! El jugador que mejores controles he visto yo hacer en el área. Y además el tío se adaptó a Sevilla perfectamente. Era un sevillano que había nacido en Croacia. Sus goles eran caviar. A Suker sí que le ví liarlas en Sevilla.

¿Alguno más?

Zidane. Messi y Cristiano Ronaldo son desequilibrantes, pero si yo tuviera que pagar una entrada, la pagaba antes para ver a Zidane. ¡Qué elegancia! En el fútbol el gol es importante, pero no lo es todo. Y Zidane hacía que todas esas cositas merecieran más la pena. A los niños hay que ponerles vídeos de él.

Está entregado.

Es que yo he jugado contra él en el Pizjuán y le he visto levantar la pierna metro y medio del suelo y bajar la pelota delante mía así como la bajaba él, que te daban ganas de aplaudirle en vez de ir a quitársela.

Hablando del Pizjuán, ¿es usted sevilista de cuna?

Por supuesto. Nunca fui de poner pósters en mi cuarto, pero mi padre tenía fotos por toda la casa de Montero, de Francisco, de Buyo y de ¿Biri Biri? No, espera, de Pintinho.

En su Sevilla B había buenos futbolistas...

Era una familia. Nos entrenaba Manolo Jiménez, que para nosotros era una leyenda, y salió gente como Reyes.

Ahora todos los filiales juegan como sus primeros equipos. ¿Eso ocurría entonces?

Nosotros jugábamos aprovechando las virtudes de los futbolistas que había. Ahora hay proyectos de juego y los filiales juegan como los grandes. Eso es un avance porque se propone un estilo de juego y desarrollas futbolistas con esa idea. El juego asociativo del Barcelona o el más físico del Real Madrid son ejemplos. Creo que se respeta más la identidad del equipo desde abajo.

Déjeme preguntarle por sus otros equipos. ¿Recreativo?

Fui cedido y me sirvió para curtirme, saber que no quería salir del Sevilla y pelear duro por ello.

¿Racing?

Una bonita experiencia en Primera.

¿Murcia?

Muy agradecido a la oportunidad que me brindaron.

Xerez.

Cerca de casa, una afición que entendía y disfrutaba de mi fútbol... Cuatro años muy buenos para mí y para mi familia.

¿Ha llegado a plantearse alguna vez irse a jugar a Turquía como Güiza o a Inglaterra o Italia como Diego Tristán?

La verdad es que somos del mismo corte, pero yo no me ha planteado salir. A mí no se me ha perdido nada por ahí afuera.

Pero si llegan los jeques con los petrodólares...

Deja, deja. Aquí en el Atlético Baleares tengo lo que quiero. Y el dinero no lo es todo, aunque ayude.

Está preparado para colgar las botas. Lo digo porque el futbolista en muchas ocasiones no sabe asumirlo.

Hay compañeros que lo han pasado muy mal, pero no será mi caso. Yo con 19 años vendía cortinas en una tienda de decoración y jugaba en mi barriada. Y con 21 debuté en Primera. Nunca pensé en hacer carrera como futbolista y para mí ha sido como un regalo. Así que no será un problema.

¿Seguirá vinculado al fútbol?

Me comentó Caparrós lo de ser entrenador, pero no es lo mismo saber conducir que saber circular. No me veo.

¿Cuánto fútbol le queda en sus botas?

Tengo firmados dos años y quizás un tercero luego.

Y después, a Sevilla con su Hermandad del Cautivo.

Eso es innegociable, amigo.