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Liga BBVA | Barcelona 0 - Sevilla 0

Javi Varas ya es leyenda

El portero completa un partidazo parando un penalti a Messi en el descuento. Kanouté agredió a Cesc antes del lanzamiento. Enorme disciplina sevillista.

<b>HÉROE. </b>Javi Varas abortó todas las ocasiones del Barcelona y le paró un penalti decisivo a Leo Messi.
HÉROE. Javi Varas abortó todas las ocasiones del Barcelona y le paró un penalti decisivo a Leo Messi.

Hay días en los que el público se va del campo pensando que, dentro de un tiempo, podrán decir a sus nietos, "ese día yo estuve ahí". Esos días son pocos, pero épicos. El empate a cero entre Barcelona y Sevilla fue uno de esos. Los 82.000 espectadores que estuvieron en el Camp Nou nunca olvidarán el nombre de Javi Varas. El portero del Sevilla, desde ayer, es leyenda. Su partido en el Camp Nou fue perfecto del primero hasta el último minuto y desbarató todas las opciones del Barcelona, pero lo que le hace entrar en el olimpo de los elegidos, en el club de "yo lo ví", en el imaginario colectivo, en fin, pasó en el descuento. En el alargue, Varas le paró a Messi el penalti más largo del mundo. La justicia poética, por una vez sonrió al héroe que se la había currado y lo que podía haber sido nadar para ahogarse en la orilla se convirtió en un hermoso homenaje a un pedazo de portero que se comportó como un titán.

La lástima es que la hazaña de Varas quedó empañada porque hasta en las mejores gestas aparecen indeseables. Kanouté quería echar una mano a su portero y desconcentrar a Messi, que en el minuto 93 de partido tenía la oportunidad de lograr los tres puntos. Primero remoloneó junto a la pelota, luego la desplazó tras ver la tarjeta amarilla y se fue del campo con la roja tras agredir a Fàbregas y montar una tángana ante un supuesto comentario del jugador catalán que dilató el lanzamiento del penalti. No nos equivoquemos, el mérito del desenlace del partido sigue siendo de Varas y Kanouté quedó simplemente como un camorrista que trató de hacer trampa y nunca tendrá la gloria de ese momento. Más bien, lo ensució.

El muro. El Sevilla llegó al Camp Nou con una disciplina prusiana en defensa. Dispuesto a amontonar nueve hombres en la frontal que hicieron un esfuerzo titánico del primer al último minuto. Su plan era dejarse la piel en defensa y buscar alguna contra amparados en la velocidad de Manu del Moral. Llegaron una vez en 90 minutos al área y casi hacen bingo. Valdés, menos exigido que su colega en el otro marco, estuvo también fenomenal ante el tiro de Navas.

En el otro lado del campo, además del trabajo estajanovista de un Sevilla que jugaba con tres pulmones por jugador y que como si fuera una manada de lobos rodeaba a los jugadores del Barça en cada acción, se erigía la grandiosa figura de Javi Varas. Canterano que hasta ayer apenas había jugado 50 partidos en Primera a pesar de sus 29 años. Varas desbarató hasta cinco ocasiones clarísimas de gol del Barcelona. Pocas veces se ha visto una exhibición de velocidad en la reacción como la que dio ayer el sevillano en el Camp Nou.

Nunca bajó los brazos el Barcelona, que convirtió la segunda parte en un monólogo que se estrellaba contra un muro que detrás tenía a un pulpo. Cuando el empate ya se veía como un hecho, una internada de Iniesta fue cortada por Fazio en una acción que Iturralde consideró penalti a pesar de las protestas visitantes.

Messi tenía el triunfo en su mano. Varas, la oportunidad de pasar a la historia. El empate, quizás, era ya lo de menos. Se impuso Varas, que entró en la leyenda.