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Liga BBVA | Athletic 1 - Villarreal 1

Recupera a San Mamés

El Athletic juega para ganar, pero no le basta. Nilmar le robó el triunfo en su único tiro a portería. La Catedral estuvo de diez y el árbitro, de cero

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<b>LUCHA EN EL CENTRO DEL CAMPO. </b>Iker Muniain recibe una falta de Gonzalo Rodríguez cuando trataba de controlar un balón de espaldas.
LUCHA EN EL CENTRO DEL CAMPO. Iker Muniain recibe una falta de Gonzalo Rodríguez cuando trataba de controlar un balón de espaldas.

El Athletic dejó en nada al Villarreal y ni así se llevó el primer triunfo de la temporada. Los de Bielsa hicieron un partido perfecto en la presión, hasta el punto de que los visitantes sólo chutaron una vez entre los tres palos y se llevaron un gol y un punto. Cierto es que se pueden contar las ocasiones rojiblancas con los dedos de una mano, pero le debieron bastar para sumar tres puntos. Fue sintomático ver a Garrido pidiendo la hora a Iglesias Villanueva, un desastroso árbitro que amargó la tarde a San Mamés, cuando su equipo tenía un jugador más por expulsión del soberbio Ekiza. Diez leones abultaban más que sus once grumetes del submarino.

Los rojiblancos y su gente empiezan ya a estar cansados de victorias morales. Sin un fútbol de la otra galaxia, pero cada vez más compacto, lo lógico es que tuviesen ya en la cuenta entre siete y ocho puntos. Y únicamente suman dos en puertas de los derbis, que llegarán tras el aperitivo que supone recibir el jueves en La Catedral al PSG de Pastore. El espía galo de ayer en Bilbao salió con cara de preocupación. No es sencillo doblegar a este Athletic, por endeble que parezca en la tabla.

Bielsa nunca ha pedido árnica a la afición, que entendió por fin qué papel debe jugar. Se puede decir que fue el equipo quien se la metió en el bolsillo desde el principio, con una presión adelantada muy valiente. Ya se sabe que Bruno, Senna, Valero y compañía juegan muy bien la pelota, y se te salen indemnes del primer arreón, te pueden hacer un traje con el modisto italiano que tiene este equipo arriba, Rossi, que están rápido y listo como Valentino, el de las motos. Por ahí, los rojiblancos se ganaron a La Catedral, que estuvo de diez en todo momento.

Los dos tantos de la tarde llegaron por graves errores. El Athletic se adelantó por listo y porque en alguna cosa le tiene que ir sacando rédito al rosarino. Estaba el encuentro al filo del descanso, cuando los bilbainos tuvieron una falta a favor cerca de los banquillos. El Villarreal la esperaba a la olla, en busca de Llorente, pero Muniain sacó rápido hacia Javi Martínez, que lanzó en profundidad a Iraola y éste puso el balón abajo a Gabilondo para que lo enviase con fe a la red. El de Añorga andaba, como en este inicio de temporada, debilucho en el centro, diesel en las carreras. Pero siempre pisa área, sabe llegar por sorpresa. Sólo así se puede batir a un portero de la talla de Diego López.

El otro fallo llegó nada más comenzar la segunda parte. Gurpegui perdió una pelota muy cerca del área ante Rossi, aunque reclamó clara falta, y el italiano chutó. Desvió Iraizoz, que anda gafado, y allí estaba Nilmar para hacer el 1-1. Fue un mazazo, un jarro de agua fría del que el Athletic supo sobreponerse. No perdió la compostura, aunque de poco le sirviese.

Marcajes mixtos. Los marcajes individuales de Iraola sobre Cani y Aurtenetxe sobre Valero funcionaron. El chaval, que tuvo que debutar por las molestias de De Marcos, fue a mucho más en el partido. Ya se sabe que de espaldas apenas sabe moverse (Bielsa llegó a mandar calentar a Íñigo Pérez), pero su segunda mitad fue espectacular. Puso empuje a raudales y todo su físico encima de la mesa cuando Javi Martínez empezaba a boquear. Y lo que pasaba de medio campo se lo quedaba el mariscal Ekiza, que paradigmáticamente fue el mejor del partido y terminó expulsado. Su pulso ganado al veloz Marco Ruben levantó a los aficionados de sus asientos.

El Athletic, que minimizó al Villarreal toda la tarde, tuvo el triunfo en las botas de Susaeta (tenía solo a Muniain y no le pasó) y de Aurtenetxe. Diego López estaba en su sitio. Toquero puso la reacción que necesitaba y el equipo no se cayó. Lo que pasa que los dos mejores argumentos ofensivos no tuvieron su día. Muniain estuvo confundido hasta desesperar y Llorente no termina de arrancar. Bruno sacó la escoba en medio campo y permitió a los amarillos irse vivos. Él y un colegiado parcial, que perdonó al Villarreal todo, penalti incluido. A Bielsa le volvió aún más loco.