Messi no quiere fallar en Granada

Muchos parecieron encontrar la grieta perfecta para poder acusar a Messi de fallón. La semana pasada tuvo la negra. Ante el Viktoria en Champions no pudo embocar y el sábado, frente el Sevilla, el argentino se estampó una y otra vez tras tropezar con la misma piedra: Javi Varas. Pronto se generó un debate con varias patas. ¿Está obsesionado con marcar? ¿Ha perdido el olfato goleador? ¿Es muy individualista?

El fútbol y todo el circo que le rodea tiene estas cosas. De la nada se saca un tema y el pueblo tiene la libertad para decir lo que quiera. Pero, según cuentan, Leo está bien. Vivo y con hambre de sumar más triunfos a nivel colectivo e individual. Lleva diez goles en Liga, aunque ninguno lejos del Camp Nou. De ahí que vea en Los Cármenes una plaza óptima para comenzar a callar bocas. Y decimos lo de lugar ideal no por el potencial del equipo andaluz, que lo tiene, sino básicamente por una simple reflexión estadística. Con el juego que están desplegando los catalanes desde que comenzó la temporada, no pudieron plasmar con la solvencia esperada, pese a la superioridad. Sí que hubo goleadas, pero entre la empanada de Anoeta (2-2), la olla a presión de Mestalla (2-2) y el partidazo de Javi Varas en el Camp Nou con su Sevilla (1-1), dejan a los culés metidos en una espiral de dudas mediáticas que serán resueltas cuando comiencen a finalizar con solvencia todo lo que crean.

Temor.

Pep teme la velocidad de hombres como Benítez o Romero. O de la contundencia que siempre tuvo Geijo. Aunque le sorprende que el aguerrido equipo de Fabri sólo haya materializado dos goles en la Liga (Fran Rico y Uche), algo que invita a entender que la aclimatación a Primera está siendo dura. Pero en choques como el de hoy, la ilusión está por encima de todos los registros logrados hasta ahora. La amenaza es Messi, que no quiere fallar en Granada.