Fútbol | Aniversario
Cinco años del cabezazo de Zidane a Marco Materazzi
Este domingo 10 de julio se cumple un lustro de la histórica acción con la que el astro francés acabó su carrera futbolística en la final del Mundial de Alemania ante Italia.
Este lunes 10 de julio se cumplen cinco años de una de las jugadas más recordadas de la historia del fútbol. Zinedine Zidane puso punto final a su carrera de la manera más triste al ver la tarjeta roja directa en la final del Mundial de 2006, celebrado en Alemania, tras propinar un cabezazo en el pecho al defensa italiano Marco Materazzi de forma intencionada y sin balón de por medio.
Tras una provocación del jugador italiano, el astro francés respondió de esta forma, tan inesperada como inusual en él. El colegiado del encuentro, el argentino Horacio Elizondo, mandó a los vestuarios a Zidane antes de tiempo tras consultar con el cuarto árbitro, el español Medina Cantalejo.
Observando varias tomas del partido se puede ver como Materazzi le agarra en una jugada anterior y la discusión entre ambos justo antes de que Zidane cayera en la trampa y tumbara al defensa italiano con un golpe que nunca se sabrá donde iba dirigido. Se tiene certeza de lo ocurrido entre ambos, pero jamás se supo qué se dijeron.
El árbitro Horacio Elizondo, atento al desarrollo del juego en otra parte del campo, no vio la acción y tomó la decisión de expulsar a Zidane después de consultar con su cuarto árbitro, el español Medina Cantalejo.
Tanto la desmedida acción como la expulsión dejó con la boca abierta a todos los presentes en el Estadio Olímpico de Berlín. Una estruendosa pitada que duró varios minutos dio paso a los cánticos de los aficionados franceses situados en el fondo sur, que optaron por corear su nombre.
El seleccionador de Francia por aquel entonces, Raymond Domenech, señaló de forma irónica a Materazzi como figura del partido después de lo sucedido. El técnico galo añadió que la FIFA se había equivocado al designar a Pirlo como mejor jugador y calificó la expulsión de Zidane como "una pena" producto del inusitado protagonismo de Medina Cantalejo al "informar de algo que Elizondo no había visto".