Liga de Campeones | Bate - Barcelona
El síndrome del Este
Rubin, Shakthar y Dinamo ya amenazaron al Barça.
Será porque el viaje es largo, porque los terrenos de juego dejan mucho que desear, porque la ancestral disciplina soviética permanece presente aunque medio equipo sea brasileño, porque son expertos en guerra de guerrillas o porque le tienen muchas ganas al campeón de Europa. Motivos los hay a cientos, pero sea cual sea el principal, lo cierto es que este Barça majestuoso de Guardiola se siente incómodo ante los equipos del Este de Europa. Sufre un rarísimo síndrome del este, que ha alertado al técnico de cara al encuentro de esta noche en Minsk ante el BATE Borisov.
En la memoria de Guardiola se recuerda la pesadilla sufrida ante el rocoso Rubin Kazan, que ganó en el Camp Nou al igual que el Shakthar Donetsk. Tampoco el último desplazamiento a Kiev se solucionó con holgura. Por tanto, el Barça deberá de salir muy atento ante un rival semi desconocido hace tan sólo unos meses para los servicios técnicos del Barça.
Además, después de empatar el primer partido de la fase de grupos ante el Milán en el Camp Nou, el Barça se ve obligado a exigirse su primera victoria. En la cabeza del técnico, que es un calendario, se consideran imprescindibles los tres puntos de hoy si se quiere llegar clasificado a la última jornada de la liguilla, el seis de diciembre ante los bielorrusos en el Camp Nou. No es que Guardiola dude de la victoria ese día, es que sabe que cuatro días después debe visitar el Bernabéu y desea llegar con todo el pescado vendido a la última jornada. Para ello, hay que superar esta noche los problemas que habitualmente se les plantean a los culés en el este de Europa.
Respeto. Por tanto, el Barça no piensa arriesgar lo más mínimo en Minsk, donde se juega el partido al tener el estadio mayor capacidad que el del BATE. Será partido para Messi, Xavi, Villa, Pedro y demás.
Las novedades, podrían llegar en la zaga, con el retorno de la pareja Puyol-Piqué, que no coinciden desde el último minuto de la final de Wembley.
Kezman, el goleador itinerante que rozó el Barça
Pocas parejas más atractivas había en el verano de 2003 que la formada por Robben y Kezman en el PSV, año en el que Hiddink estuvo cerca de llegar al Camp Nou. Primero porque era la baza electoral del candidato Jordi Majó. Y luego, porque Laporta negoció con él una vez fue elegido presidente. Kezman había logrado la Bota de Plata (35 goles en 33 choques). Mourinho reunió en Londres a Batman y Robben, como eran conocidos en Eindhoven. El serbio participó en uno de los mejores partidos de aquella época, la victoria ante el Barça en la Champions (2005). Meses después volvió a derrotar al Barcelona (con el Atlético), haciendo un gol, pero en el Calderón no triunfó. Tampoco en Estambul, París, San Petersburgo o Hong Kong.