Objetivo en Lyon: dejar los deberes hechos

Si el Real Madrid gana esta noche en el campo del Lyon y el Ajax no vence al Dinamo de Zagreb en el Amsterdam Arena, los madridistas se habrán clasificado para octavos como primeros de grupo a falta de dos partidos. Si el Madrid empata, un resultado que firmaría gustosamente su adversario, y el Ajax no gana, también estaría clasificado a falta de definir el primer puesto. Estas son las cuentas y da un cierto rubor mencionarlas, porque, vistos los tres primeros encuentros, nadie espera que el Madrid tenga que preocuparse de sus rivales ni de sus matemáticas.

Descartada la emoción de un grupo incierto, la importancia del partido no la establece ningún récord clasificatorio, sino la tranquilidad que proporcionaría una victoria. Tengamos en cuenta que los dos últimos partidos de Champions (Dinamo y Ajax) estarán seguidos de los enfrentamientos ligueros contra el Atlético y el Barcelona. Tener los deberes hechos, especialmente en vísperas del clásico, podría resultar fundamental física y psíquicamente.

Al Lyon, si somos claros, le satisfaría el empate. Así lo ha reconocido Bafétimbi Gomis, un delantero de nombre adictivo que se debate entre la brillantez sospechosa y la torpeza aparente (27 goles en 83 partidos de Liga en el OL).

Aunque la estadística nos recuerda que el Madrid sigue sin ganar en el estadio de Gerland después de cuatro visitas (un empate y tres derrotas), el presente invita a mirar con escepticismo los pésimos antecedentes frente al Lyon. Ni ellos son lo que eran (Abidal, Juninho, Essien, Malouda...), ni el Madrid se presenta con las dudas de antaño.

Ya lo ha comprobado el Olympique. El 4-0 del Bernabéu fue su derrota más abultada en Champions y descubrió tanta fortaleza en el Madrid como pánico en su adversario, agazapado de principio a fin. La recuperación espiritual de Gourcuff (el pasado sábado marcó su primer gol de la temporada) y el regreso de Cris no parecen estímulos suficientes para plantar cara al Madrid. Pesa más, y lo hace negativamente, la ausencia de Bastos, que sufrió un esguince en la Copa. Lisandro, por cierto, sigue en el dique seco desde el 27 de agosto.

El Real Madrid, entretanto, viaja con su sol particular. Ha ganado sus ocho últimos partidos y tan reluciente balance se acompaña, en Champions, de un dato que le convierte en único en la fase de grupos: no ha recibido ni un solo gol. Aunque el récord aún está lejano, hay que señalar que ningún equipo ha terminado jamás la liguilla imbatido. Sería la enésima medalla para Casillas.

Cambios. Las novedades en el once no son motivo suficiente para nublar el panorama. Arbeloa, Marcelo y Kaká se quedaron en Madrid por lesión, lo que sugiere la titularidad de Lass, Coentrao y Özil. Otra opción defensiva, quizá más razonable, es que Ramos volviera al lateral derecho y Albiol o Varane acompañaran a Pepe como centrales.

Arriba, y cumpliendo las rotaciones en la delantera, se espera a Di María, Cristiano y Benzema, que le ha tomado el gusto al que fue su equipo (dos goles en los dos últimos enfrentamientos). Son malos los ex.

El último aliciente del encuentro tiene que ver con la lista del Balón de Oro. Casillas, Xabi, Özil, Cristiano y Benzema están entre los 23 candidatos y eso significa jugar en el escaparate. Una gran actuación no cambiará los votos, pero alimentará el debate. Y de ese alimento vivimos.