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TROFEO GAMPER | BARCELONA 5 - NÁPOLES 0

Una manita azulgrana para celebrar el Joan Gamper

El Barcelona tuvo un dominio abrumador durante todo el partido. Cesc anotó su primer gol, y le acompañaron en el festival Keita, Pedro y Messi, que marcó dos.

P. BARGUEÑO
Actualizado a
<b>BARCELONA 5 - NÁPOLES 0</b>.
BARCELONA 5 - NÁPOLES 0.REUTERS

Benditas sean las rotaciones, los experimentos, las probaturas imposibles -léase Cesc Fábregas de falso delantero-... si mantienen la esencia del proyecto. Esa puede ser una de las conclusiones que Pep Guardiola puede sacar del ensayo pre-Mónaco, un Trofeo Joan Gamper que hizo las delicias de los aficionados a pesar de que el once inicial fue, cuanto menos, peculiar.

Guardiola montó un equipo con Fontás de central, Montoya de lateral derecho, Thiago junto a Cesc, Kiko Femenía... con toda la intención del mundo. El técnico catalán es consciente de que cada año su equipo, su estilo y su sello son más conocidos por los rivales, pero si ante éstos cambia continuamente de armas, será más difícil derrotarle.

El Barcelona comenzó cómodo, mandando sobre el terreno de juego. Había cierta ansiedad por Cesc, para que anotara su primer tanto en su regreso, y ya en el minuto ocho avisó el catalán con un amago de vaselina.

¿Y el Nápoles? El conjunto de Mazzarri, tercero en el último campeonato italiano, montó un dispositivo de choque atrás, con Cannavaro, Campagnaro, Britos... pero sobre todo, con una dupla atacante de primer nivel: Lavezzi-Cavani. Precisamente al uruguayo le anularon un auténtico golazo de chilena por un fuera de juego de Hamsik, bien visto por Álvarez Izquierdo.

El conjunto italiano se dedicó durante casi toda la primera mitad a correr detrás de la pelota, mientras Iniesta y Cesc iban pergeñando sus travesuras con el esférico. En el 18 de juego, Villa dejó pasar astutamente el balón para habilitar a Fábregas, que mandó el balón fuera en una clara ocasión de gol.

En el minuto 26 llegó el primer gol azulgrana. Adriano dejó atrás a Miguel Britos con una bonita bicicleta, centró desde la línea de fondo y Cesc anotó su primer gol con la camiseta del Barcelona. El Nápoles seguía sin encontrar su sitio en el Camp Nou, pero tuvo tiempo de inquietar a Pinto con una cabalgada del eléctrico Lavezzi, que dejó en evidencia a Fontás.

Los últimos compases de la primera parte fueron un aviso para navegantes: Iniesta y Cesc juntos pueden dinamitar cualquier partido. El albaceteño dio un pase magistral a Keita en el minuto 30, y el malí remató de cabeza sin que De Sanctis pudiera hacer nada. Y Cesc, poco antes del final de la primera parte, regaló a la parroquia culé un pase milimétrico, vertical y preciso a Villa, que si afina el punto de mira esta temporada se puede hinchar.

En la segunda parte, Guardiola dio entrada a Isaac Cuenca, Pedro y Jonathan dos Santos, pero el espíritu del Barcelona permaneció inmutable. Otros actores, misma película. Entre ellos, Pedro, que comenzó un festival de balones al palo con un derechazo imposible. El canterano Cuenca lo continuó, desde fuera del área, y el mismo Pedro, en el rechace, estrelló el balón por tercera vez en el palo en un minuto.

Como era de prever, Cesc fue sustituido, y entró en su lugar Messi (minuto 56). El argentino no tardó en cobrar protagonismo. En el 62, el argentino golpeo de manera magistral un lanzamiento de falta, y allí estaba Pedro, rapidísimo al rechace, para certificar la goleada azulgrana. Más y más cambios en la escuadra de Guardiola (Busquets, Abidal, Mascherano) no frenaron las ganas de continuar un rondo sobre 107 metros de longitud.

Con una posesión insultante -teniendo en cuenta la entidad del rival, que juega Champions-, el Barcelona sonrojaba una y otra vez a un Nápoles sin ideas, lento en defensa, inseguro al corte... muy falto de rodaje. Pero todavía faltaba la aportación personal de Leo Messi, que llegó primero tras una jugada coral, y luego, tras un pase de Keita. Con tantas alternativas en la plantilla, el argentino es uno de los pocos titulares fijos.

El Barcelona alzó el Gamper, pero sobre todo, obsequió a Guardiola con un dulcísimo problema: ¿cómo confeccionar un once con tantas alternativas?