Liga BBVA | Osasuna-Real Zaragoza
La conquista del Reyno
El Zaragoza sale a explotar la irregularidad navarra
Si Mendilíbar ha de recordarle a los jugadores de Osasuna que "hay que meter el pie y apretar al contrario", es que algo no encaja. Esos valores se le suponían. Si los ha perdido últimamente, hoy no importará gran cosa porque la rivalidad con el Zaragoza y el seguro empuje de su hinchada le han de devolver el perfil. Osasuna y Zaragoza jugarán un partido sin tregua, tal y como lo definió Aguirre, que sabe lo que hay porque estuvo a los dos lados. Decir que no entiende a qué viene la ojeriza entre una afición y otra es hacerse el sueco, cosa muy poco mexicana... pero lo que importa al Zaragoza es la tendencia del Vasco a puntuar en Pamplona, donde sólo ha perdido un partido de cuatro.
Osasuna y Zaragoza cruzan sensaciones opuestas: el equipo de Mendilíbar sólo ha ganado un partido de tres en casa y viene de una derrota sonora en Bilbao (3-1). El Zaragoza, pasito a pasito, va encontrando convicciones a las que sujetarse y, si bien su fútbol está lejos del entusiasmo, ha rebajado de manera drástica los goles encajados (hasta 11 en las cuatro primeras jornadas, sólo dos en las tres siguientes) y se ha subido al noveno puesto después de tres jornadas consecutivas sin derrota.
Continuidad.
La cuarta la busca en un escenario árido, en el que ha cosechado pocos frutos a lo largo de los años. Aguirre repetirá el equipo que superó a la Real Sociedad, para intentar explotar la irregularidad de los navarros. Osasuna necesita enderezarse y le faltará Lamah, lo que obliga a rehacer el ataque con Nino arriba y tres por detrás. Mendilíbar corrigió su resbalón dialéctico previo al partido con el Athletic: "El público es Osasuna, yo soy Osasuna, el equipo es Osasuna...", recitó ayer como un mantra. Una llamada a reunir voluntades.