'Milonguita' Heredia
"Benito pegaba como un señor. Los salvajes eran McQueen y Fernández"
"Era un fútbol áspero con su épica y así lo entendíamos nosotros", recuerda este cordobés que hoy muestra orgulloso sus heridas de guerra de aquellos años 70.
¿Le ha dado muchas patadas la vida Milonguita?
Alguna. Disfruto de mis cinco nietas, vivo tranquilo en Córdoba y peleo con esta rodilla de acero que me da algo de lata.
¿De acero, dice?
Me operaron del menisco, se me gangrenó la herida y al final me salvaron la pierna implantándome una rodilla de acero.
¿Por qué lo de Milonguita?
Por mi padre, gran regateador, que decían que milongueaba a los rivales. Él fue Milonga y yo Milonguita.
¿Llegó lejos Milonga?
Debutó a los 16 años con Argentina, pero aún era mejor persona que jugador. Yo solía darle lo que cobraba en Belgrano para comprar ladrillos y cosas para nuestra humilde casa. Pasaba el tiempo y noté que la casa no avanzaba... Y un día llegó en un Renault kilómetro 0 que me compró.
¿Cómo llega al Barcelona?
Yo jugaba en Central. Mandaron a Rodri a por un delantero y fue a ver el San Lorenzo-Central. Ellos ganaban todo y pensaría que en San Lorenzo iba a pescar seguro. Perdimos 4-1, pero hice buen partido. Marqué y trabajé bien. El domingo Rodri vino a verme a Rosario. Ganamos 7-0 a Independiente y marqué tres. Llegó y me dijo: "Más que los goles, me gustó tu fuerza y velocidad".
Y se lo llevó a Barcelona...
No. El lunes, que no se entrenaba, me mandaron a buscar a casa. Entré y vi al presidente con tres señores con corbatas y puro. Bogossian, primer empresario de jugadores en Argentina, me dijo: 'Han venido dos veces a por ti'. El club les dijo que podían llevarse tres jugadores, pero no a mí. Labruna no me dejaba ir, pero cuando vi el contrato... Soy de una familia muy humilde.
Y entonces sí, a Barcelona.
El vicepresidente de Central no quería darnos el porcentaje que nos correspondía. Me amenazó, pero Montal me dijo: 'Firma, le descuento el porcentaje al pagarle'. Fue un señor.
Usted jugó en el Oporto y en el Elche, antes de hacerse con un puesto en el Barcelona.
Llegué con 20 años, tenía que adaptarme. Dos años después estaba listo para el Barça.
¿Cómo le recibió Michels?
Magníficamente. Fue el técnico que cambió el concepto del fútbol del Barcelona. Quien nos hizo pasarlo mal fue Weisweiler.
Explíquese.
El día que se presentó, nos advirtió: 'Soy un enamorado del fútbol sudamericano, no de sus jugadores'. Sotil, Marinho y yo nos miramos. Además apartó a los mayores: Sadurní, Torres, Rifé No jugábamos. Entré porque se lesionaron dos compañeros ante Las Palmas y anoté dos goles.
Cruyff tampoco aguantó mucho a Weisweiler...
Lo echaron por un partido en Sevilla. Perdíamos 1-0 y desde que nos marcaron, Cruyff y yo les arrinconamos en su área. Johan me dijo: 'Entra que te la pongo'. Rondaba el gol, pero Weisweiler nos sacó a los dos ¡por un volante derecho y un defensor! Cruyff le escupió y le llamó 'hijo de p...'. En el vestuario, el alemán se encendió un cigarrillo, entró González, el delegado, y Johan le dijo: 'Lo digo una vez y no lo digo más. Si sigue Weisweiler, Cruyff no juega'. El miércoles apareció la Comisión, nos sentó en círculo y nos dijeron: 'El entrenador va a hablar'. Y Weisweiler habló: 'Suerte vida deportiva, suerte vida privada'. Comenzó a saludar a todos: Neeskens, Krankl... Hasta llegar a Cruyff. Le tendió la mano y Johan cruzó los brazos. El alemán no retiró la mano ni Johan se la estrechó. El domingo nos autogestionamos y ganamos a la Real Sociedad 2-0.
Cruyff era tremendo...
Johan tenía carisma y era un grandísimo compañero. Te pongo un ejemplo. Él cobraba un millón de dólares de Puma, además de un porcentaje sobre lo que se vendía gracias a él. Le tocaba renovar y le dijo a Puma: 'Quiero un millón y medio y tres contratos más'. Eran para mí, para Migueli y... no recuerdo el otro. Le dijeron que no podían. Entonces Johan llamó al mánager y le ordenó: 'Que salga en la prensa una información diciendo que Cruyff está a un paso de Adidas'. Salió y al día siguiente Puma nos firmó a todos. Se jugó su plata para que ganásemos todos. E hizo que los jugadores cobrásemos por conceder entrevistas o por salir en fotografías.
Decía que Michels cambió el concepto de juego.
El plantó la semilla del actual Barcelona. Tocar, atacar, participar todos Es el fútbol de Michels. Nos hacía trabajar en bloque. Íbamos y veníamos todos. Por eso cuando ficharon a Riquelme dije que no triunfaría. Román es lento y vago. No le gusta trabajar. No marca, no corre. En Boca juegan para él. Pero allí se encontró a Van Gaal y a Rijkaard. Y con holandeses o trabajas o no juegas.
