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EUROCOPA 2012 | ESPAÑA 6- LIECHTENSTEIN 0

A la Eurocopa de etiqueta

España se dio un festín. Liechtenstein se acabó en media hora. Negredo (2), Villa (2), Xavi y Ramos firmaron el set. Debutó Thiago y disfrutó Logroño.

Luis Nieto
Actualizado a
<b>FELICITACIONES. </b>Sergio Ramos agradece a Iniesta su participación en el cuarto gol, que también tocó Negredo con la cabeza.
FELICITACIONES. Sergio Ramos agradece a Iniesta su participación en el cuarto gol, que también tocó Negredo con la cabeza.

España acudirá a la defensa de su título continental investida de la autoridad que se ganó hace tres años tras pasar una noche agradable en Logroño. No hubo rival, no hubo lesiones, no hubo tanganas (ni de las que hermanan ni de las otras). Tampoco faltaron goles en un faena tan vistosa como falta de emoción. Fue una fiesta en paz en el contexto emotivo que ofreció Las Gaunas. Liechtenstein intentó hacerse la difícil desde su modestia, pintando dos paredes de azul por delante de Jehle, esperando sin esperanza. Media hora duró aquel simulacro, al que Negredo puso fin de dos martillazos y nos metió en la Eurocopa. Xavi, Iniesta y Villa abrieron luego el baile.

La Selección tardó en meter a Liechtenstein en el engaño, quizá porque el partido pedía dos tallas más de anchura y tardó en dárselas, quizá porque la circulación no tuvo la velocidad que desorienta a la presa. Esta vez Del Bosque no se perdonó a Iniesta, futbolista que maneja todas las herramientas de ataque a conveniencia: desborde, último pase, pausa, sprint y remate. Acabó como jefe del partido. Sin embargo, se ahorró a Silva, que en los primeros días del curso ha dado la impresión de ser el más afinado del grupo, con chispa, buen ánimo y mejores propósitos. Estuvo soberbio en Italia y fue el más potable en los peores momentos ante Chile. Ayer prefirió a Mata, que a banda cambiada, como Villa, condensó en exceso el juego por el centro. Ese intenso tráfico mantuvo viva a Liechtenstein hasta que apareció Xavi, el monitor de este estilo, para blanquear el juego y el duelo.

La paliza.

Ayer pasó a Raúl como jugador de campo con más partidos internacionales y reforzó su imagen de marca. También deshizo el nudo con un pase larguísimo, preciso y profundo a Negredo. Erró en el cálculo la línea de Zaugg y el sevillista se dio el gustazo de romper la pelota con su izquierda. Para entonces Jehle ya se temía lo peor. Mata y el propio Xavi se vieron frente a él. Al primero le cayó la pelota a la derecha, al segundo le vino a la cabeza. Dos contratiempos insalvables.

El 1-0 desarmó a Liechtenstein y apareció entonces lo que dice su padrón. 160 kilómetros cuadrados no dan para más. Se tragó dos goles más antes del descanso, el segundo de Negredo, tras taconazo de arte de Villa, y un golpe franco de Xavi. Y otro inmediatamente después. Lo sumó Ramos, en fuera de juego y en remate que pareció involuntario. Todo fueron pulgas para aquel perro flaco.

Y entonces hubo tiempo para todo. Para premiar a Cesc, el mejor suplente del planeta. Para asegurarnos a Thiago de por vida. Para complacer a la grada con Llorente, que jugó por bueno, no por riojano, aunque se fue sin marcar. Para otorgarle a Villa la oportunidad de estirar su récord hasta los 49 goles. Para dar fe de que salió Casillas, que le paró un zapatazo a Frick. Para probar a Xabi Alonso como lateral derecho. Como central comenzó y acabó Busquets sin que nadie preguntase por él. Tampoco lo hubieran hecho por Botía o Domínguez, cuyo debut queda pendiente. En esa cuesta abajo también fue el mejor Iniesta y Liechtenstein se expuso a una paliza de las que dejan cicatrices en el ránking FIFA. El set le pareció un mal menor y a Logroño le confortó.