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Lautaro Acosta

"Me negué a dejarlo todo; había luchado tanto..."

Educado, cercano, amable, sincero... El primer fichaje del Racing este verano nos abre su corazón en una entrevista donde repasa su vida, personal y deportiva. A pesar de su juventud, ya ha vivido las mieles de la victoria (Apertura, Oro en Pekín, Mundial Sub-20...) y la amargura de las lesiones.

Jaime Del Olmo
Actualizado a
"Me negué a dejarlo todo; había luchado tanto..."
nacho cubero

¿Quién es Acosta?

Nací en Glew, una pequeña ciudad de Buenos Aires cercana al centro. Crecí prácticamente jugando a la pelota con mi familia, formada por mis padres, mis dos hermanos que también juegan al fútbol y mi hermana pequeña, que es el ojito derecho de la familia y que juega al baloncesto; es la debilidad de todos.

¿Vivió una infancia feliz?

Sí, digamos que sin ningún gran lujo viviendo en un barrio humilde, pero feliz; nunca me faltó un plato de comida ni tuve necesidades, gracias a Dios.

O sea, que tampoco le recayó el peso de sacar adelante a su familia con el fútbol, algo muy habitual en Argentina

No, desde pequeño mis padres fueron muy claros, siempre priorizando los estudios. Decían que si no me iba bien en la escuela no jugaría al fútbol. Terminé muy bien los estudios, me gustaba tanto el fútbol que estaba obligado a sacar buenas notas en el colegio. Mis padres me repetían que lo seguro era estudiar, que si el día de mañana me pasaba algo jugando y apostaba todo al fútbol podía perder mucho. Por suerte me inculcaron eso, no tuve ninguna presión pero siempre me gustó el fútbol.

¿Algún familiar también fue deportista al más alto nivel?

Mi hermano juega en la Segunda B argentina, cobra un sueldo, pero es Segunda B Jugó dos partidos en Lanús en Primera y después bajó. El más pequeño, de 16 años, está también en las categorías inferiores de Lanús; dicen que es el mejor de los tres (risas)...

¿Recuerda cuándo y quién le regaló su primer balón?

Sí, mis padres a los seis años en el Día del Niño, que es la segunda semana de agosto y se festeja muchísimo en Argentina. Lo recuerdo bien porque era un "Tango". No me gustaba mucho porque era muy duro para mi edad, prefería otras pelotas más ligeras o de goma, porque a la otra no podía casi darle patadas (risas) Me la regalaron con todo su cariño; al principio bien pero era muy dura. Claro, tener un "tango" era algo muy preciado allá, y más para nuestra situación económica. Fue un regalo para mí y mi hermano.

¿Quién le descubre para Lanús?

Me ven dos dirigentes actuales del club jugando con el Glew al "baby fútbol" de cinco contra cinco en sala con nueve años. Me llevan al club pero como vivía a unos 45 minutos en coche y estaba centrado en los estudios, no iba todos los días a entrenar, sino dos veces por semana. Me llevaban mis padres pero trabajaban y pronto me dejaron claro que lo principal era la escuela. Me apretaron mucho pero cumplí con ellos, completé todos los estudios hasta la universidad, e incluso el último año de Bachillerato yo ya estaba en Primera, entrenando y haciendo la pretemporada con Lanús.

¿Qué tal la experiencia en Lanús, donde ganó con ellos el único título de su historia, el Apertura de 2007?

Increíble, ganar con un equipo modesto como Lanús, que siempre estaba del décimo puesto hacia abajo en la tabla, promociones... Fue maravilloso, una ciudad entera volcada con nosotros, no lo olvidaré nunca. Es como si el Racing de repente gana la Liga, por compararlo con algo cercano.

Ese año fue inolvidable, ya que con Argentina gana el Mundial Sub-20 en Canadá

Fue todo junto. Ya estaba jugando de titular, marqué el gol que nos clasificaba para la Olimpiada de Pekín, ganamos ese Mundial Mira que ese título fue hermoso, pero lo más lindo fue el Apertura con Lanús, sobre todo a nivel de la ciudad, le doy más valor. Yo soy de allí, querían ponerle nuestros nombres a las calles, un monumento a cada uno Lo de la selección fue algo más grande, con Messi, Riquelme, Kun, Di María, Gago, Banega, Garay, era otra magnitud.

¿El Apertura fue más grande que la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín?

Bueno, también fue impresionante. En Argentina no se ve como si fuera algo equiparable a ganar un Mundial, pero ahora es cuando lo valoras. Hablando con otros deportistas olímpicos de Argentina, que muchos luchan cuatro años de forma incansable para ese momento, ver que tengo una medalla de oro, sí es increíble.

Llegó ese verano y el salto a Europa de la mano del Sevilla. ¿Cómo se gestó el fichaje?

Todo jugador argentino ve normal progresar en su país, formar una buena base y cuanto antes salir a Europa; algunos lo hacen pronto y otros más tarde, en mi caso no tenía problema en hacerlo en cualquier momento, me sentía preparado y con ganas. Después de salir campeón con Lanús y jugar la Copa Libertadores, me compra el Sevilla y me convocan para la selección olímpica. Juego en Pekín, llego al Sevilla, juego bien tres partidos, pero al cuarto contra el Stuttgart en la UEFA me rompo el tobillo y ahí empieza la pesadilla

¿Qué es lo que sucedió, había sufrido lesiones antes?

