Sólo Pernía se resiste al concurso de acreedores

Tensión, mucha. Soluciones, ninguna. Ése es el resumen más escueto de lo acontecido durante más de cuatro horas y media en la reunión a tres bandas, Racing-Dumviro-Gobierno de Cantabria, que se desarrolló en la mañana de ayer en El Sardinero. La nota oficial del club hablaba de que las tres partes, ante los incumplimientos de WGA, habían valorado "la situación jurídica y las alternativas que posibiliten la entrada de un nuevo inversor en la Sociedad. A los efectos, se elaborará, de forma urgente, una hoja de ruta con las actuaciones legales a seguir".

Sin decirlo, lo que deja claro la escueta nota oficial de seis líneas es que en la larga reunión habían sido incapaces de elaborar esa hoja de ruta y que, por eso, deberán hacerlo "de forma urgente". En realidad, hubo más reproches que otra cosa (empezando porque el Gobierno acusó a las otras dos partes de haber filtrado la celebración de la reunión) y quedó patente que cada una de las tres partes tira del Racing hacia un lado, con riesgo evidente de descuartizamiento.

Jacobo Montalvo, que acudió con dos letrados de Cuatrecases Abogados, quiere que se le inscriba en el libro de accionistas su demanda por impago contra Alí y, en la práctica, se considera de nuevo el máximo accionista y es el principal propagandista del Concurso de Acreedores. En la esquina contraria, los directivos del club, con Pernía y Bedoya a la cabeza y Deloitte a su lado, que no quieren apuntar nada de eso en el libro de accionistas, si no lo pide un juez y que se resiste, contra viento y marea, a solicitar el concurso en el juzgado. Y eso que se están quedando al límite del tiempo para eludir el descenso a 2ªB.

Gobierno. En el rincón neutral, de momento, el Gobierno de Cantabria (cuyo presidente, Ignacio Diego, ya delegó en el hasta ahora desconocido en la región Miguel Cabetas la solución de este quebradero de cabeza 48 horas después de ganar las elecciones), quiso dejar varias cosas claras: que no va a conceder, en ningún caso, un aval para solicitar el famoso crédito de ocho millones; que ni anima ni deja de animar a solicitar al club el Concurso de Acreedores; que no quiere ejecutar la opción de compra sobre las acciones de Alí y que, en cualquier caso, antes de ejercer ninguna acción quiere que las tres partes reunidas tengan muy claro quién es realmente ahora el máximo accionista de la entidad. Y no es el caso todavía. Montalvo levanta la mano y en los libros aparece Alí Syed.