Liga BBVA | Racing 0 - Espanyol 1
Sergio designa nuevo colista
Dio la victoria al Espanyol con maestría. Diop estrelló antes una falta en el larguero. El Racing no era último desde la cuarta jornada de la 05-06.
Cómo ha cambiado la vida para el Racing en unos pocos meses. De volar en febrero guiado por la magia de Marcelino, ante la complicidad de Alí Syed en el palco, a ocupar farolillo rojo con la impotencia de Cúper, el run-rún que rodea a Pernía y el vacío de poder existente en el club. Ayer, el equipo cántabro se jugaba más tranquilidad que puntos y sucumbió ante un gran planteamiento de Pochettino, que dio al Espanyol su segunda victoria consecutiva fuera de casa. El Sardinero explotó contra el presidente y pidió su dimisión. Un ambiente prebélico que marcó el encuentro. Y es que la grada parece arrojar con sus quejas una razón por cada hoja del recién salido informe concursal. Pero eso no es lo peor ni lo más preocupante. Lo grave es que el Racing tiene tantos problemas o más en el césped que en los despachos, con la gran diferencia de que la justicia ya ha puesto plazos para enmendar el lío institucional y, por el contrario, no se atisban soluciones para subsanar el caos deportivo.
Sólo Diop mantuvo la dignidad del Racing en pie. Y para lograrlo, Cúper tuvo que cambiar su último plan, el 4-1-4-1, a la media hora porque ahogaba al senegalés y dejaba en evidencia la lentitud de Stuani arriba. Pape brilla si va y viene, y sufre con una única y fija misión. Él pudo adelantar al Racing gracias a una falta magistralmente lanzada. Sin embargo, su rosca tropezó con el larguero. Ahí, en la madera, se quedaron las esperanzas locales aunque mucho antes había desfallecido el interés general. A pesar de que Cúper intentara modificar la inercia negativa introduciendo cinco cambios respecto al Camp Nou. Unos necesarios. Otros incomprensibles. El Espanyol no dio tregua. Siempre paseó la sensación de que iba a ganar cuando apretara. Su defensa no pasó apuros jamás. Incluso su técnico pudo dar la tarde libre a algún central. Además, no se cansó de tocar en medio campo hasta encontrar rendijas ante la descoordinación de Adrián y Munitis en su nueva función. A veces se pasó de dulzón. Pero sobre todo basó su llegada en la calidad de Romaric, en la visión de juego de Verdú y en el nervio de Sergio García. Álvaro fijó a los centrales, que no es poco.
Aburrimiento. En esa primera parte, Racing y Espanyol lo intentaron desde lejos. Sin más. El equipo de Cúper volvió a mostrar una ineptitud alarmante a la hora de sacar el balón jugado. Los laterales, fichados hace dos veranos por su gran recorrido y llegada, no pasan de medio campo desde julio, y Adrián sigue siendo tan tímido y reservado dentro como fuera del campo. Así, Márquez se movió sin corsés y aprovechó toda la energía que no gastó en defensa para impulsar a todo su ataque. El mediocentro fue el origen de todo lo bueno del Espanyol y el final de cada progresión del Racing.
Hubo que esperar al segundo acto para encontrar algún argumento por el que seguir amando a este deporte. Hasta entonces, las ocasiones fueron contadas e inocentes. Y casi todos los detalles los regaló Sergio García, al que no le importó avivar el fuego de la grada contra sus gestores. Así, en el 59', hizo el tanto decisivo que terminó de deprimir a un estadio cabizbajo. En la jugada, Álvaro González despejó de cabeza sin la contundencia ni la dirección ideal. Dejó el balón muerto en la corona del área a los pies de uno de los que mejor lo trata, Verdú, y éste conectó con Sergio en décimas de segundo. El delantero batió a Toño por bajo, nombró nuevo colista de Primera (no lo era desde 2006) y desató la ola de sustituciones a la desesperada en el Racing.
El objetivo de Cúper fue intentar enmendar el estropicio. Pero lo que consiguió fue dar más publicidad al cerebro que pronunció una frase lapidaria: "Es peor el remedio que la enfermedad". Ni Koné, ni Ariel ni Jairo mejoraron a los señalados. Es más, el Espanyol pudo agrandar la brecha a la contra con dos llegadas más de Verdú. El final encendió la euforia perica, ya que este triunfo le catapulta en la tabla, y a la vez acorraló a Cúper; al que por ahora sólo le salva Pernía y que no hay dinero para un plan B.