No, en Argentina no tuve nunca ni un esguince, ni uno En principio era una torcedura, tenía que jugar sí o sí contra el Valencia porque Luis Fabiano y Kanouté estaban lesionados; sufría un edema óseo, el tobillo muy hinchado, muy mal. Deciden inyectarme factores de crecimiento sin estar curado; no podía ni pisar, era una locura. De diez días pasó a un mes; no respondía, tres meses, no respondía Hubo más tratamientos con otras inyecciones, me acuerdo que volví en las semifinales de Copa contra el Athletic. Marqué, todo muy bien, pero a la semana vuelvo a recaer del tobillo Ondas de choque, una operación que salió mal Empiezas a darle vueltas a la cabeza, corticoides, fueron mal, y decidimos optar por lo último, la cirugía abierta al año de la lesión.

Ese tiempo fue durísimo. ¿Cómo lo superó?

No estaba preparado, ahí me di cuenta que no estaba maduro. Ahora sí, aprendí un montón de cosas, como valorar el día a día en los entrenamientos. Antes no lo daba valor, era algo normal, rutinario. Hoy me doy cuenta de lo vital que es, porque estoy cansado de entrenarme en un gimnasio subido a una bicicleta con un 'fisio' aparte. Fue una pesadilla que por fortuna ya pasó.

¿Quién le ayudó a no tirar todo por la borda?

Mi familia fue incondicional. Sobre todo porque no había plazos médicos, no sabían si iba a poder volver a jugar. Te planteas cosas, coges miedo, esa incertidumbre de no saber qué pasará. Si te dicen que en un año estás, no pasa nada, trabajo para ese objetivo, pero no fue así. No sabían cuándo me recuperaría y tenía mucho miedo. Mis padres no me dejaron solo, me llegaron a decir que lo dejara todo y volviera a Argentina, pero obviamente les dije que no; había luchado tanto por esto Tenía la esperanza de que se solucionara todo y a los 15 meses pude volver. Todos tenemos problemas, la cuestión es saber superarlos. Lo he pasado muy mal, no se lo deseo a nadie; luego vinieron otras lesiones, el físico lo siente y hoy por hoy aún me cuesta coger ritmo.

El Sevilla pide resultados al momento y ahí se le cerró la puerta de la continuidad

Exactamente. Juego tres partidos más, y luego contra el Espanyol me desgarro A los 20 días vuelvo contra el Atlético y otra roturita en la otra pierna; eso me cerró otro año más. Yo necesito continuidad, en el Sevilla piden resultados y estando mal físicamente no los puedo dar, estaba claro.

Llega este verano y Marcelino es el nuevo entrenador. ¿Le hace ver pronto que no cuenta con usted?

No, estudió las opciones que tenía y luego me lo dijo al final del 'stage' de pretemporada. Me comentó que tenía muchas alternativas y que iba a jugar poco, incluso menos que el año pasado. Me lo dijo muy bien, fue de frente, que es lo que yo quería, y en ese momento me puse a buscar equipo, aunque yo ya lo intuía por los compañeros que había. Yo necesito jugar y lo comprendí a la perfección. El club me dejó claro que confía en mí; si vuelvo y ellos quieren firmaré por dos años más.

¿Cómo le llega el interés del Racing en ficharle?

A pesar de que tenía ofertas de fuera, quería quedarme en la Liga. El Sevilla me comentó que el Racing necesitaba dos delanteros y que aquí iba a tener continuidad. Me dijeron que me iban a seguir esperando que regresara el año que viene, que apuestan por mí. Mi padre, el presidente, Monchi y luego Marcelino me convencen de que esta era una buena opción. Hablé con compañeros, me dijeron que era una ciudad espectacular, un gran grupo...

¿Los problemas económicos le hicieron dudar de venir a Santander?

No. Sé que el Racing es una apuesta de futuro, que iba a venir a jugar, a echar una mano al club y viceversa.

¿Nota la presión a la que está sometido, que de apenas no jugar pasará a ser un fijo?

No. Sé que había dificultades para completar la delantera, pero tanto el club como la gente me han apoyado desde que llegué, sabiendo lo que pasé con las lesiones. Todos me han recibido de una forma maravillosa.

¿Con quién se lleva mejor?

Con todos, desde los más jóvenes hasta los más veteranos. Quizá algo más con Ariel por ser argentino y con Stuani, pero el éxito de este equipo es la unión de todos, quedó demostrado en Mestalla. Jugamos como un gran equipo.

¿Y con Cúper? ¿Está cómodo de delantero centro?

Muy bien, estoy cómodo ahí. Tanto él como 'Fanta' transmiten las ideas muy claras y eso al jugador le sirve mucho para saber lo que tiene que hacer.

Lo de Mestalla fue llegar y besar el santo, hasta que le aguantaron las fuerzas...

Sí, estaba un poco cansado. En lo personal, sabiendo que tengo que mejorar muchas cosas, sobre todo en lo físico, estoy tranquilo. Tengo que estar más rápido y con más ritmo con la pelota, pero va bien.

¿Teme que su cuerpo no asuma la carga de partidos?

No, lo hablé con los médicos y los técnicos. Entienden que es fundamental regularse, más que nada al principio. Una vez coja el ritmo, para poder jugar todo. Lo fundamental es no lesionarme ahora, ir poco a poco. Tuve mucha carga en los isquios y ahora bajé la intensidad para ir con cuidado.