Dos porteros y muchas dudas

Courtois tiene 19 años y mide 1,98. Javi Varas ya ha cumplido los 29 y sólo alcanza 1,82. Al belga le bastó una temporada en el Genk para que Chelsea y Atlético llamaran a su puerta. El sevillano pasó años en Segunda B. Pero los caminos del fútbol les hicieron coincidir ayer en un escenario fantástico, un Calderón casi a rebosar en una tarde preciosa, para dar lustre a un gris partido que sin ellos habría tenido goles, pero no héroes. Y el deporte son héroes.

Y puntos, dirá el aficionado atlético con más razón que un santo. Porque un día más los rojiblancos se fueron a casa con la sensación de haber merecido algo más de lo logrado, pero la clasificación receta el primer ataque de nervios del curso. Sin deslumbrar, los locales jugaron razonablemente bien, pero a estas alturas la dinámica está clara: si Falcao está inspirado, la parsimonia y el toque acaban produciendo goles; pero si el Tigre está en plan gatito, el Atleti es tan peligroso como un niño con una pistola de agua: incordia y es mono, pero no dañino.

Ese gen inofensivo lo descubrió pronto el Sevilla. En el minuto 11, tras un rechace, Reyes se encontró con un balón junto al punto de penalti, perfecto para su zurda, pero en vez de marcar un gol vulgar quiso hacer arte con una rosquita: ni arte ni gol. Y en el 21, Diego (omnipresente en la primera parte, principio y fin de su equipo) le arrebató un remate claro a Tiago para tirar él fuera. El Sevilla acabó este tramo sin saber muy bien cómo no tenía ni un rasguño. Y decidió que, entonces, iba a arañar él. Pero literalmente.

Sin Negredo, que jugó un ratito, y con Rakitic fuera de forma, el encargado de marcar el estilo fue Medel. Y fino estilista o tipo blando no son definiciones que vayan con el chileno. Secundado por Navarro y Cáceres, Medel embarulló el partido, zancadilla va, agarrón viene, hasta que sacó de él al Atleti y cumplió el objetivo: llegar al descanso empate y con su contrario viendo fantasmas por todas partes. El Atleti que salió del vestuario nunca tuvo la fe en su plan que el de antes del barullo.

Y peor podría haber sido para el desconcertado Manzanares si Courtois tuviera también 19 años mentales y no 91. En el 49', entró en calor con una gran parada a Navas. Y tres minutos después, entre Undiano (que pareció señalar una falta a Diego en la frontal, pero era una bromita y dejó seguir cuando todos estaban quietos) y Mario Suárez (que perdió un balón imperdonable) permitieron que Manu se cruzara medio campo solo hacia el gol, sin más oposición que el indefenso portero. Ganó el portero y el Calderón ni se sorprendió.

Sin puntería. Poco a poco, el Atleti recuperó el pulso. Primero, Falcao falló una ocasión clarísima en la frontal del área pequeña. Pero el colombiano no se equivocó una segunda vez: error de Cáceres, buen pase de Reyes y zurdazo raso del Tigre rumbo a la esquina. Y apareció Varas. Más en concreto su pie, un pie imposible, para hacer magia: córner y ya. Al minuto, el portero desvió una rosca de Reyes y, aunque quedaban 20 minutos, ahí acabó el partido. Ambos entendieron que los porteros no estaban para bromas y se zanjó la discusión. El Sevilla, sin lujo alguno, suma y sigue. El Atleti, aunque promete sigue sin convertir intenciones en hechos. Y el tiempo pasa y las dudas crecen.