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El carrusel | Cuarta jornada

Falcao: un depredador evangélico

El Barça comenzó la jornada con un ejercicio de autoridad frente a Osasuna que hizo recordar la mejor versión del equipo de Guardiola. No falló tampoco el Valencia el sábado, por lo que el inesperado tropiezo ayer del Madrid en el campo del Levante tuvo las peores consecuencias posibles. La Liga no es tan previsible. No.

Falcao: un depredador evangélico
reuters

Los padres y el sueño de ser futbolistas

Todos nacemos con el sueño de ser futbolistas. Todos a los que nos gusta este deporte. Desde que tenemos memoria nos imaginamos rodeados de flashes y estadios repletos. Este anhelo lo recibimos, casi de forma innata, por parte de nuestro padre. Él nos transmite su ilusión y nos viste de futbolista sin que aún sepamos andar. Así hizo Salvador Pacheco con su hijo Dani recién nacido. Desde entonces ha vivido con intensidad su carrera. Ha seguido sus primeros pasitos en el Málaga, su etapa como cadete en el Barça, su aventura inglesa en Liverpool y Norwich... Ayer, aún con 20 años, Pacheco debutó con el Rayo. Fue su sueño y el de Salvador. El de todos los padres.

Un estilo que hace enano a Llorente

Bielsa sigue sin dar con una fórmula que haga arrancar al Athletic. De hecho, ni siquiera está muy claro que sepa cuál es la correcta. De momento, ha llegado a San Mamés con una idea futbolística sofisticada, pero que casa muy poco con lo que históricamente ha sido este club. Rasear el balón y priorizar la posesión no parece lo más sensato para un club de garra y fuerza como el Athletic. El primer y gran damnificado es Fernando Llorente. Ya no hay balones aéreos que peinar, ni juego de espaldas, ni el trabajo oscuro de Toquero a su lado. Esto no se parece al Athletic de siempre. Es algo completamente nuevo. Y eso siempre conlleva unos riesgos.

Llegar a la cima más alta desde la falda más baja

El Levante hizo saltar por los aires la Liga bipolar. Algo parecido había ocurrido la semana pasada entre Real Sociedad y Barça. Esta vez el éxito de los granotas debería focalizarse en su técnico, Juan Ignacio Martínez. No siempre el fútbol cuenta con jornaleros cuyos triunfos retumban tanto como el suyo de anoche. Él nunca había dirigido en Primera hasta ahora. Nunca se había visto las caras con el Madrid. Ni con Mou. Es más, hace sólo diez años entrenaba al Torrevieja en Regional Preferente. Esa escalada desde lo más profundo de nuestro fútbol es un premio a los técnicos vocacionales que, como él, empiezan desde los más bajos escalones. También ellos son capaces de ganar un día al mejor técnico del mundo. Y entonces, en la cima, ven con orgullo su duro camino recorrido.

Cesc: el fútbol y su idioma único

Ordeñar vacas se hace mediante el mismo procedimiento aquí y en las Antípodas. Como pilotar un avión. O extinguir un incendio. Hay oficios universales. Con el fútbol ocurre igual. Quien sabe jugar puede practicarlo de Occidente a Oriente. De Norte a Sur. Sólo se requieren unos compañeros que entiendan el lenguaje y permitan la asociación, como en toda tarea en equipo. El mejor ejemplo está siendo la integración de Cesc al juego del Barça. El de Arenys de Mar no ha gastado ni un segundo en rememorar ese fútbol de toque con el que se crió en La Masía antes de partir al Arsenal. Vale un gesto, una mirada, un movimiento para saber qué piensa quien a tu lado se encuentra, sin importar nacionalidades ni lenguajes. Ese idioma común lo hablan a las mil maravillas los Messi, Villa, Iniesta o Xavi y desde este verano encuentran un nuevo interlocutor en Cesc. El partido ante Osasuna fue una muestra más. La última. Aquel que sabe jugar no necesita adaptación. El fútbol, como empleo, es global.

La figurita de cristal de Sergio Domínguez

Los futbolistas son caprichosos a la hora de elegir sus amistades, quizá porque tienen un gran elenco de gente -más o menos interesada- entre el que hacerlo. Con aquellos con los que suelen conectar seguro es con masajistas y fisios. Muchas son las horas que pasan juntos mientras les tratan los músculos y ese es tiempo de confidencias. De eso sabe mucho Kanouté, quien a sus 34 años y con casi 400 partidos a las espaldas necesita casi a diario las eficaces manos de un recuperador. Para él es Sergio Domínguez, con el que pasa más horas entre semana que incluso entrenando. Tiene sentido. A los cristales preciosos sólo se les saca brillo cuidándolos. Y Kanouté lo es.

Riesgos colaterales del día 31 de agosto

Al parecer, un verano entero no basta para que los clubes muevan sus fichas. Si no no se explica que el Espanyol dejara marchar a Luis García el último día habilitado para ello, el 31 de agosto. El asturiano afrontaba su séptima temporada en el equipo perico y había sido titular en el estreno liguero. Incluso esta campaña sería uno de los capitanes. Pero su alta ficha inspiró a la secretaría técnica para buscarle una salida. No importó que fuera el último día. El Zaragoza se interesó y la operación se cerró sin tiempo para la reacción. Ayer, ese revoltijo se volvió cruel cuando Luis García se deshizo de su exequipo con dos goles. Todo un castigo. Una mala planificación aireada.

Los milagros de Unai Emery (capítulo III)

Un entrenador dirige equipos, no jugadores. Sacar rendimiento a los mejores futbolistas del mundo es imposible si no se hace con un espíritu colectivo. El argumento definitivo se personaliza en Unai Emery. No hay verano en el que el técnico del Valencia pueda dormir tranquilo. Y no es por el calor. La mala situación económica que vive el club obliga a ventas. Ventas millonarias. De estrellas. Hace dos años fue Albiol, el pasado Silva, Marchena y Villa y este Mata. Cinco internacionales absolutos menos y 112,2 millones más. ¿Y el equipo? El equipo sigue ahí, compacto entre los mejores y colíder de la Liga. Un trabajo fino o un milagro más. Como se quiera ver.

El personaje: Falcao

Falcao es puro gol. Tiene olfato e instinto de depredador el colombiano. Sus tres dianas de ayer ante el Racing son un primer racimo de una temporada que se prevé prolífica. Su pasión y entusiasmo se detectan en cada celebración de gol. Esa vehemencia se la impuso su padre, que decidió añadir Falcao a su nombre de pila en honor el mítico futbolista brasileño de los 80. Pero hay más. Al igual que otros jugadores como Kaká, Ze Roberto o Edmilson, la fe evangélica es parte importante en su vida. De hecho, conoció a su mujer Lorelei en una Iglesia Protestante y mantiene ese fuerte contacto con lo divino en Madrid. Un goleador celestial, podría decirse. Pues bienaventurado sea...