Bielsa modela el Athletic con método y jerarquía

La erupción del volcán chileno Puyehue arruinó la presentación que se quería haber hecho de Marcelo Bielsa en Bilbao el pasado 10 de julio. La nube de ceniza canceló el vuelo que debía trasladarle desde Argentina y dejó a los hinchas con un mohín de desesperación. Les compensó a la vuelta de la concentración de Oliva, donde sí se incorporó al grupo. Su primer día en Lezama fue tremendo: miles de personas alrededor del campo de entrenamiento y él dando la vuelta al terreno de juego acompañado de un niño. ¿Cómo llegó hasta allí el chaval? Pidió un autógrafo a Bielsa cuando el argentino salía del vestuario y el entrenador le dijo que si quería caminar con él.

Ese gesto le metió en el corazón de los aficionados, que desde entonces acercan a los niños al técnico como si tuviera poderes. Primera batalla ganada. La siguiente va con la plantilla, a la que quiere trasladar un método novedoso y a la que pretende inculcar un sistema de juego muy diferente al practicado por el equipo durante los cuatro años que ha tenido a Caparrós al frente del banquillo.

Bielsa, de puertas hacia fuera, apuesta por el toque, por la circulación, por la velocidad, por la presión adelantada. Eso, traducido al día a día que se vive en la caseta, se consigue a través de método y jerarquía.

Método para sacar el máximo partido a unos entrenamientos en los que necesita de dos campos para colocar todos los artilugios (picas, muñecos, porterías, cintas elásticas...) y jerarquía para dejar claro quién es el que manda porque todo queda bajo su área de influencia. Es su apuesta por brillar en Europa, su asignatura pendiente.