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Amistoso | Tottenham 2 - Athletic 1

Londres da el primer susto

Un mal inicio en la segunda mitad marcó el choque. Los leones siempre dieron la cara y lucieron su gusto por el balón. Iraizoz paró un penalti

<b>MUY OBSERVADO. </b>Llorente, en la imagen defendido por Dawson, recibió una atención especial por parte de una afición que sabe del interés del Tottenham por ficharle.
MUY OBSERVADO. Llorente, en la imagen defendido por Dawson, recibió una atención especial por parte de una afición que sabe del interés del Tottenham por ficharle.

Las derrotas siempre llegan. También en pretemporada, que es donde ha caído la primera de los rojiblancos bajo el mando de Bielsa. Habrá quien lo vea lo de Londres como un toque de atención, otros hablarán de baño de humildad y otros hasta como una tarde de mala suerte. Da igual. Todos tendrían su parte de razón.

Lo cierto es que el equipo estuvo durante gran parte a la altura de lo que demandaba el choque, que para el Tottenham se anunció como ensayo general para lo que le espera a partir del próximo fin de semana, cuando abrirá la Premier contra el Everton. Dio sin avisar (Ander Herrera rozó el gol en el primer minuto) y fue el que más quiso tener la pelota. Una buena argumentación en la cita con más exigencia de la pretemporada.

En la primera mitad los rojiblancos encontraron la forma de tener mejor presencia que los londinenses. Incluso cuando los iniciales desajustes en la zaga rojiblanca, donde Javi Martínez y De Marcos compartieron puesto de central izquierdo y lateral, permitieron alguna alegría de los locales. Fueron un par de cohetes sin demasiada pólvora. Y la poca que tuvieron en la hora del té la apagó un acertado Iraizoz.

El Tottenham quiso ir hacia arriba tras una internada de Lennon, pero el Athletic no perdió el sitio, no rebajó la presión y continuó con su querencia por manejar por debajo. Bielsa, más activo que en otras ocasiones, también vio en la experiencia británica una oportunidad de oro para perfeccionar lo que trabaja diariamente en las instalaciones de Lezama. Así que pegó más de un grito para azuzar la presión y, sobre todo, demandar movilidad a sus hombres de creación cuando la pelota era del Athletic. Fue especialmente incisivo con la intervención de Iturraspe, al que siempre quiso poner en la línea de pase de sus compañeros.

El primer round se decidió con un remate de San José tras una falta botada con extraordinario temple por Gabilondo, que es de los que no falla a balón parado. En la última acción se vio a Llorente pelando en área propia una recuperación cuando el equipo estaba descompensado.

Tres centrales. Redknapp, en el vestuario, debió de tirar a los suyos de las orejas porque los Spurs salieron picados en su orgullo y con tres pesos pesados como recambio: Defoe, Bale y Crouch. Les quitó el té y les ofreció cerveza. Y actuaron como un martillo pilón porque en siete minutos dieron la vuelta al resultado. El partido lo empató Crouch cazando un balón de Bale que llegó con lazo de regalo y la voltereta la firmó Defoe, una guindilla que encima tiene remate.

El vendaval cogió en pañales a los rojiblancos, que estaban de reorganización, colando a Gurpegi entre la línea de los centrales para compensar la dinamita que metían Crouch y Defoe. El 2-1 fue una bofetada en todo lo alto. La grada empezó a corear sus canciones más entrañables, los hinchas pedían que la ola mexicana no cesase nunca... ¡Uff! si uno se va del partido en esas condiciones le meten cuatro.

El Athletic tenía que volver a empezar y se quiso reinventar con una zaga de tres centrales (Gurpegi ya era definitivamente uno de ellos) y tratando de volver a ponderar los argumentos futbolísticos que le habían permitido estar por encima del Tottenham durante tantos minutos. Iraola y Aurtenetxe ejercieron de laterales con recorrido, Toquero echó una mano como segunda punta... pero no había comodidad en las acciones ni claridad de pensamiento.

Pese a eso, todo pudo cambiar con un remate al larguero de Llorente y un segundo intento de Aurtenetxe, que marchó fuera por poco. Aunque, eso, sí, el que tuvo la espada de matar fue Kranjcar, con un penalti inventado tras chombo espectacular de Lennon. Se lo paró Iraizoz, que poco después hizo otra buena intervención ante el mismo al que había birlado el penalti.