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El Madrid se queda en nada

Espantoso partido del cuadro de Mourinho ante un Racing manso pero ordenado. El portugués cambió medio equipo para no conseguir nada. El Madrid duerme fuera de Europa.

Luis Nieto
Actualizado a
El Madrid se queda en nada

El Madrid se ve en peligro demasiado pronto. Sin actitud ni juego se dejó dos puntos más ante un mansísimo rival que sumó un empate sin demasiado padecimientos. El equipo de Mou dejó las peores sensaciones desde la llegada del portugués. El desgaste en la convivencia quizá empiece a afectar a la energía de un equipo que se acostó fuera de las plazas europeas.

El primer tiempo del equipo blanco merece que se rasque más allá de la superficie de un partido espantoso. El No tuvo juego, ni ganas, ni ánimo, ni propósito de enmienda y se entregó a una aburridísima ceremonia en la que colaboró el Racing. Todo ocurrió al paso, sin asomo de nervio, en un ambiente inexplicablemente depresivo. El Madrid deambuló desorientado y mandó su primer remate a Toño en el descuento, un cabezazo sin colocación de Callejón. Alargó aquel derrumbe del Ciudad de Valencia inopinadamente. A veces pareció complacerse de que pasaran los minutos sin que nada ocurriese.

Los cambios

Cinco jugadores nuevos metió Mourinho, tres por obligación y dos por devoción. La purga se llevó por delante a Sergio Ramos, otro nacional. Un cambio brutal para que nada cambiase, porque el equipo siguió sin liberar endorfinas. Cristiano se buscó sólo a sí mismo pero sin la energía habitual. En dos remates lejanos y desatinados despachó su primer tiempo. En el segundo hizo aún ménos.

De Özil sigue sin haber rastro. No estuvo participativo, ni siquiera intermitente. El año pasado dirigió en el mismo escenario a un Madrid que se movió con la elegancia de un ballet. Hoy fue un alma en pena. Y ese súbito empeoramiento, que no tuvo que ver sólo con lo futbolístico (y eso es lo peor), fue contagiando a todos: a Callejón, que no ofreció la imagen de meritorio (su poco apetito le llevó a la sustitución en el descanso); a Benzema, derribado en los primeros minutos y sin capacidad de respuesta después; a Xabi, que no promovió el juego en largo que tanto aclara al Madrid; a Marcelo, remolón en las subidas.

Aquel puré de imprecisiones le fue bien al Racing, al que le pareció un mal menor no llegar a cambio de no sufrir. Percutió lo suyo el gigantón Stuani y dio dos buenos muletazos Tziolis al comienzo antes de confundirse con el tristísimo paisaje. Un paisaje inédito en la era Mourinho, porque con fútbol o sin él, nunca faltó la agitación.

La entrada de Di María ofreció un repunte efímero. Dos recortes y un remate salvado por Toño, respuesta a otro, de Serrano, salvado por Casillas en parada de cinco estrellas. Y luego, vuelta al sesteo con el Racing de oyente. Mourinho intento reactivar al equipo con Higuaín y Kaká, jugadores con la plaza perdida y, por tanto, necesitados de oportunidades. Y ahí, en el arreón final, con Marcelo más combativo, buscó el Madrid el remiendo de un gol. No llegó. Lo de alcanzar pronto la permanencia empieza a sonar broma pesada.