El Cairo añora al 'canaya' Fontanarrosa

La comitiva fúnebre ascendió por la calle Cordiviola hasta encontrarse con la platea del Gigante de Arroyito, en la que Roberto Fontanarrosa tanto disfrutó y sufrió con su Rosario Central. Entonces los cientos de canayas (con y como él escribió) que escoltaban con su zamarra auriazul el féretro del Negro estallaron en una ovación cerrada.

Cuatro años después de su adiós, "El Cairo no es lo mismo sin él", afirma un camarero. El Cairo, esquina de Sarmiento y Santa Fe, entronca con una tradición de locales emblemáticos cuya delantera formaría junto al madrileño Café Gijón, el lisboeta A Brasileira, el neoyorkino White Horse Tavern o el habanero Floridita. Nacido en los 40, la llegada del griego Nicolás Tzovanis revitalizó El Cairo en 1952. La cercanía de las redacciones de los diarios La Capital, La Tribuna y Democracia garantizó el bullicio perpetuo. Uno de los habituales, Roberto Fontanarrosa, "se instaló pacíficamente" en una mesa donde departía diariamente con un grupo de amigos. El Pelado Reinoso, un habitual, conducía un programa de radio que solía iniciar diariamente diciendo "pasé por La Mesa de los Galanes, en El Cairo...". Así quedó bautizada la mesa y más tarde un conocido cuento de Fontanarrosa.

Muchos galanes se sentaron a la Mesa, pero en el once titular eran fijos Fontanarrosa, Chiquito Martorell, Negro Centurión, Pitu Fernández, Colorado Vázquez, Reinoso, Belmondo Perassi, Peruca Castillo... La Mesa tiene las patas de cuatro colores diferentes. Un código cromático que divide Rosario. Al oeste, el rojo y negro de Newell's. A Oriente, el auriazul de Rosario Central. Leprosos y canayas, como puntualizaba Fontanarrosa, compartían mesa, pero había mayoría de Arroyito. Sólo Belmondo y Chiquito jugaban en casa el Parque.

La temática, "boludeces", para Fontanarrosa, eran fútbol, política y minas (mujeres). Negro acudía acompañado de algunos rostros conocidos. Futboleros como Pedro Aldo Poy, leyenda de Central y autor del mítico gol canaya de palomita (chilena) con el que derrotó a Newell's el 19 de diciembre de 1971, fecha que titula otro cuento del Negro. En el libro de honor de El Cairo la dedicatoria de Poy reza: "Gracias por una particular velada". Páginas atrás, Miguel Ángel Russo, actual técnico de Estudiantes, agradece "la calidez de la compañía".

Técnico galán. El día que Menotti confirmó su fichaje por Central, Fontanarrosa lo celebró porque "fichamos un entrenador y un galán por el mismo precio". El Flaco elevó el tono futbolístico de la mesa. El Negro leía a Panzieri y Pepe Peña y transpiraba argentinidad. Uno de sus personajes de cómic, la adivina rosarina Hermana Rosa fue 'contratada' por Clarín como articulista durante el Mundial de EE UU en 1994. En un principio lo iba a hacer para el diario colombiano El Tiempo de Bogotá, pero fue incapaz de traicionar a la albiceleste.

Su odio hacia Newell's lo resume una anécdota que solía contar él mismo: "Siempre duermo hasta el mediodía. Mi esposa sólo me despertó dos veces en mi vida antes: la primera, el día del desembarco de las Malvinas. La segunda, para informarme del fichaje de Maradona por Newell's. No sabría decir qué fue peor". Sin embargo, El Pelusa sólo jugó cinco partidos con la lepra, para su regocijo: "Pareció que iba a ser muy grave, pero fue como si el más encarnizado de tus vecinos se compra un Rolls y no lo puede sacar del garaje".

Los equipos españoles eran bienvenidos a la Mesa de los Galanes. Con Joan Manuel Serrat llegó el Barcelona, mientras Joaquín Sabina invitó al Atlético. A Fontanarrosa, apasionado conversador, disfrutaba "con Valdano, Menotti, Perfumo y Quique Wolff. Son quienes mejor transmiten sus vivencias de jugadores a la gente".

Hoy, como cada 19 de julio desde el 2007, se celebra el Día del Amigo Canaya en honor a Fontanarrosa. El Cairo recibirá más visitas que de costumbre y el Negro sonreirá desde allá arriba, en la tercera platea.