Dirigía un holandés, Michels, mandaba otro, Cruyff.
No, para nada. En ese Barcelona había un cacique, el entrenador, y once tipos que trabajaban para todos. Por eso triunfa este Barcelona. Todos suman. Y por eso no lo hace Argentina. En la albiceleste hay once caciques. Cada uno a lo suyo.
¿Qué recuerda de sus duelo con Goyo Benito?
Uuuhhh. Cuando jugábamos Barcelona y Real Madrid se decía que jugaban Heredia contra Benito. Cómo pegaba, Dios mío. Con Michels teníamos ensayado que uno entraba al primer palo, dos al medio y uno al segundo. Benito se te metía detrás, te pisaba los talones y te sacaba las botas. Nos pegábamos mucho, pero nunca ninguno le decíamos nada al árbitro, nunca pedimos tarjetas para el otro. Nos sacudíamos, nos levantábamos y a jugar. Dentro de lo que nos pegamos, Benito era un señor. Nunca hablamos en la prensa Había códigos.
Otros que pegaban sin ser tan 'señores' eran Aguirre Suárez, Ovejero, Fernández...
La defensa más dura contra la que he jugado nunca fue la del Granada de Aguirre Suárez y Fernández. El uruguayo lesionó a Amancio. Iban a romper piernas, a quebrar huesos. Yo daba un codazo o un cabezazo al ir al remate arriba, pero no ir a lesionar... Eso sí, el Aguirre Suárez de España era bebé de pecho comparado con Estudiantes.
¿Pegaba menos?
Aquí los delanteros tenían más agallas. Estaba Santillana, el Lobito Diarte, que sabía kárate, estaba yo No era el Aguirre Suárez argentino.
¿Recuerda alguna entrada?
Una de Ovejero cuando jugaba en el Zaragoza. Tiran un centro y veo que Krankl, gran futbolista, pero cobarde, se queda. Salgo corriendo y me tiro en plancha. Estaba a punto de cabecear a gol cuando Ovejero se tira sin posibilidad de llegar a la bola y lanza una patada de chilena que me da en la frente. Me dieron nueve puntos. Me vendé y salí a jugar.
Fue sólo un día, ante el Espanyol. Sus centrales, De Felipe y Glaría, no eran pegadores, pero se pegaban como estampitas. Te empañaban la nuca. Tenía que hacer algo y me acordé de Estudiantes de La Plata y los alfileres. Conseguí cinco clavos, me vendé la mano y los cogí. Al llegar al campo, Neeskens me preguntó qué iba a hacer. Le dije que saldría con un clavo y cuando se me acercasen pincharía. Y Neeskens y Zuviría me pidieron otros. Todo porque Urruti, que en paz descanse, me dijo que Marañón tenía pánico a las infecciones, las heridas, el barro... Así lo hice. En un córner pinché a Lanza y me marcaron de lejos el resto del primer tiempo. Al descanso ganábamos 1-0. Al llegar al vestuario dejamos los clavos por si el árbitro nos registraba. Y al salir, me para: 'Heredia, dicen que lleva un clavo'. Y le dije: 'Soy carpintero, no futbolista'.
¿No volvió a utilizarlos?
Debía haberlo hecho con el salvaje de McQueen, un central de dos metros del Leeds que si le ponías a su madre delante, le pegaba. O con el Anderlecht...
¿Belgas violentos?
Unos carniceros. En la ida de la eliminatoria de la Recopa del 79 perdimos 3-0 y pegaron tanto que sólo faltó que abriéramos la boca para darnos en el paladar. Jugué en ataque con Rexach y Krankl, tan grandes jugadores como cagones. A Zuviría le dieron puntos, a Martínez le rompieron la rodilla, yo acabé hecho un cromo. En la vuelta Krankl marcó pronto, yo el segundo antes del descanso y Zuviría después. Hubo alargue y ganamos en los penales. Un partido histórico, por todo.
Usted dejó el Barcelona en 1980, cuando su antiguo compañero Rifé era su entrenador en el Barcelona.
Me enojé con él. Me utilizaba de 9 lejos del Camp Nou, para que me partiera la cara, y de volante en casa, para llevarle la pelota al 9. Me cansé y le dije: 'O soy 9 para todo o volante para todo'. Con los años me di cuenta de la equivocación, pero él tampoco obró bien.
¿Regresó a Argentina, no?
Sí, pese a recibir ofertas de allí, incluida una del Real Madrid. Pero después de jugar en el Barça, no podía ir al Real.
¿Sigue el fútbol español?
Disfruto de este Barcelona, el mejor de la historia. Me alegro que lo dirija Guardiola, capitán del equipo de Cruyff. Es la evolución natural. Y del Real Madrid me sorprende que un club con su señorío y donde ha jugado don Alfredo, tenga a Mourinho de entrenador. Ese técnico mancha la imagen del club.
¿Jugó en River, le dolió?
No, soy medio príncipe por mí sangre celeste de Belgrano.
Muchas gracias.
A usted por acordarse de mí. Salude a Tarzán Migueli y a Guardiola.
¿Saludo también a Benito?
Sí, pero si se acerca se llevará una patada.. Ja, ja, ja...