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Liga BBVA | Racing

Pinillos endulza su final

Los amigos le homenajearon y le hicieron olvidar su agria retirada

<b>AMIGOS PARA SIEMPRE. </b>Pinillos posa en el Gambrinus de la Avenida de Los Castros acompañado de su inseparable mujer, Mónica, y de sus colegas. Uno de ellos, Chonta,  es de toda la vida. Otros como Jaime, Preciado, Enrique, Sergio, Amado, Félix, Carlos, Chato, Carnicero, Miguel, Chuspi, Miguel, Lavín, Manolo, Fonso y Matilla los hizo aquí.

El pasado 21 de mayo, Pablo Pinillos acabó el último partido de Liga ante Athletic de la temporada 2010-11 con la certeza de que ese final era simplemente un hasta luego. No pudo ni quiso despedirse de El Sardinero a pesar de que acababa contrato. Unos meses antes, Francisco Pernía le había prometido la renovación al alta por una temporada más. Gracias al visto bueno de Marce. Sin embargo, durante el verano todo se truncó. El asturiano se marchó, la Ley Concursal ajustó el cinturón al club y aterrizó Cúper. Nadie se hizo responsable de cumplir aquella promesa y la única oferta que recibió el lateral riojano fue para jugar en los despachos. El capi aceptó tragándose el orgullo, a la vez que su Logroñés le tentaba para no colgar las botas. Hoy, dos meses después, intenta adaptarse a su nuevo rol con la tristeza de no haber tenido una despedida a su altura. Justo lo que sus amigos de Cantabria, en realidad su segunda familia, le tributaron en la noche del pasado martes en el Gambrinus.

La fiesta sorpresa, espectacularmente diseñada por dos de los dueños del restaurante, Miguel y Manolo, y por el profe Chuspi, hizo llorar a Pinillos como un niño. No fue para menos. El exjugador creyó acudir a cenar como hace cada martes con su cuadrilla y, sin saberlo, se topó con que una veintena de fieles le esperaban para darle las gracias. No había futbolistas, ni modelos, ni siquiera prensa rosa como suele suceder con otros jugadores. Allí había hosteleros, sindicalistas, obreros, jubilados, carniceros, maestros, un policía, gente de derechas, izquierdas y centro. Católicos y agnósticos. La estirpe trabajadora, llana y plural que tan bien representa Pini: "Tanto en el campo como fuera de él te has ganado esto y mucho más. Lo merece todo", fue la frase más repetida mientras Pablo no acertaba a pronunciarse.

Arropado. Manolo Preciado, el técnico del Sporting, no dudó en viajar desde Gijón para abrazar al que fue su primer fichaje en el Racing. "Cuando llegó, se lo dije a Pinillos: 'te vas a quedar aquí toda la vida porque Cantabria engancha a la gente y tu engancharás a Cantabria con tu profesionalidad'. Y mira Ahora hasta soy su vecino de piso". Tampoco faltaron a la cita, para ponerle la dosis emotiva, la mujer del riojano, Mónica, y Chonta, su amigo del alma de Murillo de Río Leza (su pueblo). Ambos llegaron desde Logroño cargados de anécdotas: "Es poco lo que hagamos por Pablo. Aún recuerdo cuando jugaba en el Calahorra y se bajaba del andamio para ir a corriendo a entrenarse desde el pueblo recorriendo cinco kilómetros. Como mucho cogía mi Cady", recordaba su colega. "O cuando mi padre le dejaba un coche prestado para que no llegara tarde", completaba su pareja.

El homenaje tuvo de todo. Pinillos recibió dos camisetas con el '14' a la espalda en las que en vez de su nombre se leía un lema: "Comenzar a vivir". También recogió una caricatura sensacional encargada por Chuchi a un inspector de Hacienda de confianza, y hasta un hermano le recitó un poema. Pero lo mejor de todo fue el video que se proyectó como resumen a su trayectoria. En él había fotos de su infancia, de todos sus equipos (Depor, Pontevedra Calahorra, Compostela, Toledo, Levante y Racing). También se incluyeron varios sketchs humorísticos, que casi atragantan al personal. En uno de ellos se ve a un doble de Pinillos entrenándose en un columpio mientras intenta convencer a Cúper de que todavía es útil. En otro, aparece un doble de Alí cargado de dinero para sufragar su renovación. El homenajeado no paró de reír.

Pinillos no daba crédito. Tras 213 partidos en Primera (172 en el Racing) pocas veces se le vio tan emocionado: "Es el recuerdo más bonito que me podía llevar. Esto sí que es importante e inolvidable. Recibir tanto cariño fuera de tu casa no es normal. Por eso sé que acierto al quedarme a vivir en Cantabria. Estoy feliz pero también reconozco que algo amargado por tener que dejar el fútbol un año antes de lo que pensaba. Me veo bien y sigo entrenándome a tope. Me da una envidia y una rabia tremenda no poder ayudar este año pero". Ahí, con sus reflexiones, surgió una tertulia futbolera que se extendió hasta la madrugada y que finalizó con una moraleja lanzada al aire con sorna pero con esperanza: "En el mercado invernal el Racing te repescará de nuevo".