Inglaterra gana el pulso a FIFA y lucirá la amapola
Blatter rectifica tras la presión de Cameron y el Príncipe Guillermo

La FIFA dio ayer marcha atrás y los futbolistas de la selección de Inglaterra que se medirán el sábado a España (18:15 horas, TVE) podrán lucir brazaletes negros con una amapola prendida como recuerdo del Día del Armisticio (Día de los Veteranos o Día de la Memoria), conmemoración del final de la Primera Guerra Mundial, registrado oficialmente en la hora 11 del día 11 del mes 11 de 1918.
La FIFA atendió finalmente los requirimientos del Premier británico David Cameron y del Príncipe Guillermo (en su condición de presidente de honor de la FA), que enviaron cartas a Joseph Blatter, presidente de la federación internacional, para que reconsiderara su negativa a la exhibición de las amapolas en el encuentro. Según argumentaba la FIFA, su reglamento no permite mostrar mensajes políticos, religiosos o comerciales en las camisetas y hacer una excepción abría una puerta que costaría cerrar en casos similares.
La solución aportada por la FIFA es más pragmática que benevolente. Las amapolas no podrán ser prendidas en las camisetas de Inglaterra, Escocia (juega frente a Noruega) y Gales (en Chipre), sólo en los brazaletes negros, lo que salva los intereses de las partes.
"Felicidad".
David Cameron, que llegó a calificar como "indignante y terrible" la prohibición, comunicó ayer, en boca de un portavoz, que la rectificación de la FIFA era un "gesto de sensibilidad". Desde el Palacio de St. James, residencia del Duque de Cambridge, se comunicó, escuetamente, la "felicidad" del príncipe Guillermo por la noticia.
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La costumbre de lucir una amapola para recordar a los caídos tiene como origen el poema En campos de Flandes, del teniente coronel John McCrae, en cuyos versos se hace referencia a las amapolas que crecían sobre las sepulturas de los soldados. En 1918 una activista estadounidense, Moina Michael, tomó esa inspiración para lucir una amapola en su solapa.
Desde entonces, este símbolo se utiliza por los países de la Commonwealth, no sólo para rendir tributo a los nueve millones de muertos en la Primera Guerra Mundial, sino a todos los caídos en conflictos bélicos posteriores.



