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Clasificación Euro 2012 | República Checa 0 - España 2

España vive un sueño eterno

Xavi y Silva dirigieron el recital de Praga. Marcaron Mata y Xabi Alonso, lesionado en una salvaje entrada de Hübschman. Torres dejó pasar otra oportunidad.

Luis Nieto
<b>MAGISTRAL. </b>Xavi dio todo un curso de fútbol en el partido de anoche con acciones como la de la imagen.
MAGISTRAL. Xavi dio todo un curso de fútbol en el partido de anoche con acciones como la de la imagen.

Vive España un sueño eterno, que es pesadilla para el resto. Ayer soportó ese terrible dolor de muelas Chequia entre música de violines, la que hizo sonar el primer productor mundial de centrocampistas. Busquets, Xabi Alonso, Xavi, Silva y Mata tejieron en seda un triunfo soberbio, el primero de la historia en suelo checo. Y lo vieron en casa Cesc e Iniesta. Impresiona lo que tenemos y lo que nos sobra. La Selección dio 856 pases más que los checos en hora y media.

Torres no discutió su condición de ángel caído, pero es que casi nada luce en este espacio de creadores. Quienes les rodean parecen ninguneados en ese festival de toque. Y es creíble que Del Bosque ponga un nueve más por el que dirán que por su efecto práctico, sensación que se acentúa en el caso del Niño, diseñado para equipos al galope, que se arrancan en largo. No encuentra lugar en este mundo de juego bien horneado, casi anestésico. Pareció tan aturdido como el vencido. Villa salió al final y entendió mejor el entorno.

Los checos jugaron sin esperanza ni horizonte porque España llevó hasta el extremo su impecable neutralidad: está al borde de ganar todos los puntos a todos los rivales para evitarse reproches. También para darse un gustazo como éste. La emoción duró un suspiro. Xavi filtró un pase entre dos líneas a Mata y éste despachó con facilidad a Cech. Un paso de baile frecuente, muy español. Fue el principio de un largo recital al que se sumó Silva, investido como primera figura.

Los jefes. Se ve un jugador imponente y con derecho a reclamar tal condición. Su queja, en cualquier caso, sonó a toro pasado (el Mundial por el que Del Bosque le hizo pasar de puntillas). Ahora ofrece momentos del mejor Messi. Ayer también. Estuvo en todo lo que mereció la pena y le dio un gol a Xabi Alonso, que apareció en los terrenos del nueve para estoquear. Torres estaba de oyente en aquella sinfonía. Pero por encima de todos anduvo Xavi, jugador eterno, instructor de un estilo comercial y eficaz a partes iguales, dueño del partido de principio a fin.

A Chequia no le quedó otro remedio que tragarse el sapo. Sus estrellas, Rosicky y Baros, tienen más pasado que futuro. Sus promesas han sufrido un frenazo inesperado. A España le entregó el balón, la iniciativa, el territorio, el ritmo y hasta las llaves del estadio. Sólo cerca del descanso ofreció cierto atrevimiento, pero Baros ahogó la respuesta con una pifia horrorosa en boca de gol. La selección de Bilek salió con la camiseta roja y la bandera blanca, consciente de que no se movería una hoja sin que lo decidiera España.

A favor de obra regresó Puyol, que segó por oficio una contra de Baros, se marchó sin gloria ni goles Torres y entró Villa, que mezcla mejor con el tiqui-taca, por versatilidad, por movilidad, incluso por convicción. También perdió la cabeza Hübschman, con una entrada salvaje, gratuita e inexplicable que sacó del partido a Xabi Alonso. Un planchazo de cárcel. Javi Martínez estuvo a su altura y también rozó el gol en dos ocasiones. Lo evitaron Cech y el larguero. Colocarle de central es preparar tinto de verano con un rioja gran reserva. Tiene sitio en esta Selección feliz.