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Copa América 2011 | Brasil 0 - Venezuela 0

Dos Brasiles, ningún Neymar

La canarinha se estrelló ante Venezuela. El crack de Santos estuvo perezoso.

Actualizado a
<b>SIN CHISPA. </b>Neymar, que completó un discreto partido, intenta controlar el balón  ante la atenta mirada de Robinho,.
SIN CHISPA. Neymar, que completó un discreto partido, intenta controlar el balón ante la atenta mirada de Robinho,.reuters

Brasil tiene una actitud demasiado contemplativa en ataque. Casi empalagosa. Sólo crea peligro real si enlaza una jugada centelleante. Si encadena un par de pases al primer toque para plantar a algún delantero ante al portero rival. Cuando le toca madurar la jugada, se pierde en una tediosa complacencia de estériles resultados.

Menezes está obligado a aumentar, por tanto, el nivel de agresividad ofensiva de su ejército de pianistas. Ayer Ganso apareció poco, Neymar estuvo perezoso cerrando las jugadas y Robinho sigue siendo un verso libre. El mejor fue Pato, que rentabilizó su trabajo a la espalda del vigoroso Vizcarrondo con un derechazo al larguero. Venezuela mostró buen talante. Descargó mucho el juego sobre Miku para salvar la presión en la medular y propuso cosas simples pero efectivas en ataque.

Jazz.

El paso de los minutos vino a confirmar que a este Brasil le va más el jazz que la samba. En este segundo tramo su partido fue grosero, por la vulgaridad con que se desempeñó. Con un amaneramiento más efectista que efectivo. Exceptuando la deliciosa exhibición de Pato pinchando balones llovidos del cielo. La desidia canarinha, sumada a la excelente organización venezolana, aniquiló cualquier tentativa brasileña.

Menezes endureció el semblante de su ataque con Fred, pero la indolencia de sus compañeros le condenó. Brasil no llegará lejos con ese fútbol ruin, vestigio, quizás de la oscura etapa de Dunga. Los canarinhos acabaron metiendo balones a la olla y olvidando llevar las pelotas a los espacios libres.

Dos tiempos, dos caras de Brasil. Cuando el reloj no le aprieta es un equipo de recursos ingentes para generar fútbol imaginativo. Pero si las urgencias apremian, se vulgariza y ofrece un perfil ramplón. Bien Venezuela. Aseada, solidaria y coherente.