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Liga Adelante | Deportivo 2 - Sabadell 1

Sangre, sudor y puntos

Dani hizo buenos los goles de Valerón y Guardado

<b>DECISIVO. </b>Tino Lao ya celebraba el gol del empate en el último instante del partido, pero una mano prodigiosa de Aranzubía lo evitó.
DECISIVO. Tino Lao ya celebraba el gol del empate en el último instante del partido, pero una mano prodigiosa de Aranzubía lo evitó.SANCHOFOTO

El Deportivo ya transita por la zona noble de la clasificación gracias a su victoria de ayer ante el correoso Sabadell. Los de Oltra lograron el triunfo agarrados a dos pilares básicos. Uno fueron cuatro minutos de inspiración en ataque con los tantos de Valerón y Guardado. Otro, 86 minutos en los que Aranzubía demostró que la categoría se le queda pequeña, muy pequeña.

El recital de Dani comenzó en el primer tramo del encuentro, en el que dejó a un activo Florián sin el premio que se había ganado. El delantero arlequinado remató primero de cabeza, y ahí se encontró con el vuelo felino del meta riojano. Luego lo intentó con un derechazo, que entre Aranzubía y el larguero enviaron al limbo. Dos claras ocasiones, dos claros avisos que llegaban como consecuencia de la autopista que encontraba el rival por el centro de la defensa coruñesa.

Los zarpazos del Sabadell despertaron al Deportivo y, como otras veces, Valerón encontró el hueco en la defensa enemiga para dejar solo a Lassad. La grada ya se disponía a celebrar la semana mágica del marsellés, pero en lugar de convertir en oro todo lo que toca, dejó una pifia impropia de su nuevo rol de goleador. Quizá dolido por el error, le devolvió el regalo al Flaco pocos minutos después. Con los papeles cambiados, el genio canario corrió hacia portería, fijó a De Navas y definió como un nueve para celebrar un gol en Liga, algo que no ocurría desde el 29 agosto de 2009 en el Santiago Bernabéu. Cómo han cambiado los tiempos.

Con la ola buena, el insistente e incisivo Salomão dejó una cabalgada de la casa para plantarse en la línea de fondo a escasos metros de De Navas. Esta vez sí tuvo sangre fría y dejó una asistencia genial para que Guardado se reconciliase con Riazor con el 2-0.

Resistencia.

El tanto del Principito al borde del descanso parecía ser la sentencia al partido y a la proeza del invicto Sabadell. Las sensaciones en el inicio del segundo tiempo también eran concordantes con el marcador, pero poco a poco el Depor fue perdiendo presencia y permitiendo que el Sabadell, un equipo con las ideas claras y de fe inquebrantable, se creciese. Puede que fuese algo de confianza y relax, puede que fuese falta de fuelle, o puede que fuese simplemente el empeño del rival, pero lo cierto es que el partido se convirtió en una gran e inesperada agonía para Riazor.

A falta de un cuarto de hora Baha certificó el empeño visitante tras un error de Aythami y los nervios pasaron de alerta naranja, a roja. Y es que el Sabadell había ganado sus tres partidos anteriores remontando y estaba, de nuevo, en busca de la épica. Pudo llegar, pudo, pero ahí estaba Aranzubía; todo un seguro de vida y algo más.