Arsenal y Barça tratan de cuadrar agendas

El fichaje de Cesc, culebrón por antonomasia de los últimos veranos, está cerrado. Tan solo falta darle cariz de oficialidad y en eso están Arsenal y Barcelona. El conjunto gunner aceptó la última propuesta azulgrana (que asciende a 34 millones de euros fijos, cinco de los cuales los paga Cesc de su bolsillo, más otros seis variables) y ahora ambos clubes buscan el momento que mejor sirva a sus intereses para anunciarlo.

Por si quedaba alguna duda, a última hora de la tarde de ayer, Arsène Wenger pronunció unas palabras que, a buen seguro, supieron a gloria para más de uno, entre ellos Cesc: "Esperamos que lo de Fàbregas se solucione muy rápido en una dirección u otra. Es muy difícil hablar de los posibles traspasos de nuestro equipo. Estamos en una situación en la que tenemos que adoptar decisiones de una manera u otra. Lo que queremos es que todo esto se resuelva antes de que comience la temporada".

Generoso.

Lo cierto es que Cesc ha tenido un papel fundamental para que la operación haya terminado cristalizando: el centrocampista ha renunciado a cinco millones de euros, los que corresponden a cada uno de los cinco años que firmará con el conjunto azulgrana. El Barça valora muy positivamente el gesto y, por ello, premiará al futbolista con el dorsal número cuatro, hoy en posesión de Thiago.

Con la operación cerrada ahora solo queda oficializarla. En Barcelona se hablaba ayer de que, en el caso de que se anunciara el fichaje hoy o mañana, Cesc podría viajar a Madrid con el equipo para hacer piña de cara a la Supercopa. De otro lado, hay quien dice que el club quiere guardarse la carta de su anuncio para el lunes por si se da un resultado adverso en el Bernabéu. En cualquier caso, Cesc ya es culé.