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amistoso | hertha 1 - real madrid 3

Benzema marca su territorio

El francés, letal con dos goles ante un Hertha más rodado que se adelantó pero que no pudo contener a un buen Madrid que sigue contando sus partidos por victorias. Otro gol de Cristiano.

<strong>DOBLETE DE BENZEMA.</strong>
DOBLETE DE BENZEMA.

Es el fútbol de verano. Trae ilusiones, críticas y análisis tal vez demasiado sesudos. Trae caras nuevas y rivales a veces exóticos, a veces míticos; a veces con ritmo de competición y a veces en chanclas y con la marca del bañador en el muslo. Hubo una época en la que era algo casi clandestino, entrenamientos con público y goles que sí subían a marcadores electrónicos. Clac, clac. Después tuvo una eclosión casi cargante en lo que todo se televisaba y se escrutaba con lupa. Y ahora vive una nueva era en la que los grandes se reparten entre giras recaudatorias (Asia, América...) y carteles de lustre en el continente europeo. Unos partidos ofrecen horarios extraños, rivales felices por salir en la foto y público en versión fenómeno fan. Los otros tienen la ventaja de un sabor mucho más añejo y robusto a fútbol del de siempre, del de verdad.

Y ese era el caso del partido, del triunfo, del Real Madrid ante el Hertha de Berlín. Rival recién ascendido pero con tradición, nombre, entrenador sugerente (Babbel) y un estadio al que se le caen pedazos de historia de los bolsillos. Con muchas miradas en las gradas y muchos ojos en los televisores, se trataba al fin y al cabo de uno de esos partidos que no dan pereza, que los jugadores quieren ganar. Y el Real Madrid lo ganó y dejó una saludable imagen, un retrato veraniego pero bastante aproximado de lo que quiere Mourinho que sea, de lo que fue en sus mejores momentos de la campaña pasada: un bloque agrupado, sólido y con dinamita en ataque. Y con resistencia física, buen apunte, ante un rival que está a menos de una semana de la competición oficial.

A las buenas noticias que van espolvoreando el recorrido estival del equipo se unió en Berlín el Benzema de las mejores ocasiones, el que deja trazas de delantero imperial. El francés sobresalió mientras al mismo tiempo, casualidad o no, Agüero llegaba a las oficinas del City y cuando continúan los debates (que son como el chiringuito y el after sun, puro verano) en torno al '9': Adebayor, Morata, Neymar, todos, ninguno. Benzema se movió por todo el ataque combinando e intercambiando posición con Callejón (otra vez fino), Özil (demasiado intermitente) y Cristiano (rabioso de puro hambriento, no sabe jugar de otra manera). Cuando el Real Madrid entró en calor, rozó el gol en dos disparos, uno con cada pierna y tras buenos destellos técnicos. Después marcó dos goles con dos precisas definiciones llenas de soltura tras buenas asistencias de Callejón y Khedira, que robó muy arriba y encontró el hueco en un boceto de lo que puede ser y pocas veces fue durante la pasada temporada.

Antes de los goles de Benzema, Cristiano cumplió con su cita con el gol (quinto en cuatro partidos) con un lanzamiento de falta majestuoso. El portugués es un arma de destrucción masiva pero como eso no es noticia conviene más quedarse con el buen trabajo de Coentrao como escudero de Xabi Alonso en el doble pivote o con, en el lado negativo, los despistes defensivos de la primera media hora, cuando el Hertha cerraba bien los espacios atrás y soltaba latigazos dirigidos por Ramos. Así marcó Ebert, muy sólo en el área. En ese arranque el Real Madrid estuvo pastoso a la hora de encontrar huecos, sin juego en bandas y embutido en pocos metros y entre muchos rivales. Después llegaron la solidez atrás, la jerarquía de Xabi y la dinamita en ataque: el Real Madrid que quiere Mourinho.

Otros análisis (y algún examen) quedarán para otra ocasión. Varane jugó la segunda parte de lateral derecho pero no se vio exigido. Los canteranos (Casado, Nacho, Adán...) tuvieron minutos y Kaká, un trabalenguas a veces indescifrable en este equipo, jugó la media hora final sin dejar noticias, ni buenas ni malas. El partido languidecía en pleno carrusel de cambios y el brasileño, otra vez, se adaptó a ese ritmo sin subir las revoluciones. Así murió el juego en el último tramo sin que nadie -y cuesta no señalar a Kaká, necesitado de ánimo, fuelle y duendes- se saltara el guión. Quedó el triunfo del Madrid, buenas rachas colectivas entre el último tramo del primer tiempo y el arranque del segundo, un golazo de Cristiano y movimientos señoriales y efectivos de la mejor versión de Benzema. Y eso sí se puede considerar una muy buena noticia.