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LIga BBVA | Betis 1 - Mallorca 0

Rubén lanza al Betis

Los de Mel, terceros con otro gol postrero del canario

<b>ALEGRÍA BÉTICA. </b>Rubén, Santa Cruz y Vadillo celebran el gol del delantero canario. La locura se instalaba en el Benito Villamarín.
ALEGRÍA BÉTICA. Rubén, Santa Cruz y Vadillo celebran el gol del delantero canario. La locura se instalaba en el Benito Villamarín.morenatti

Cero a uno y uno a cero con dos goles del mismo, Rubén, ambos logrados en el último suspiro. Juega el Betis para golear y también para recibir varios tantos, pero sus resultados se resumen en la eficacia y la simplicidad del lenguaje informático, el de los bits. Las calculadoras dicen que el equipo verdiblanco es tercero y que, después de mucho tiempo, está por encima del eterno rival. Eso en la Sevilla de Cain da mucho juego, mucha guasa en las máquinas de café este lunes. El bético se siente feliz. Y el mallorquinista, dubitativo.

Bien harían Laudrup y Serra en evitar que su mal rollo de los despachos acabe por trasladarse al césped. Jugar, no juega nada mal el equipo balear, que ayer controló el partido en la primera parte gracias a una notable disposición táctica (bien el chaval Pina, que debutaba en la titularidad) y a un contragolpe al que sólo le faltó una mejor definición del ex sevillista Alfaro o de Nsue.

Pero, a caballo de un fabuloso estado de ánimo, al Betis de Mel no le asustan los avisos del rival, sabe sobreponerse. Eso sí: ayer no era el día de Jefferson, con menos desborde del habitual, tampoco el de Salva, muy tímido en sus disparos. Ni el de Molina. El alcoyano reclamó dos penaltis y luego se empachó de mala suerte: Rubén remata al palo, Jorge cabecea al larguero y Aouate evita el gol del alcoyano manoteando la pelota otra vez al travesaño.

La jugada de youtube dio paso al descanso, del que ambos equipos volvieron con menos ímpetu y, por ende, más marchamo de empate. Sólo las equivocaciones en el despeje de Dorado alimentaban entonces la esperanza del Mallorca, al que no ayudaron los cambios de Laudrup. Chori demostró por qué no tiene sitio en el once y Nsue perdió peligro cuando su técnico le sacó de la banda. En el cajón del nueve, el hispano-guineano falló la mejor ocasión bermellona del segundo tiempo.

Mel sí que acertó con sus sustituciones. Pereira acumula puntos para ocupar el rol de jugador número 12 y Aouate le sacó una mano sublime. Vadillo también sumó minutos de calidad, esta vez como suplente, y el debut de Santa Cruz acabó por revolucionar a la grada. Tras mandar fuera su cabezazo en un saque de esquina, el paraguayo se inventó otro córner que decidiría el partido.

Lo botó Beñat y lo metió Rubén Castro. Igual que en Granada, el canario explotaba al máximo esa hora de los listos que los hombres de fútbol denominan Zona Cesarini, en honor a un punta de River y la Juve habituado a mojar en los minutos finales. Rubén está de dulce, sigue dándole la vuelta a su fama de delantero segundón tras ascender al Betis con 27 goles y prolongar en Primera ese idilio con la red. Mucha de la culpa la tiene Mel, cuya contagiosa seguridad parece capaz de cambiar hasta la historia verdiblanca, para la que los Cesarinis habían jugado casi siempre en el otro lado, el del rival.