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Copa del Rey | Deportivo 2 - Alcoyano 1

El gran gol de Gato no logró sujetar a Salomão

Las asistencias del portugués dieron el pase al Deportivo.

<b>DE ESTRENO. </b>Juan Domínguez, que jugó un buen partido, celebra junto a sus compañeros su primer gol oficial con la camiseta del Depor.
DE ESTRENO. Juan Domínguez, que jugó un buen partido, celebra junto a sus compañeros su primer gol oficial con la camiseta del Depor.sanchofoto

El Deportivo obtuvo su pequeña venganza de la derrota sufrida el sábado en El Collao eliminado al Alcoyano de la Copa. Sin embargo, fue un triunfo pírrico, tanto por el juego desplegado como por la alta factura pagada en forma de lesiones (Zé Castro y Morel). Las sensaciones para el Alcoyano, supuestamente con mucho menos fondo de armario, fueron mejores. Primero porque la Copa era una bola extra sin excesivo recorrido. Segundo, porque salieron con la cabeza muy alta de Riazor, especialmente un Carrión que celebraba sus 400 partidos oficiales con el Alcoyano.

Con todo, la puesta en escena fue la anunciada, con un Deportivo dominador y en busca de la posesión y un Alcoyano a la espera de una contra para matar. Los espacios de Riazor son diferentes a los de El Collao, pero a los de Oltra les costó mucho abrir un hueco para desarbolar el orden de los de Porras. El primer pasillo lo encontró Juan Carlos, que con un buen pase dejó solo a Riki, pero Dorronsoro evitó el primero. La segunda ocasión no llegó hasta pasada la media hora. Esta vez fue el activo Salomão el que desde la banda izquierda puso un centro al corazón del área para que Juan Domínguez se estrenase como goleador blanquiazul con la colaboración de Dorronsoro, blandito de manos en esta ocasión. No en la siguiente, al sacar un remate de Salomão que se vio obligado a utilizar la pierna derecha, la de palo.

El bagaje del Alcoyano fue todavía menor, o más bien inexistente. La luz parecía encenderse cuando el balón pasaba por Gato, pero se fundía en el último pase. Eso, y la constante pelea de Batres y Guille, fue la apuesta sobre el tapete. Muy baja, tanto que Lux sólo tuvo que blocar centros.

Balón parado. El partido pareció morir con el tanto de Riki, que al fin se quitó el gafe con el gol gracias a la enorme generosidad del inspirado Salomão. Pero no fue así, porque el balón parado era el arma secreta de Porras. Primero Monterde envió una volea tras un córner fuera por poco. Luego Gato avisó desde la derecha y mató desde la izquierda con un golazo de falta de bandera, pero llegó demasiado tarde.